La última vez que vi, y escuché, a Agustín García Calvo

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Charla de AGUSTÍN GARCÍA CALVO

“El dios Dinero, sin fe, no se sostiene”

A finales de mayo de 2008, Agustín García Calvo –fallecido repentinamente el pasado 1 de noviembre de 2012– llenó el Paraninfo de la Escuela de Idiomas, en León, invitado por la CNT a dar una charla que tituló ‘¿Quién vive?’. El escritor y pensador zamorano reflexionó sobre las posibilidades de rebelión contra la fe en el dios omnipresente que gobierna el mundo actual: el Dinero. Fue su última visita a León. El artículo que aquí se reproduce se publicó, en su día, en el periódico digital Peatom.info.

Por ELOÍSA OTERO

“Hay que luchar contra la fe, que mata los sentimientos y no deja sentir. Y hoy la fe es sobre todo la fe en el dinero. Sin embargo, aunque la fe es lo que nos impide sentir, uno también está condenado a tener fe para subsistir”. Sobre estos paradójicos paradigmas cimentó Agustín García Calvo la charla que impartió en León el pasado viernes [30 de mayo de 2008].

El viejo profesor, a sus más de 80 años, no ha abandonado el estilo dialéctico que le caracteriza, ni su indumentaria habitual: largos pañuelos, anillos en los dedos, dos camisas superpuestas, pantalones de pana, una coleta lateral en la que recoger sus cabellos blancos, o el gesto adusto con el que anima a pensar a sus interlocutores, espoleando sus neuronas y llevándoles la contraria siempre que puede. Aún así, Agustín García Calvo no busca sentar cátedra, aunque él mismo lleve sentado muchos años en una. “Hay que luchar contra la fe. El dios Dinero, sin la fe, no se sostiene”, sentenció.

¿Quién vive?, se tituló su charla en León, ciudad a la que acudió invitado por la CNT, ante un auditorio lleno a rebosar —aunque no tanto como durante su última conferencia en el Musac, hará algo más de un año, bastante más publicitada por cierto—. El título era una referencia a la pregunta en grito que antaño dirigía el centinela del campamento a las tinieblas, cuando durante la guardia nocturna sentía la presencia de algún cuerpo humano. Una metáfora que, a lo largo de la charla, hizo surgir otra pregunta: ¿De verdad vivimos?.

“Nada de lo que diga que valga la pena puede atribuírseme personalmente. Estoy harto de la manera en que los medios de comunicación se acuerdan de mí; cuando tienen que defenderse de algo que puedan oír, tratan de reducir lo que sale por mi boca a algo personal”, señaló para empezar. “Y nada de lo que salga de mi boca puede ser mío, simplemente se escapa a pesar de mí y de la pesadez de mi persona”.

Las mentiras del poder

“Nunca os dejéis engañar”, arengó. “Aunque los periodistas digan que yo, por lo rebelde, atraigo a la gente, si estáis aquí es porque sentís algo parecido a lo que siento yo sobre las mentiras del poder”. García Calvo insistió en que “hay que dejarse hablar con la lengua común, la lengua que sale por nuestras roturas, porque ésa puede ser una vía de descubrimiento de la mentira que se nos impone en forma de realidad”.

Partiendo de la premisa de que “uno, como persona, es un servidor”, y “una asociación de unos es una asociación de servidores”, García Calvo desgranó el hecho de que “la persona siempre es alguien sumiso, sometido a las necesidades del poder, y por tanto del Dinero, íntimamente aliado con el poder”. Recordó, para ilustrar esto, cómo “durante el antiguo Régimen —en referencia al régimen franquista— se sustituía el ‘yo’ por ’servidor’ o ’servidora’ cuando alguien nos preguntaba el nombre”.

“No se puede hacer nada para curar esa enfermedad de la persona, el hecho de ser un ’servidor’ del poder y por lo tanto del dinero. No vale la solidaridad, ni el ayuntamiento de los unos”. Sin embargo, “uno tiene siempre desgarros, quiebros, roturas, por los que se puede escapar algo de bueno”. Y es por esos quiebros por donde se puede “descubrir algo más respecto a los engaños que se nos imponen”.

“Hay que ser en un cierto grado idiota para que el poder no se lo cargue a uno del todo, y más si se quiere trepar por la pirámide”, espetó ante las risas del auditorio. “Pero hay algo más por debajo, cuando uno siente que no está de acuerdo con esa sumisión”.

En ese sentido, “para sentir basta con no creer, con no tener fe”, afirmó el profesor zamorano. “Porque la realidad no es todo lo que hay. Y hoy el capital es como Dios, necesita fe para subsistir. Hace falta decirlo. La fe de hoy es la fe en el Dios principal que es el Dinero, el Capital, al cual el Estado, cualquier estado, se encuentra sometido”, insistió e insistió, a lo largo de su charla.

“Hoy, en este régimen de la democracia desarrollada, no hay política posible que no sea una obediencia al capital. El reino del futuro se nos impone por todas partes. Todo es futuro, es decir, manera de no dejar vivir. Uno está condenado a hacer cosas sin sentido, condenado por el capital a un trabajo sin sentido… y la realidad está fundada en un tiempo real falso”, enumeró García Calvo, para quien “el poder sustituye las posibilidades de vivir, que de por sí serían sin fin, por el futuro, que es muerte”.

“Uno es un servidor del capital”, fue concluyendo el profesor. “Uno está condenado a comprar y vender cosas que uno no desea ni ha deseado nunca, cosas que en su inmensa mayoría no sirven para nada. Con eso se está sirviendo al capital, porque el capital tiene que moverse”.

“Da exactamente igual quién sea el presidente de los Estados Unidos, porque no va a cambiar nada. No se puede distraer uno con los representantes del poder, con el grado de idiotez que se requiere para trepar por la pirámide”, añadió.

Pero, igual que “hay pueblo que no existe, hay algo en mí que no soy yo. Hay también lo desconocido, lo sin fin… yo cuando no soy nadie, el pueblo que no es pueblo… y todo lo que el poder trata de reducir a la condición de existencia. La lengua es la casa de ese pueblo que no existe, la lengua, a la que se puede llamar también razón común”.

Ahí estaría “la fuente” para “la guerra contra la realidad”, alimentada “por la alegría de ver que, a pesar de todo lo que nos echan encima, se puede siempre”. La conclusión: para luchar contra la fe (en el gran y único Dios actual: en el Dinero) que se nos impone, una acción posible es “dejarse hablar”. Sólo de ahí, “de la lengua del pueblo que no existe, de la razón común”, puede surgir el sentimiento, el deseo, “desde el que nace cualquier posible rebelión contra el poder”.

“El tiempo de verdad lo tenéis ahora mismo aquí. Eso es la verdad, no la realidad. El ‘ahora’, que nos saca de la realidad. El futuro, el tiempo que nos impone el poder, es un espacio de tiempo falso donde no pasa nada”, reflexionó.

:: Lo importante no es llegar, sino el viaje

Agustín García Calvo es uno de los grandes defensores del ferrocarril en España. Este medio de locomoción supone para él una buena metáfora de lo que ocurre en el mundo bajo el imperio del capital.

“El ferrocarril hace que el viaje sea un trozo de vida, porque pasan cosas, incluso más que en la vida corriente. En el Antiguo Régimen, la gente cogía el tren como un servicio útil. Pero el progreso ha provocado el destrozo de los medios últiles de transporte”.

Y explicó: “Ahora nos imponen el AVE y cosas por el estilo, que conviven con el abandono de las vías antiguas y de los viejos trenes. Lo único que importa es llegar. Nos cierran la ventanilla para poner un vídeo en una pantalla. Incluso la estructura de los asientos impide la confraternización de los viajeros”.

Su conclusión: “Así le matan la vida a uno, porque así no pasa nada, y si no pasa nada… el ideal es que termine cuanto antes. El ideal es el fin, la llegada, la muerte. El fin es el principio. El viaje queda automáticamente suprimido. Pero… ¿quién demonios quiere hacer el recorrido Madrid-Valladolid en una hora? ¿A quién le hace falta eso?”.

2 Comments

  1. La primera vez que vimos a Agustín: Una asignatura que nunca tuvimos. Una sola clase.
    ¡Coño! Alguien que piensa como yo. Y es mayor que yo. Y además es profesor de universidad…. Se puede pensar así. Desde entonces tengo algo más que un amigo.

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