
Por TOÑO MORALA
Aún recordaba, cuando en Poesía, los pájaros se posaban sobre las ramas del silencio… y sobre las nubes, descansaban los sueños de la libertad. Después, palabras y más palabras adobadas con mentiras para que entraran mejor por los oídos de los olvidados. Casi siempre esperando a la medianoche, en busca de una estrella sin nombre, en busca de una mirada con esperanza, en busca de un nuevo nombre para la distancia… en busca de un corazón tan lejano que jamás mortal alguno escuchara su latido. Y ya desnudo de piel, y sin ningún tipo de dolor… cerró la mirada, y selló con un beso la boca del miedo, y volvió a la queja que nunca había abandonado; se dio media vuelta, y desapareció entre un enero… sobre huellas que jamás había pisado.