Henrique Toscano, Ricardo Jerónimo y Joana Corker o lo que es lo mismo “Birds Are Indie”, llegan este jueves 26 de octubre a la cafetería 1 del Campus de Vegazana (ULE). A partir de las 20:30 horas se subirán al escenario para tocar temas de su último trabajo «Ones & Zeros», un álbum conceptual de esencia pop sobre preocupaciones distópicas, la relación con la inteligencia artificial y la ambivalencia entre el mundo real y virtual.
Las entradas tienen un precio de 4 euros y se podrán adquirir en la entrada de la cafetería a partir de las 20:00 horas (Los miembros de la comunidad universitaria que presenten su DNI y el carné de la ULE solamente pagarán 2 euros).
El Campus de la Universidad de León será el escenario de la actuación de la banda independiente “Birds Are Indie”, que se ha consolidado entre el público y la crítica, además de tocar por todo el país y en España, donde presentan su singular puesta en escena.
La geografía musical de este trío de Coímbra (Portugal), integrado por Henrique Toscano, Ricardo Jerónimo y Joana Corker, es de sobra conocida, y se puede decir que se construyó en forma de “pop de dormitorio”, con el folk en el medio, en una postura minimalista DIY, propia de los primeros vuelos, como ocurrió con Belle y Sebastian, Yo La Tengo, Moldy Peaches o Juan Wauters. Con el tiempo, su pop creció y se acercaron al rock que les enseñaron músicos como Lou Reed, Dean Wareham, Black Francis y Stephen Malkmus.
Tras haber cumplido en 2020 una década de una peculiar carrera, que incluye varios EP y 5 álbumes, 2023 trajo consigo el lanzamiento del sexto larga duración “Ones & Zeros”, publicado una vez más por Lux Records, en CD y vinilo. Trazando una nueva fase en su viaje, este es un álbum conceptual donde los personajes están atrapados entre mundos, divididos en sus deseos, eufóricos y rotos a la vez.
Canciones con esencia pop y voces ásperas
La grabación de “Ones & Zeros”, realizada en el estudio de Blue House, se centró más en la intensidad que en las armonías y se involucró más en la masa sonora que en la delicadeza de los arreglos. El resultado son diez canciones que, sin perder cierta esencia pop, mezclan guitarras distorsionadas, cajas de ritmos danzantes, sintetizadores analógicos, baterías y bajos potentes, a los que se suman voces más ásperas y roncas de lo habitual, al servicio de la urgencia de las letras. Éstas presentan una visión artística que toca las preocupaciones distópicas, la relación con la inteligencia artificial y la ambivalencia entre el mundo real y virtual.
