
El Instituto Leonés de Cultura de la Diputación Provincial inaugura este domingo 28 de enero a mediodía, en el Museo de los Pueblos que tiene su sede en Mansilla de las Mulas, una amplia exposición fotográfica en la que Cecilia Orueta sigue los pasos de Walter Benjamin por diferentes escenarios de la isla mediterránea en la que el ilustre escritor y pensador alemán encontró refugio, en 1932 y 1933, ante el auge del nazismo en Europa.
Bajo el título ‘Ibiza, la isla perdida de Walter Benjamin’, la fotógrafa Cecilia Orueta presenta en el Museo de los Pueblos Leoneses una exposición que supone un recorrido luminoso, intenso y vibrante por la isla mediterránea que, hace ahora casi un siglo, acogió al escritor alemán Walter Benjamin en su huida del nazismo.
La inauguración tendrá lugar este domingo 28 de enero, a partir de las 12.00 horas, en la sala de muestras temporales del Museo de los Pueblos Leoneses. Al acto acudirá la propia Cecilia Orueta junto a Héctor Escobar, editor y activista cultural en colaboración con el cual ha sido posible esta iniciativa y la edición de un hermoso libro-catálogo; el director del Departamento de Arte y Exposiciones del ILC, Luis García Martínez; y el coordinador de Proyectos de la institución, Emilio Gancedo.

La muestra está integrada por veintidós imágenes de gran sutileza e innegable carga poética y narrativa “que reflejan la reconstrucción paisajística y vivencial, desde el presente, de un tiempo pasado –explica Luis García–; un trabajo que intenta, con honestidad sincera, evocar la experiencia de Walter Benjamin ante la cultura ancestral y primigenia que encontró durante su estancia en Ibiza y que, según él, mantenía el ‘aura’ de ese lugar, esencia que se fue perdiendo poco a poco tal y como percibió el escritor y pensador en el segundo viaje que realizó a la isla”.
De este modo, García recuerda que Ibiza se convirtió en refugio para el autor de ‘Diario de Moscú’ o ‘La tarea del traductor’, forzado por su escasez de recursos económicos con los que mantenerse y poder desarrollar su actividad intelectual. “Una actividad que se vio intensificada en Ibiza, un lugar tranquilo y libre, alejado del bullicio y del ruido de las grandes ciudades en las que estaba acostumbrado a vivir, como Friburgo, Berlín, París o Múnich”, prosigue.

En esta exposición, y en el libro homónimo que la refleja y contiene, Cecilia Orueta vuelca el resultado de su trabajo visual y creativo, y las amplias lecturas que durante la pandemia llevó a cabo en torno a la obra de Benjamin, “un año de viajes con idas y venidas, un meticuloso recorrer caminos y senderos tras las huellas del escritor por la isla –resume Luis García–. Trabajo duro y arduo acompañada de fieles amigos, de sensaciones, de sentimientos y de evocaciones literarias”, y recuerda que, en concreto, fue el libro ‘Cartas de la época de Ibiza’ el que le abrió definitivamente la puerta a este nuevo proyecto de diálogo entre diferentes lenguajes artísticos que tanto ha cultivado la fotógrafa.
Una propuesta, en fin, que facilitará al público una aproximación directa de la obra de esta singular y destacada creadora en el ámbito de la fotografía. ‘Ibiza, la isla perdida de Walter Benjamin’ podrá verse en el Museo de los Pueblos Leoneses (calle San Agustín, 1, en Mansilla de las Mulas) hasta el último día del mes de marzo, con entrada libre y de acuerdo con el siguiente horario: de martes a domingo, de 10.00 a 17.00 horas.

:: Sobre Cecilia Orueta

Cecilia Orueta nace en Madrid en 1963 y desde hace décadas mantiene una estrecha e intensa relación con León y su cultura. Su proyecto fotográfico y editorial ‘The End’ junto al sello Eolas aporta una profunda investigación sobre la desaparición de la actividad minera en las cuencas de León y Palencia, labor que desembocó en un trabajo fotográfico y audiovisual realizado en 2021. La muestra se presentó ese mismo año en la sede del ILC y posteriormente se exhibió en diferentes espacios de la provincia leonesa y de otros territorios vinculados a la minería. Porque Orueta es fotógrafa, pero se formó y especializó como restauradora en pintura, actividad que le hizo conectar con la fotografía dada la gran importancia que tiene ese lenguaje en el proceso de documentación de la restauración de obras pictóricas. En los últimos años ha realizado múltiples exposiciones en ciudades como Madrid, León, Palencia, Coruña, Barcelona, Tarragona, Lugo o Burgos. Ha publicado sus trabajos en periódicos y revistas, y también ha realizado un cortometraje a partir de sus fotografías junto a Felipe Vega titulado ‘París claro-oscuro’.
‘Ibiza, la isla perdida de Walter Benjamin’ es su cuarto libro de fotografía publicado después de ‘Eloxio da distancia’ (2008), ‘Los paisajes españoles de Picasso’ (2018) y ‘The End’ (2021).
Cecilia Orueta pertenece al grupo de fotógrafas creativas de investigación, artistas que emergen desde el territorio documental pero que toman como punto de partida y referencia trabajos de investigación y documentación complementados con la experiencia vital y directa.

DEL LIBRO-CATÁLOGO
Por CECILIA ORUETA
A las puertas de la segunda guerra mundial, el filósofo alemán Walter Benjamin encontró en la isla perdida de Ibiza su particular paraíso: un refugio donde escribir en paz. Fue el último tiempo feliz de su vida. Luego vendrían el exilio, la precariedad económica y su trágico final.
El trabajo fotográfico Ibiza, la isla perdida de Walter Benjamin ha sido realizado a lo largo de diversos viajes a la isla pitiusa realizados durante los años 2021 y 2022. El embrión del proyecto está en un libro del filósofo y crítico alemán que me regalaron hace algún tiempo titulado Cartas de la época de Ibiza. Se trata de una correspondencia escrita por Walter Benjamin, uno de los intelectuales más relevantes del siglo XX, a diversos destinatarios, durante los años 1932 y 1933, en la que a menudo retrata un mundo primitivo bajo la luz de un paraíso mediterráneo.
Bajo esta luz nacen con esperanza, además de estas cartas, relatos cortos, artículos periodísticos, un diario de viaje y unas memorias de infancia resumidas en un libro fundamental dentro su obra titulado Infancia en Berlín hacia 1900.
En mis trabajos como fotógrafa me interesa sobre todo la relación de la imagen con la literatura y la palabra, la construcción narrativa que apela al paso del tiempo y a la búsqueda de las huellas del pasado en el presente.
Así, las cartas de Walter Benjamin han sido para mí una inspiración y una guía en la búsqueda del rastro de los días del filósofo en una Ibiza remota que se le reveló como “una tierra arcaica con el paisaje más virgen que jamás he encontrado, al margen de los movimientos del mundo, incluso de la civilización”.

IBIZA, LA ISLA PERDIDA DE WALTER BENJAMIN
Una fría tarde de invierno berlinés, el pensador alemán Walter Benjamin se encontró por la calle con un antiguo compañero de instituto. El filósofo pasaba entonces por graves problemas económicos y su antiguo compañero de estudios le animó a irse a una isla mediterránea donde el clima, le dijo, era más amable y la vida mucho más barata. “Yo, de hecho —le comentó aquél al filósofo— pienso irme con mi mujer y mi hijo”.

El consejo no fue en vano y al año siguiente, 1932, Walter Benjamin se embarcó en un mercante de nombre Catania y recorrió el contorno de todo un continente, desde el puerto de Hamburgo hasta Barcelona, última escala antes de volver a embarcarse, esta vez en un navío de pasajeros, el Ciudad de Valencia, rumbo a la isla de Ibiza. Allí vivió, según sus propias palabras, una de las temporadas más felices y tranquilas de su vida, entregado a la contemplación del paisaje virgen y misterioso, a la escritura y a la lectura bajo los árboles, a los baños de mar, a las conversaciones o visitas a los bares del lugar (entonces muy escasos), a las largas caminatas a veces prolongadas y nocturnas, e incluso al amor. Alojado en una casa de Sant Antoni de Portmany, en aquellos años un diminuto y apacible pueblo de pescadores, el pensador experimentó tal felicidad que regresó en la primavera siguiente viviendo así en dos diferentes etapas la ensoñación de paz, libertad y belleza con las que la isla ibicenca embriaga a sus visitantes.
Tiempos aquellos en los que el turismo aún era una ficción y sólo recalaban en la isla personajes tan pintorescos como extravagantes: pensadores, poetas, filósofos, naturalistas… Aquellas dos estancias en Ibiza fueron posiblemente las últimas temporadas de paz para Walter Benjamin, el hombre que buscaba incansablemente una explicación para intentar comprender el mundo, que no volvería a encontrar la tranquilidad y la paz que siempre buscó y, a partir de ese tiempo, su vida y su angustia existencial se precipitaron al ritmo en que lo hacían los acontecimientos políticos en Alemania, que acabarían con la llegada de Hitler al poder y el posterior estallido de la Segunda Guerra Mundial. Huyendo de ella por su condición de intelectual y judío, enfermo y cansado tras atravesar los Pirineos guiado por la resistencia francesa, Walter Benjamin llegaría un día de septiembre de 1940 a la frontera española con intención de emigrar a los Estados Unidos de América como tantos otros, pero al ser retenido por los aduaneros españoles y ante el temor de ser apresado por la temible Gestapo alemana que los perseguía, puso fin a su vida con una sobredosis de morfina en la habitación número 4 del hotel Francia, en Portbou, el pequeño pueblo fronterizo del país al que pertenece la isla del olvido en la que tan feliz fue, y que para él significó su momento de mayor plenitud personal y vital.
