
Este sábado 24 de junio se inaugura, a las 19 horas en el Centro Cultural As Quintas, en La Caridad (Asturias), la exposición «más allá de las palabras», del pintor leonés Francisco Suárez (León, 1965), que se podrá visitar hasta el próximo 6 de agosto. Reproducimos el texto de Carlos Martín que figura en el catálogo de la muestra.
Por CARLOS MARTÍN
El pintor Francisco Suárez nos muestra una concepción depurada y singular del arte abstracto. Sin abandonar el rigor y la medida que caracterizan su trabajo, estas obras se nos presentan, más que nunca, como una revelación.
Se trata de piezas plenamente geométricas. Sin embargo, frente a la frialdad a que puede conducir este camino, sus imágenes conservan esa pulsión misteriosa de lo que surge de manera espontánea en el acto de pintar. Así, sus inconfundibles campos de líneas son en realidad el resultado de una secuencia de gotas de pintura que, colocadas cuidadosamente por el artista, fluyen sobre la superficie del lienzo abandonadas a merced de la gravedad.
La piel del cuadro se convierte de este modo en el resultado de una serie de sucesos premeditados que acaban cobrando vida propia, lo que dota a las obras de una vibración natural, una ausencia de rigidez que facilita la interacción con la mirada. La materia se revela a sí misma, se manifiesta generando su propio patrón geométrico y alcanza una admirable plenitud que parece escapar del tiempo.
La capacidad de seducción de su obra se debe también a su refinamiento cromático. Mediante un uso vibrante del color recrea poderosos efectos lumínicos que sugieren espacios llenos de evocación y misterio. Pintura en estado puro que despliega todo su poder magnético, su capacidad de trasladarnos a una dimensión diferente.
El arte ha de tener la capacidad de ponernos ante nosotros mismos, de ayudarnos al autoconocimiento y de elevarnos. Nos enseña a mirar, a comprender de una manera nueva la realidad, a reinterpretar lo que tenemos delante. El artista nos regala su visión. Después ya no somos los mismos, el arte nos ha transformado.
Atmósferas de reflexión, de pensamiento más allá de las palabras. Como quien posa la vista sobre una llama, quedamos ensimismados en el acto mismo de mirar, en la pura experiencia de estar en el momento presente, esperando que la visión se deslice hacia la contemplación del propio interior, del tiempo y de la existencia. Entramos en el terreno de la emoción.
