Desde este jueves 12 de diciembre y hasta el próximo 12 de enero, 16 artistas se dan cita en la galería leonesa Ármaga (Avenida Alfonso V, 6 León) con sus diferentes obras, en una amplia colectiva que muestra el entorno artístico de la cerámica. Un diálogo entre tradición y contemporaneidad con piezas únicas que exploran materia, espacio y forma. La inauguración tendrá lugar a las 19:30 horas.
Ana Méndez, Andrés Oslé, Baudillo Soto Murciego, Esther Alonso, Helena Andersson Sarmiento, Javier G Santalla, Juan Albandea, Luis Vinagre, Mª José Requejo, Maria Bosch, May Criado, Paco Flecha, Reme Remedios-Alberto Bidarra, Rocio Aguado, Suso Machón-René Vázquez, y Toño Herrero. Son los 16 artistas que participan en esta exposición que supone un viaje a través de la cerámica como soporte artístico y a las diferentes interpretaciones que surgen del oficio tradicional del barro.
No sólo presentan sus obras, sino también sus visiones del mundo. Lejos de caer en fórmulas conocidas sus diferentes propuestas conectan tradición y experimentación, técnica y sensibilidad e invitan a repensar los significados del arte contemporáneo. “Más que una exposición la muestra es una experiencia sensorial y emocional que invita a recorrer mundos interiores, paisajes de memoria y sueños compartidos” señalan desde la Galería Ármaga. “Cada obra es una puerta abierta a universos íntimos y a la vez universales”.
Diálogo entre generaciones y estilos
La muestra reúne a artistas ceramistas de trayectorias consolidadas junto a voces emergentes, creando un puente creativo entre distintas épocas, técnicas y perspectivas.
Figuras como Andrés Oslé con sus sutiles piezas, Baudillo Soto Murciego que explora también en el terreno pictórico y Javier García Santalla con piezas contundentes en cristalización de zinc, aportan obras que combinan la solidez de la experiencia con la búsqueda constante de nuevos lenguajes visuales. Sus creaciones, marcadas por la memoria material y el dominio técnico, son un homenaje a décadas de exploración artística.
Otras propuestas de artistas como Esther Alonso, Helena Anderson y Rocío Aguado redefinen la relación entre la materia y el concepto, explorando nuevas texturas y formatos que desbordan los límites convencionales del arte plástico. Sus obras son un ejercicio de reinvención constante, donde la emoción y la técnica se funden en composiciones cargadas de simbolismo.




Materia hecha poesía
La muestra se convierte en un recorrido por el universo sensorial de la materia. Desde el papel y la cerámica hasta el óleo, la madera y el metal, cada pieza habla el lenguaje de los elementos. Las creaciones de Ana Méndez, María José Requejo y May Criado exploran lo orgánico y lo matérico a través de piezas que desafían al tiempo y al espacio. Sus trabajos juegan con la fragilidad y la resistencia, haciendo de cada superficie un lienzo de emociones.
En este viaje sensorial destacan también los paisajes internos y oníricos de María Bosh, Paco Flecha y Toño Herrera, cuyas obras proponen un recorrido introspectivo cargado de simbolismo y misterio. La materia, convertida en narrativa visual, se transforma en un puente entre lo tangible y lo imaginado.
Narrativas compartidas
Uno de los aspectos más fascinantes de la muestra es la colaboración artística y la creación conjunta. El dúo formado por Reme Remedios y Alberto Bidarra traza un mapa imaginario donde convergen sus universos creativos: obras que son sueños hechos imagen, cargadas de simbolismo, poesía visual y misterio.
También es destacable el diálogo creativo entre Suso Machón y René Vázquez, cuyas propuestas exploran el límite entre la abstracción y la figuración, entre la forma reconocible y el gesto expresivo. Sus piezas parecen nacidas de un impulso primigenio, una búsqueda constante de lo esencial.
:: Arte, artesanía y emoción
A lo largo de la exposición, la idea de frontera entre arte y artesanía se desvanece. No importa si el material es noble o humilde, si la técnica es tradicional o innovadora: lo que define estas obras es su capacidad para conmover y sorprender. Cada artista ha convertido la materia en un vehículo de emociones, transformándola en un medio de expresión genuino y personal.
En un momento en que el arte se vuelve cada vez más conceptual, estas obras reivindican lo material como soporte y como discurso. El vacío se convierte en forma; la textura, en poesía visual; y la emoción, en memoria colectiva.