Teloncillo sube el telón para llegar a celebrar los… 100 años

De pie, de Izda a dcha: César Espinoza y Ángel Sánchez; sentadas: María Fernanda Carrasco y Ana Gallego, junto a la escultura de Rosa Chacel en El Poniente, Valladolid. Foto I.M.

El estreno de “El mar” el próximo mes de enero por parte de la compañía chilena Teatro de Ocasión anunciará el paulatino relevo profesional de Teloncillo. De esta manera, la legendaria compañía vallisoletana, dedicada a la primera infancia, garantiza su continuidad tras sus primeros cincuenta y tantos años de singladura.

Por ISAAC MACHO

El idilio artístico entre los integrantes de la histórica compañía Teloncillo (Valladolid) y Teatro de Ocasión (Santiago de Chile) viene de lejos. Compartieron los primeros compases artísticos en los Encuentros Te Veo que se celebraban en Zamora en 2007. A esa ciudad, llegó el chileno César Espinoza de la mano, entonces, de la compañía independiente Tryo Teatro Banda. Dos años más tarde coincidieron en el Festival Internacional de Teatro de La Paz (Bolivia) donde el grupo vallisoletano participaba en ese certamen con el espectáculo sin palabras Muuu…las cosas de Celia.

Tras ver la función dedicada a los niños, una modalidad teatral desconocida en el país andino, Espinoza comprendió enseguida que esa peculiar y sugestiva manera de atrapar la atención de la primera infancia con juegos, música y canciones podían desarrollarla también María Fernanda Carrasco (ex de Teatro Mendicantes y La Mano ajena) y él mismo. Entendía que poseían formación similar a la de Ana Gallego y Ángel Sánchez aunque sus capacidades estaban todavía sin explotar.

A partir de aquellas primeras coincidencias profesionales, los componentes de las dos compañías continuaron en la distancia urdiendo sus respectivos proyectos teatrales. Será, de nuevo, en la capital chilena cuando las dos empresas teatrales pusieron sus cartas escénicas boca arriba. Teatro de Ocasión se encontraba en plena euforia del montaje Una mañanita partí (2011) y los componentes de Teloncillo terminaron de ajustar las líneas de aquella joven arquitectura teatral.

Estrenaron el espectáculo en el Centro Cultural de España en Santiago de Chile y a continuación hicieron una minitemporada en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) con un éxito arrollador. Tanto que en estos 15 años que han transcurrido desde su presentación, Teatro de Ocasión lleva más de 2.500 representaciones en varios continentes. “Empezamos a actuar en Sarajevo, luego México, Brasil, España, EEUU, China, Japón y la bola de nieve empezó a crecer, crecer, crecer…”, recuerda César Espinoza.

Los intérpretes María Fernanda Carrasco y César Espinoza en el montaje ‘La Selva’. Foto: A.G.

Trabajos de investigación

“Una mañanita partí no solo fue una bola de nieve para nosotros como compañía sino el punto de partida de un desentumecimiento cultural en Chile que despertó el interés del público infantil y familiar en nuestro país”, puntualiza María Fernanda Carrasco. Con ese montaje, Teatro de Ocasión recibió, entre otros, el premio del público en el Festival Internacional Mess de Sarajevo.

Tras esa experiencia rompedora en la que se invita los más pequeños a descubrir, sentir y disfrutar de la naturaleza a través de sus paisajes y animales, sus colores y sonidos, Teatro de Ocasión produce El viaje redondo, una obra que, entre otras virtudes, tuvo la oportunidad de vincular a distintos profesionales que hasta ese momento no habían tenido contacto con el teatro para la infancia.

Espinoza y Carrasco avanzan en su constante trabajo de investigación y organizan el Festival Iberoamericano de Artes Escénicas para la Primera Infancia “Festival de Ocasión” que permitió que otras compañías del país se interesaran por ese novedoso camino hasta entonces, allí, inexplorado.

Abrir brecha en todos esos frentes supuso también una “reinvención constante de la compañía en la que siempre estaban presentes Ana y Ángel porque viajábamos con ellos constantemente”, señala María Fernanda con ironía. “Cuando montamos Tum”, un espectáculo de teatro y música para la primera infancia que aborda el sentido de la pérdida, la pertenencia o el encuentro, dirigido por Tita Iacobelli, “les hacíamos videollamadas en momentos críticos porque ellos, con su mayor experiencia, eran capaces de ver aspectos que nosotros todavía no lográbamos leer. Ese es el mérito de las relaciones con personas de distintos niveles de conocimiento”, reconoce.

Los directores de Teloncillo, premio nacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud, estuvieron vinculados a Teatro de Ocasión desde que se conocieron hace 18 años. Por eso, no es extraño que cuando María Fernanda Carrasco y César Espinoza plantearon acompañar a su hijo a España para ampliar su formación como bailarín, a Ana Gallego y Ángel Sánchez, que venían pensando en el relevo profesional, se les encendiera la bombilla.

Los ‘teloncillo’ Ana Gallego y Ángel Sánchez, tras un ensayo de ‘La Selva’, junto a María Fernanda Carrasco y César Espinoza. Foto: A.G.

Elección meditada

“Al conocer que podía existir esa posibilidad pensamos en ellos como la elección natural para no cerrar Teloncillo y hacer el relevo de su mano puesto que durante todos estos años hemos coincidido en numerosas citas teatrales, hemos trabajado juntos y conocemos su profesionalidad y entrega al oficio”, apunta Ana Gallego, codirectora de Teloncillo junto a Ángel Sánchez.

Es el propio Sánchez quien al hacer memoria ahora revive las habilidades con las que se encontró al toparse con Espinoza sobre el escenario en los Encuentros Te Veo de Zamora. “Conocí el trabajo de César como actor y músico en Cautiverio felis y hacía un papel espectacular, realmente impactante. A María Fernanda la conocí más tarde y también me llamó la atención su ductilidad sobre las tablas. La verdad es que ha sido muy sencillo entendernos porque ya venían trabajando de una forma similar a como lo hacíamos Ana y yo con lo cual tengo que calificar a este encuentro artístico como chocante: en lugar de encontrar una distorsión, que hubiera sido lo lógico hasta cierto punto, descubrimos un camino común, una aventura hermosa”, explica.

“Pensamos que es la renovación perfecta porque desde hace años producimos obras muy similares, su calidad artística está fuera de toda duda y, hay que ser realistas, ellos tienen 25 años menos que nosotros”, asegura la veterana actriz, cantante, directora y productora. En la otra parte de la balanza, María Fernanda y César al timón de Teatro de Ocasión forman parte de una compañía estable y reconocida en Chile y en América, en general, y disfrutan de un estatus consolidado, pueden vivir del teatro para la infancia, “una especialidad con un nivel de exigencia mayor que para adultos” y además, por si fuera poco, desean intentarlo.

María Fernanda Carrasco en el espectáculo ‘La Selva’. Foto A.G.

Una sola compañía

Las largas conversaciones entre los componentes de las dos compañías concluyeron con un “¿por qué no?” interrogativo-afirmativo de los profesionales chilenos. “A veces, las oportunidades pasan una sola vez por la puerta de casa y hay que apostar por ellas con decisión”, relatan. “Nos sentimos cómodos en España: existe un gran mercado escénico; el circuito teatral es muy atractivo ya que cuenta con una larga tradición y las grandes escuelas de baile están en Europa, España, Inglaterra, Francia, Rusia… pensando en nuestro hijo. En fin, valorando estos aspectos decidimos subirnos al carro de este desafío”, resume César Espinoza.

“Nosotros somos gente inquieta y nos apetecía probar nuevos aires para crecer y elevar nuestro propio listón artístico”, apostilla María Fernanda Carrasco. En esa dirección, “sumarnos al trabajo que vienen haciendo Anta y Ángel en Teloncillo, aunque este acto de traspaso lo asumimos con humildad, qué duda cabe de que posee un gran valor, es una decisión poderosa, un ejercicio de valentía y de arrojo innegable que tomamos con la convicción de juntar esfuerzos y afrontar nuevos espectáculos con dos visiones distintas y mancomunadas porque ahora, bien pensado, ya no seremos dos compañías sino una con la riqueza y diversidad que nos empujan a crecer, profundizar y aprender más…”, reitera la actriz, cantante y compositora chilena.

Gestionar tantas dudas como encierra una transformación de tanto calado de la compañía Teloncillo no ha sido tarea fácil. Ha llevado dos años con sus días y sus noches. Resuelta la incógnita, empezó la batalla con la administración para agilizar, hasta donde fuera posible, “los papeles en extranjería”. Ahí el hueso también ha sido duro de roer. Finalmente, el 21 de enero de 2025 “aterrizaron en Valladolid” María Fernanda Carrasco y César Espinoza dispuestos a ser ciudadanos de esta tierra y a llevar por los escenarios del mundo a Teloncillo, sin olvidarse tampoco de Teatro de Ocasión.

María Fernanda Carrasco y César Espinoza en Valladolid. Foto: I.M.

Objetivo: calidad escénica

A pesar del poco tiempo transcurrido, los nuevos inquilinos en el territorio Teloncillo ya han sustituido a Ana Gallego y Ángel Sánchez en los espectáculos La selva así como  Coser y cantar. “Inmediatamente nos hemos sentido cómodos porque son muy trabajadores, poseen una notable experiencia y eso se nota en escena”, destacan los responsables de la compañía vallisoletana. Tienen claro que “María Fernanda y César no tienen que hacer de nosotros, simplemente han de centrarse en ofrecer a los espectadores un excelente trabajo cada vez que se levanta el telón”, remachan.

César Espinoza agradece la oportunidad y centra sus esperanzas en su máxima de “primero dar” y luego ya habrá tiempo para recoger el fruto. María Fernanda Carrasco cree a pies juntillas que “cualquier trabajo honesto, cercano, cómplice y respetuoso siempre va a ser bien recibido” por el público. Ana y Ángel están “seguros e inquietos”, al mismo tiempo, del paso que han dado.

Cuando el próximo mes de enero María Fernanda Carrasco y César Espinoza se suban al escenario del espacio “El Desván” del teatro Calderón de Valladolid para estrenar El mar, su primer espectáculo bajo el sello de Teloncillo, los niños y sus familias se subirán a un barco que, siguiendo el rastro de las gaviotas, les llevará hasta “lugares donde nadie llega y donde habitan los sueños”. En ese momento, cangrejos, pulpos y calamares serán testigos directos del relevo generacional y programado de Teloncillo, guiados por las sirenas. Entonces se habrá iniciado la cuenta atrás para celebrar los cien años de Teloncillo.

 

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