Por CARMEN SANDOVAL RODRÍGUEZ.— Representar El Caballero de Olmedo en la propia localidad que da origen a la leyenda es una de las devociones más grandes para los olmedanos. Eduardo Vasco, director de Noviembre Teatro, lleva marcada a sangre y fuego esta obra de Lope de Vega desde su juventud. Lástima que la lluvia no permitiera ver la conclusión de su versión en el festival Olmedo Clásico, una pieza que a la autora de esta crítica le tocó “el corazón, el cuerpo y la cabeza”.