TAC 2024 / Escenarios sin telón

La compañía Ganso & Cía en el espectáculo ‘Welcome&Sorry’. Foto: Juan A. Berzal. copia

La celebración del TAC, el Festival Internacional de Teatro y Artes de Calle de Valladolid, convierte a las calles de la ciudad en un escenario gigante. Voy deprisa por el centro de camino a Plaza España donde he quedado con Juan A. Berzal, el fotógrafo con quien compartiré el reportaje que estás a punto de comenzar a leer. Es media tarde del jueves, 23 de mayo. Recorreremos a tumba abierta distintas zonas para ver cómo el arte escénico inunda, sorprende y anima a los entregados espectadores que se arremolinan en los espacios públicos. El siguiente relato, con sus correspondientes instantáneas, servirá para plasmar la experiencia de sumergirse en el festival, una cita distinguida en el calendario de esta primavera cultural.

Por VÍCTOR VILLAZÁN
Fotografías: JUAN A. BERZAL

Mientras camino a la primera parada de este trayecto, a la altura de Poniente, observo cómo la compañía Ganso & Cía ultima los detalles para su posterior representación. Me detengo un momento, no sé si por morbo o por el interés genuino de contemplar esa parte del proceso que, en el teatro de sala, se oculta al espectador: prueban la microfónica, colocan la escenografía y los elementos de utilería, etc.

Al retomar el rumbo al primer espectáculo de la tarde pienso en lo simbólico que es que la calle muestre a los transeúntes no solo el resultado final, sino también aquello que es imprescindible para poder contemplar “la obra artística”.

La primera parada de este recorrido nos sitúa en Plaza España. Ubicados enfrente de una food track esperamos a que se abra la ventana del mostrador como si de un telón de terciopelo se tratara. Entre el público reina el deseo de encontrar la mejor posición posible, tanto es así que varios jóvenes se suben al sotechado de la salida del parking subterráneo adquiriendo el status de palco callejero.

En el momento en el que se abre el portón de la food track descubrimos un espacio que destaca por los contrastes: la crudeza de una carnicería convive con muñecos y peluches. Ese es el encanto de Boucherie Bacul. Combina los aparatos de corte y despiece de la carne con los personajes más reconocibles de la ficción como son Barbie o E.T, quienes ocupan, desde el distanciamiento, el rol de víctimas de los carniceros de la compañía belga Pikz Palace.

Durante los treinta minutos que dura esta pieza, el público se transforma en la clientela de esta divertida abstracción, que entre risas y sufrimiento (porque llegas a sentir el dolor que ejercen sobre los peluches) pone sobre la mesa, o más bien sobre el mostrador, la crudeza del mercado de la carne.

Pikz Palace en el montaje ‘Boucherie Bacul’. Foto: Juan A. Berzal.

Tras finalizar la pieza vuelvo sobre mis pasos, acompañado de Juan, para acudir a Poniente a ver la obra a la que antes me asomaba. Pasando por la Calle Santiago descubro que junto a las casetas de las compañías y del equipo técnico han sido instalados los puestos de información de varios partidos políticos debido el inicio de la campaña a las elecciones europeas.

Pienso en el simbolismo de esta convivencia casual entre arte y política institucional… ¿Cuál debería ser la interrelación entre arte y política? ¿Qué poder trasformador tiene la política institucional? Y ¿el arte? ¿Hasta qué punto los partidos políticos nos ofrecen discursos preconstruidos del mundo? Y ¿…hasta dónde las obras artísticas buscan romper esos discursos cerrados?

Nos detenemos en Poniente para presenciar una representación de Hamlet. A través de dos actores, que interpretan a otros dos comediantes, que su vez dan vida a múltiples personajes de la obra de Shakespeare, somos testigos del entramado que ocurre en torno al hecho escénico.

La compañía Ganso & Cía del País Vasco nos muestra, desde una visión cómica, la realidad de un montaje teatral, saltando de una manera magistral entre la escena, el ensayo y la técnica. Bajo una narrativa de “función que sale mal” Welcome & Sorry conecta con el público hasta el punto de encontrar cómplices que se suban al escenario para ocupar la posición de técnico de sonido o interpretar a personajes como Laertes o Gertrudis.

Caminando hacia la siguiente obra que veremos, nos encontramos distintos espectáculos rodeados de grandes grupos de personas, y cuesta reconocer esta dinámica como propia de la ciudad. Me pregunto qué ocurre el resto del año en las calles de Valladolid ¿Cómo se ocupan los espacios públicos? ¿Cuál es la naturaleza de la plaza, del espacio común? ¿Cómo transformar los espacios de mero tránsito en lugares que ocupar y disfrutar?

Si nos abstraemos, es sorprendente cómo una calle comercial, como es la Calle Santiago, ha cambiado durante estos días su dinámica de movimiento al ubicar piezas artísticas en su recorrido. ¿Cómo podemos hacer nuestros estos no lugares que forman parte de nuestra cotidianeidad para resignificar nuestra relación?

Alberto Velasco durante su obra ‘Mover montañas’. Foto: Juan A. Berzal.

La siguiente parada dentro de esta ruta cambia el paisaje del día. Entrar por el Campo Grande hasta llegar a la Glorieta del Libro es casi una preparación para el espectador. Atravesando un pequeño sendero entre los árboles llegamos al siguiente escenario con algo de tiempo para cambiar de ritmo y también para presenciar cómo un pavo real ocupa el espacio sobre el que luego bailará Alberto Velasco en esta obra coproducida por el TAC.

Mover montañas nos atrapa mediante la imagen, el movimiento y la música en una reivindicación del folclore, donde las castañuelas suenan sobre una base electrónica, la ropa de deporte convive con una bata de cola y un mantón, la palabra acompaña al movimiento… Volver a la raíz como modo de reapropiarnos de nuestra capacidad de expresión: todo el mundo tiene derecho a bailar.

Maleta Company & Cie Balancetoi en su espectáculo ‘Claudette’. Foto: Juan A. Berzal.

Mientras hacemos tiempo hasta llegar a la última parada del día, intentamos asomarnos entre la gente en varias piezas que nos encontramos a nuestro paso, pero la convocatoria de las representaciones es tan elevada que resulta prácticamente imposible encontrar un hueco como espectador.

El TAC demuestra un año más que las personas estamos deseosos de habitar la cultura, y que no es real que haya un desinterés por el arte, sino que muchas veces el origen radica en la accesibilidad. Esa es una de las claves del éxito de las artes de calle: irrumpen en los espacios diarios de la población para cuestionar nuestra cotidianeidad.

Martí Soler en una escena de ‘Finestres’. Foto: Juan A. Berzal.

Ya se ha hecho de noche y acabamos nuestro recorrido en la Plaza de Portugalete. Mientras esperamos el comienzo de la representación, el personal técnico hace unos retoques en la dirección de los focos para el espectáculo de Martí Soler. El público observa al hombre subido a la escalera como si fuera parte de la representación (una vez más en el día de hoy se desdibuja la barrera que separa lo que debe ser visto y lo que “debería ocultarse”).

Finestres, una creación circense que pone en el centro el cuerpo y el movimiento, nos plantea temas como la fragilidad de las personas y cuestiona el modo en el que vivimos. Mediante la manipulación de un sillón y tres circunferencias metálicas Martí Soler nos habla del miedo, las barreras y las fronteras.

Con esta última pieza cerramos este día, jueves 23 de mayo de 2024, en donde Juan y yo hemos tratado de dejar constancia de la experiencia de asomarse a la calle durante la celebración del TAC.

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