
El dibujante leonés Miguel Ángel Martín, colaborador de Tam Tam Press, también se ha unido a las miles de voces que rechazan de plano el terrorismo que ha golpeado, en pleno corazón de París, a uno de los pilares de toda sociedad que se precie democrática y tolerante: la libertad de expresión. De nada sirve esconderse baja la careta de un islamismo que nada tiene que ver con el credo del profeta. A lo largo de la historia de la humanidad muchos han sido los idiotas y cobardes que han asesinado en nombre de Dios, en especial entre las tres grandes religiones monoteistas.
Es la propia sociedad, todos juntos, la que debe dejar clara evidencia del rechazo sin fisuras a este nuevo rostro del terror y la maldad. No tienen cabida. La caricatura es siempre una radiografía de ese lado oscuro del ser humano que envolvemos en celofanes a veces de religiosidad o patriotismo; por eso es imprescindible como una de las mejores terapias contra la estupidez humana que convierte a los idiotas en monstruos. Por eso hoy, como mañana y como siempre, todos nos sentimos Charlie Hebdo. En la revista Tam Tam Press también, y por eso reproducimos la reflexión ilustrada de Miguel Ángel Martin a propósito de esta nueva barbarie sin nombre.
Pienso que este potente dibujo de Martín ganaría perdiendo las letras de arriba, que funciona mucho mejor solo, sin palabras.
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