
La restauradora y conservadora Araceli Reyero inicia su colaboración con Tam Tam Press con un tema divulgativo que se adentra en el fenómeno de la cámara oscura y su uso en la pintura del Renacimiento. En este acercamiento a este instrumento óptico, que supuso la primera aportación tecnológica para la invención de la fotografía, se repasan también otros artefactos que se utilizaban como medios auxiliares en la creación artística. Todo ello en relación con el ilusionismo en la representación y el avance de la perspectiva y el concepto de espejo en la época.
Por ARACELI REYERO
Desde el siglo XV hasta principio del siglo XVII se produjo un cambio de paradigma en el pensamiento y en el Arte en Europa Occidental que se denominó Renacimiento.
La luz, la perspectiva, el interés por las representaciones naturalistas y por captar la realidad hace que los artistas y hombres de ciencia en esos siglos protagonicen una revolución conceptual y formal.
Se busca por todos los medios, esa ilusión óptica, esa imitación del mundo y la naturaleza, ese interfaz entre el sujeto observador y el objeto observado a través de la ventana albertiniana que aúna perspectiva y punto de fuga.
Contraviniendo la historiografía del arte tradicional, surge la hipótesis de que detrás de esta revolución formal, no sólo encontramos la indiscutible genialidad creadora de los grandes maestros, sino también la utilización de ciertos artefactos ópticos que ayudaron al artista a dar “vida” a sus obras.
Artefactos ópticos tales como lentes, espejos cóncavos o la cámara oscura fueron conocidos y utilizados por los pintores y artistas del momento para ayudarse en su labor de captación de ese mundo exterior real y trasladarlo a las dos dimensiones. (David Hockney; The secret Knowledge. 2001).
¿Cómo funciona una cámara oscura?
Como su nombre indica una cámara oscura es una habitación desprovista de luz, la cual entra sólo por un pequeño orificio circular realizado en una de las paredes. La imagen, al igual que pasa en nuestro fondo del ojo, se proyecta sobre la pared opuesta de forma invertida. Es en este fenómeno en el que encontramos el antecedente de la cámara fotográfica.

La cámara oscura y su influencia en la evolución de la pintura renacentista y barroca
En el temprano Quatroccento se pasa de una pintura de cánones y estética medieval a un naturalismo casi fotográfico, imitando también la luz exterior, de la naturaleza ¿cómo es posible que se produzca esa revolución formal y estética en un periodo de tiempo tan relativamente corto?
Detrás de ello quizás esté el hecho, tal y como afirma D. Hockney en su libro, de la utilización por parte de los pintores del momento de la cámara oscura de una forma sistemática. Este artefacto, a caballo entre la magia y la ciencia, se fue perfeccionando con ayuda de espejos cóncavos y lentes y muy posiblemente fue utilizado por pintores como Caravaggio, Vermeer, Brunelleschi o Canaletto para ayudarse en su trabajo.
Para numerosos historiadores esto implicaría un detrimento de la capacidad creadora de estos artistas. La supuesta naturalidad y fidelidad de la imagen bidimensional que estamos acostumbrados a ver desde el Renacimiento hasta la revolución de los ismos de fines del XIX tendría un matiz nuevo. El hecho de que los pintores calcaran la realidad cuestiona su genialidad perceptiva, sin embargo era una forma perfecta para engañar al ojo y por otra parte, no debemos perder de vista que el uso de artefactos que ayudasen a captar la realidad no era más que un método auxiliar, que daba como resultado estructuras y bocetos, quedando mucho margen aún para que la genialidad del artista se manifieste en cada obra.
La pintura occidental del Renacimiento en su pretensión de representar de forma fidedigna la realidad persigue engañar al espectador.
En 1420 Brunelleschi fascina con un juego de engaño, en su cuadro del Baptisterio de la Catedral de Florencia realiza un agujero cónico, justo en el punto de fuga y coloca el cuadro enfrente del Baptisterio real. El espectador debía situarse en la puerta de la Catedral y observar el Baptisterio desde ese orificio en la parte trasera de la pintura, con un espejo en la mano, de modo que lo que veía era realmente la pintura de Brunelleschi, pero quedaba persuadido de estar viendo el baptisterio real. Este efecto era mucho más realista de lo esperado, ya que al pintar el cielo con pintura metálica, las nubes reales se reflejaban y movían también en el cuadro. Para ello les hace mirar por un agujero delante del cual coloca el dibujo pero ellos creyeron estar viendo el baptisterio real. No es que el dibujo fuese exactamente igual a la realidad propiamente dicha, sino a la visión que se tiene de la realidad si la miraras por ese agujero. Esto nos llevaría a preguntarnos ¿qué es la realidad? Éste es el principio de la cámara oscura.
Se produjo efectivamente en el siglo XV, una nueva forma de mirar, de ver y los artistas no dudaban en utilizar unas herramientas que ya eran conocidas y de las que ya hablaba Aristóteles en el siglo IV a.c., pero cuyo uso no se difundía ya que su utilización estaría dentro de los llamados secretos de taller, propio de las organizaciones gremiales a la que se seguían circunscribiendo los artistas. El pintor como productor de imágenes realizaba calcos y modelos con la cámara oscura y pantógrafos y otros artefactos, que luego repetía y reutilizaba en muchos encargos.
Es en esta época cuando el artista se hace más consciente de la perspectiva, de la luz y su variabilidad, del espacio tal y como lo ve el ojo y para muchos expertos sólo con la utilización de la cámara oscura se explicarían las Vedutte de Canaletto, o las vistas de Delf de Vermeer, o la existencia de numerosos personajes zurdos en las obras, ya que las cámaras oscuras proporcionan imágenes especularmente invertidas.
En ocasiones se detectan errores derivados de esta utilización de la cámara: desproporciones, desajustes al unir los fragmentos de un paisaje en una vista panorámica al no haber un punto de vista único o desenfoques. El ojo y la cámara oscura no ven exactamente las mismas formas y colores, es la diferencia entre la ventana albertiniana y lo que realmente ve el ojo. La supuesta naturalidad y objetividad de la imagen bidimensional naturalista no es tal.
Actualmente nosotros como hijos de nuestro tiempo, también tenemos una percepción de la realidad a través de nuevas ventanas: ordenador, televisión, pantallas de móvil. No es casual que Windows signifique ventana y el eje x,y y los pixeles de la pantalla pretende imitar a la imagen que ve el ojo. Es en definitiva ver la vida a través de una ventana que es lo que veía Alberti hace cinco siglos.
Pero nuevamente lo que llamamos realidad como tal es simplemente una representación.
PARA SABER MÁS:
- El conocimiento secreto. Documental de la BBC
Se sugiere escuchar mientras se lee el artículo:
- BACH, J.S. El arte de la fuga. Es un tema de variaciones hechas con las cuatro notas del tema principal, invertidas especularmente con las cuales desarrolla otro tema, como ejemplo del recurso del espejo en el ámbito musical.
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