Por TOÑO MORALA
Tenían unos veinte años, y sí, eran idénticas. La historia dice que algunos hombres han tenido problemas con algunas gemelas, pues a menudo les engañaban. Eran engaños chistosos y poco más; pero hubo una historia, ésta que les voy a contar, donde unas buenas gemelas dejaron a la altura del betún a un gigoló de esos que andaban por ferias y fiestas. Llevaba el buen hombre detrás de una de las gemelas… pero si eran idénticas… En conclusión, que en las fiestas del pueblo sacó a bailar a una de ellas, y le pidió permiso para cortejarla… y se lo dio toda sonriente. Y ahí empezó la aventura. Como vestían igual, se peinaban igual, y tenían los mismos gustos y timbre de voz; pues el hombre no sabía si le estaban engañando; hasta que harto dijo… —¡Te voy a dar un beso!, y la besó apasionadamente… con ojos cerrados e intentando recordar cómo besaba. Pasaron los días, y volvieron a verse, pero estaban las dos… —¿Quién es quién?, preguntó. —Decídelo tú… a ver quién es tu novia, todas sonrientes le dijeron. Ni corto ni perezoso cogió a una y la besó… luego a la otra… e inseguro, no fue capaz de saber quién era cada una; cabizbajo y dolido se marchó, mientras las gemelas sonrientes iban diciéndose una a la otra… —¡Hemos tenido que ensayar mucho… pero ha merecido la pena…!
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