
Con enorme tristeza despedimos a Eloy Rubio Carro, «astorgano del barrio de Santo Toribio, profesor de filosofía, periodista a ratos, fotógrafo de afición y poeta a cuenta gotas», como se definía a sí mismo.
Eloy Rubio falleció el 3 de mayo de 2024 en su casa de Valdespino de Somoza, a los 66 años, a causa de un cáncer de diagnóstico repentino que no le dio ninguna oportunidad, cuando le faltaban apenas unos meses para jubilarse.
Coordinador y alma mater de la revista ContextoGlobal —suplemento cultural del digital astorgaredaccion.com que dirige su compañera Antonia Reinares—, colaboró con muchos amigos y amigas en distintos proyectos literarios, editoriales y culturales, también con TAM TAM PRESS desde sus inicios, de manera incondicional. Le quisimos y le seguiremos queriendo a través de Antonia y de sus dos hijas, Clara y Lucía, herederas de su silencio reflexivo, de su curiosidad, su integridad, su coraje y su manera de entender y afrontar la vida.
Nos deja, además, dos libros de poesía, ‘pajaroquealanochesederrama’ (2009) y ‘La vida la pasar’ (2018), y alguna plaquette como ‘Mudas de la rosa’ (2011). Como sostenía en una entrevista que le hizo Tomás Nestor, «El poeta puede ser un gran mediador expresando emociones que no son suyas»
De su libro más reciente escogemos este poema para convocarle, en el recogimiento del último adiós:
QUÉ SILENCIO EL PAISAJE DEL ALBA
Espera, espera
justo ahora el velar
del alma,
ningún susurro por si llegaran…
En el flujo del jardín
qué silencio el paisaje
del alba.
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Enlaces:
- «Eloy», por Fulgencio Fernández
- «Animula, vagula, blandula (a Eloy Rubio Carro)», por Bruno Marcos
- Queremos tanto a Eloy… (en memoria), por José Luis Puerto
- Carta a Eloy, por Paz Martínez
- Adiós a Eloy Rubio Carro, por la Plataforma Ciudadana por la Igualdad y Contra la Violencia
Eloy, gran conversador, agudo y silencioso pues, en mi experiencia, callaba de lo que sabía y hablaba con profundidad. Nunca le escuché que hablara por hablar. Quizás proyectaba en sus fotos un extra de lenguaje. Amable, inteligente, comprometido y bueno. Además, fue un buen compañero de trabajo, más de la gente que del papeleo. Por eso también, fue tutor de mi hijo, comprensivo y dialogante, en aquel mar bravo de chiquillos en los que Eloy, tenía el acierto de naturalizar con el lenguaje lo que otros dramatizaban como si fuera la gran excepción: la validez de la calma y experiencia de Eloy. Descansa en paz, amigo.
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Eloy Rubio, el completo que encontré en el IES Valle de Laciana, que me impresionó por su quietud, por su paciencia, por su serenidad. Un perfil sobrio, sin aspavientos, un compañero conjugando siempre el verbo compartir en presente continuo. Que gran compañero!! Descansa en paz querido Eloy
Juan Ramón Fuentes Jiménez
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