Adiós a Jesús Anta / El vecino total

Jesús Anta, hombre de convivencia, en la escultura de Eduardo Chillida ‘Lugar de Encuentro II’, colocada en Madrid. Fotografía: Chema Cabezas.

Hace apenas unos días moría de forma inesperada Jesús Anta, persona muy involucrada con el movimiento vecinal de Valladolid, la historia, el patrimonio y la provincia.  Miembro destacado del PCE, Izquierda Unida y CCOO, concejal y diputado provincial varias legislaturas, siempre tuvo entre sus principios el respeto por el contrario, el diálogo, la amistad, el medio ambiente y una visión amplia de la vida. Autor de varios libros, articulista e investigador incansable, su desaparición ha supuesto un mazazo para el activismo social y cultural.

Por ISAAC MACHO

Maestro, como sé que madrugas y hace ya varias semanas que no coincidimos te escribo al correo electrónico porque seguramente estarás rastreando papelajos, como buena rata de archivo que eres, y así me aseguro, al menos, de que lees el mensaje. Dirás que no me meta en lo que no me incumbe pero, ya sabes porque te lo he comentado en otras ocasiones, pienso que deberías bajar un poco el pistón y disfrutar más de tu ganada jubilación.

Ahora que nos estamos malacostumbrando a las broncas sin fin en los foros públicos y a las fake news de algunos medios y redes sociales, me gustaría quedar contigo para hablar de la montaña que tanto amas, de algunas otras cuestiones y, de paso, sosegar mi alma. Quiero que me expliques cómo te lo montas tú para charlar y mantener una conversación de amigo con cualquiera aunque apenas conozcas al interlocutor. Esa facilidad tuya por intentar entender el proceso mental de quien tienes enfrente, sin tener en cuenta el componente ideológico, me desconcierta y me encandila al mismo tiempo por el profundo componente humano que respiras. Ya lo decía Eduardo Galeano que culta es la persona que es capaz de escuchar al otro. Veo que en esto coincidís.

¿No te das cuenta de que ya has entregado siete vidas a tu querida Pucela con tus incontables paseos por los jardines del Campo Grande? Sé que estás implicado en dar a conocer su bosque animado, la belleza de sus aves y la abultada nómina de esculturas que pueblan este célebre parque público empezando por el popular Catarro, Rosa Chacel o los fotógrafos Marcelino Muñoz y su hijo Vicente.

Date un respiro en tus averiguaciones sobre el origen de las calles y plazas, los conventos, los personajes históricos, esas fuentes de las que sacas agua continuamente. No me cabe la menor duda de que tú has contribuido a prolongar la leyenda de aquel viajero del siglo XVIII que aseguraba que Valladolid era “La Venecia de Castilla”.

El conde Ansúrez o Teresa Gil, y su padre Alfonso III de Portugal, ya te tienen requetefichado en su tablet, seguro. Somos muchos también los que sabemos que la dársena del Canal de Castilla, Arca Real o el Puente Mayor son algunos de tus rincones favoritos. Por estar, estamos al tanto de que uno de tus paseos preferidos es la plaza del Ochavo, sobre todo, cuando caminas por ese lugar bajo la lluvia.

Solázate, Jesús. Deja descansar a tu blog, esa mirada curiosa pendiente de todo lo que se mueve en la ciudad o en la provincia. No lo olvides: el patrimonio, la cultura, la semblanza de los pueblos de la provincia y sus monumentos —claves, sí—, pero pueden esperar.

En esa bitácora personal no me ha pasado desapercibido tu particular homenaje a embajadores del arte como el bailarín Vicente Escudero y Manolo Sierra, el pintor comprometido con el ser humano que tanto aprecias.

En todos esos apuntes dejas constancia de tu inquieto, apasionado, generoso, solidario y hondo olfato de observador. Esa cercanía pausada, didáctica y dialogante con la gente llana, con la gente del pueblo que mantiene y conserva discreta y orgullosamente sus tesoros arquitectónicos: los pósitos, alhóndigas, paneras, pozos de nieve, lavaderos y castillos.

¡Tienes tantos miradores rurales que te reclaman…! Nava del Rey, Vega de Ruiponce, Valdestillas, Ceínos de Campos, Tiedra, Palazuelo de Vedija, Cogeces del Monte, Megeces. ¡Larga lista de sitios de los que hablas y otros tantos más que nos marcan la huella hasta ti!

En tu obstinada insistencia por enseñar al mundo las maravillas que pueblan la geografía vallisoletana, has escrito sobre las catedrales de Medina de Rioseco o las giraldas de Alaejos, pese a ser agnóstico. Dos ejemplos que hablan de tu compromiso con el arte, de tu honestidad y la ética de tu trabajo que aun siendo un rojeras no has tenido inconveniente en revelar estas alhajas cristianas. Al escribirte estas líneas me acuerdo del dramaturgo Francisco Nieva que llevaba muy a gala esa lección íntima de comprender, no juzgar.

Tú que vas siempre como un pincel, y que has aplaudido que Valladolid entrase en la modernidad con el Puente Colgante, también nos has advertido de que la Inquisición había echado raíces en el solar del que luego sería colegio público Macías Picavea. Menos mal que un incendio nos quitó aquel peso de encima.

Me han preguntado por ti vecinos del Barrio Belén. Quieren saber dónde andas metido últimamente pero, no te lo pierdas, también históricos de Rondilla, Pajarillos, Circular, El Refugio y La Victoria. ¡Ya te vale! Sé que estás enfrascado en el enésimo libro e imagino que no duermes buscando contrastar tus fuentes. Pero entiéndelo, no puedes mantener tantos frentes abiertos. Los seguidores de “En junio, la Esgueva”, los lectores de la revista “Belén pide paso”, desde la Casa Revilla o esta misma mañana los concentrados en el Camino del Cementerio para protestar por la tala de árboles se planteaban esa misma cuestión: ¿qué hace Jesús?

Casualmente acabo de pasar por el cementerio de El Carmen y me he rencontrado con los personajes ilustres que viven en esa ciudad del descanso con los que tú hablas a menudo. La mayoría, por no decir todos, se interesaron por ti. Llevan sin verte, me dijeron, desde primeros de noviembre. Especialmente, tres me dieron efusivos recuerdos: Concha Velasco, García Quintana y Francisco Pino. Muy meritorio porque estos no se casan con nadie.  Y, perdona, eso que has dicho de que en junio vas a dejar las visitas, tengo que verlo…

Termino y en este punto sospecho que no te va a gustar la observación: ¿qué te parece si pedimos al ayuntamiento de Valladolid que ponga una calle o una plaza a tu nombre? Al fin y al cabo no has hecho otra cosa que creer y abrir la ciudad a la gente, concebirla como un espacio público donde lo importante son los vecinos, la colectividad frente al individualismo.

A lo dicho, amigo: haz un hueco en tu agenda. Tenemos que hablar de muchas cosas. No olvides que, como sueles repetir, los derechos tenemos que conquistarlos día a día. Un abrazo.

 

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