Este jueves 20 de marzo a las 19:30 horas la galería Espacio_E (C/ Azorín 22, bajo. Trobajo del Camino. León) inaugura la exposición “En el reflejo de la sombra habita el verso” de Paula González-Vallinas. La artista leonesa fue la ganadora de la edición del premio de pintura Camarote Madrid 2024. Se podrá visitar hasta el 27 de abril en horario de lunes a viernes de 11:00 a 13:30 y de 17:00 a 20:00 horas.
El sentido poético es el hilo conductor de las obras que componen esta muestra de pintura al óleo que Paula González-Vallinas cuelga en Espacio_E, bajo el título de “En el reflejo de la sombra habita el verso”.
Con una óptica abstracta, veladuras y el empleo de una reducida gama cromática en la que predominan los grises y negros, la artista recrea una delicada poética en torno a objetos cotidianos que se sitúan en un espacio solapado entre lo que se ve y lo que no se ve, entre la luz y la penumbra.
Paula González-Vallinas (León, 1999) cursó la carrera de Bellas Artes en la Universidad Politécnica de Valencia al tiempo que estudió el grado de Medicina en la Universidad de Valencia. Pese a su juventud, ha conseguido el primer premio en el “X Certamen de Artes Visuales de Camarote Madrid», o el accésit en el “Premio de Arte Joven de Castilla y León”.
Además, ha formado parte de la exposición de la 29 Bienal de Art Meliana al ser uno de sus trabajos seleccionado finalista del certamen.


Reproducimos un texto de Javier Claramunt Busó que explica su pintura.
“En el reflejo de la sombra habita el verso”
“En los cuadros de P. González-Vallinas parece que los objetos, las cosas, están en lo fronterizo, entre mostrarse y sustraerse a la mirada, en ese intersticio entre la luz y las tinieblas, entre lo mostrado y lo velado, entre el ser y el no ser. Su fuerza, su vida, se manifiesta y sustenta en la interdependencia e interacción entre lo visible y lo invisible, entre lo contrapuesto y lo complementario.
Frente a la poderosa inercia de mostrarlo todo, mirar todo, estar en todo, se señala así la necesidad de resistencia, de ubicarse en lo incierto, lo inasible, lo inefable, como única manera de preservar y habitar lo íntimo. Allí. En esa linde entre la penumbra de la memoria y la contingencia de lo real, en la indecisión del salto de los ocultos adentros a la sofocante luz, en la indeterminación de lo contiguo”.
