
Con el fin de septiembre concluyó el homenaje colectivo que le han rendido los habitantes y asociaciones de las comarcas leonesas de Laciana y Babia a Manuel Sierra, un pintor que ha entregado su arte y su vida a los movimientos sociales, a los mineros, a los paisajes y a las preocupaciones de los habitantes de esta tierra rodeada de montañas y caracterizada por sus reivindicaciones.
Por ISAAC MACHO
El ciudadano Manuel Sierra es hijo predilecto de Villablino por su carácter luchador y artístico, por sus carteles y las luchas sociales que ha llevado a cabo, por haber atendido tantas veces la vida del municipio, por haber rodado kilómetros y kilómetros con el carro mitológico del movimiento obrero, por haber acompañado a los vecinos y vecinas de esta tierra de lucha.
Asociaciones como LacianArt a la cabeza, colegios, entidades, bares, conciertos, sindicatos, círculos culturales, iglesias, institutos, calles, espacios medioambientales y hasta pastelerías, como si se tratase de una extensa familia de Laciana y Babia, han rendido un intenso y largo reconocimiento público, durante el verano que acaba de terminar, al pintor Sierra “por su gran vinculación personal y familiar” con estos pueblos, sus gentes y sus paisajes.
Tres meses en los que diversos colectivos han querido poner de manifiesto su agradecimiento a la dilatada trayectoria de Manuel Sierra a través de 15 espacios expositivos, talleres, visitas guiadas, mesas redondas, conciertos y la participación de alumnos de 6 centros educativos con diversas obras recordando el consejo que él mismo les da a los jóvenes: “perseguir vuestros sueños contra viento y marea”.
Los admiradores del creador lacianiego han vuelto a recordar, años después, la película de su trabajo en el campo de la pintura, el muralismo, la ilustración, la cerámica, el cartelismo, los grabados, sus diseños para teatro. En esos territorios artísticos se resume “su parte más amable, más bonita y entrañable donde habla de sus gentes, de su familia, de su entorno físico y también la más terrible, oscura, monstruosa y reivindicativa, donde nos muestra lo político y social”, así concreta Anay Marín, componente de LacianArt, la gigantesca labor del trabajo de este creador.
:: Pintar con el maestro
El caso de la alumna de Bachillerato del IES Obispo Argüelles de Villablino, Daniela Delgado Martínez, al referirse a Sierra, se repite con frecuencia en la zona. Esta joven afirma que Sierra además de ser “un gran pintor, demuestra ser más que eso”. “Mi familia lo conoce bien porque en casa de mis abuelos tenemos un cuadro pintado por él y en el centro de Alzheimer en el que trabaja mi madre hay también un mural suyo que hace más agradable el lugar”, subraya.
La actividad que Manuel Sierra desplegó en los pueblos de las dos comarcas del norte de la provincia leonesa siempre ha guardado estrecha cercanía con la educación. Por citar un ejemplo, el caso del colegio de Huergas de Babia es significativo. Al pasear por sus instalaciones, el visitante se encuentra con una verdadera “capilla sixtina” donde, en lugar de encontrarse con frescos renacentistas, sorprenden numerosos murales en los que el pintor leonés atrapa al espectador con todo su poder imaginario.

Uno de los alumnos que tuvo la oportunidad de participar y colorear aquellas pinturas con Manuel Sierra en una de sus múltiples visitas al centro fue Daniel Pérez Fernández, que luego ha seguido el camino artístico en campos como la escultura en metal, la piedra y la madera. “Tengo especial cariño a Manuel Sierra desde pequeño porque me tocó verlo pintar los murales del colegio de Huergas de Babia en los cuales nos dejaba participar a los alumnos que estudiábamos allí. Para mí y para todos los que nos encontrábamos allí, desde ese momento, nos causó un gran impacto poder participar con él haciendo su arte”.
Para el escritor, traductor y profesor de la Universidad Pontificia Comillas, Pedro Piedras Monroy, acercarse a “alguien tan poliédrico como Manuel Sierra” solo puede hacerse con una apuesta social y artística del tamaño de la exposición “Universo Sierra” en la casona de la Fundación Sierra Pambley en Villablino.

:: Homenaje en casa con su gente
“Es todo un acierto el modo en el que LacianArt, con distintos formatos y en ubicaciones diferentes (aunque todas dentro del contexto Babia-Laciana), ha subrayado la complejidad de un artista que redifine el arte popular, creando formas universales, desde un apartado simbólico personal tan reconocible como único. Manuel Sierra, por encima de todo, se ha dedicado a proyectar la energía estética de esta geografía a través de sus obras; por eso, pocos homenajes son tan acertados como este, en su casa, en su tierra y con su gente”, señala el docente universitario.
La artista Carmen Madreñarroja, que centro su producción en recolectar, tratar y conservar los materiales del entorno vegetal, ajena a las reglas del mercado, presenta en la Fundación “El chozo rojo”. Un guiño al propio trabajo de Sierra, “en recuerdo a su serie de “El carro rojo” porque “rojo es también este chozo/juguete, rojo como el corazón de estas montañas comunes, y como su corazón y el mío”, reflexiona. Con esta esbelta pieza de cuatro metros de altura, la artista quiere rendir homenaje “al niño que siempre asoma en sus ojos y sus acciones” y al que desea “que nada te arrebate las ganas de jugar”, propone.

La localidad de Caboalles de Abajo ha participado en esta distinción generalizada de Laciana y Babia con una exposición al aire libre con las obras que Sierra crea todos los años, ex profeso, para la asociación Iniciativas Culturales de Caboalles (INCULCA). Es ya una tradición que el autor les regale cada año una creación que recoja algún rincón de la memoria colectiva del pueblo y de la que los voluntarios y colaboradores de este colectivo luego imprimen 150 serigrafías en tela, numeradas y firmadas por el artista. Posteriormente las venden al público con el objetivo de recaudar fondos.
El presidente de INCULCA, José Luis Montes, se muestra orgulloso de colaborar en este reconocimiento al pintor lacianiego como artista y como ser humano. “Al artista por compartir su talento de manera altruista” y “al ser humano por su trato cercano, cordial, humilde y generoso que siempre ha brindado hacia nuestra asociación”.
Todas las voces convocadas a esta reunión online para rendir tributo a la figura de Manuel Sierra han expresado una opinión unánime: es un justo homenaje al pintor del pueblo. Anay Marín, coordinadora de LacianArt, asociación que ha organizado las iniciativas que han rendido este homenaje público al pintor leonés en las dos comarcas, analiza de este modo la obra del artista distinguido: “Una mirada amorosa y reflexiva a los paisajes cotidianos que nos rodean, tanto interiores como exteriores. Un viaje desde lo pequeño y lo íntimo a lo social, una lucha, un compromiso y una convicción por mejorar el entorno social para todos”.
