Este martes 23 noviembre, a las 19:30 horas, la compañía Azar Teatro lleva a escena en La Casona de San Feliz de Torío, la obra “Y en mi corazón el dardo”, un monólogo sobre la vida y obra del poeta León Felipe, protagonizado por Carlos Tapia. La actuación se enmarca dentro del proyecto “San Feliz pueblo, estación cultural para familias”, que organiza Factor Espacio San Feliz. La entrada es gratuita hasta completar el aforo.
“Y en mi corazón el dardo. Imaginando a León Felipe” es una propuesta dirigida por Javier Esteban e interpretada por Carlos Tapia que se sumerge en la vida y la obra de León Felipe (Tábara, 1884 – Ciudad de México, 1968), un hombre íntegro y comprometido, representante de los creadores exiliados tras la Guerra Civil. Llevar a los escenarios sus versos, impregnados de crítica y de lucha contra las injusticias sociales, ha supuesto para Carlos Tapia saldar una deuda con el poeta zamorano, todo un referente poético y humano para el actor desde su adolescencia, y con su poesía que después de los años le sigue conmoviendo. “Han pasado los años y su poesía sigue ahí, en mi interior, más viva que nunca. Mi oficio me había brindado la oportunidad de recitar alguno de sus poemas en público y pude comprobar la vigencia de su obra y como su verbo, tan comprometido con su época, emocionaba y seguía vigente, muy vigente, en este siglo XXI. Fue entonces cuando sentí el impulso de pagar esta deuda pendiente con el poeta nacido en Tábara. Lo propuse en la compañía y empecé a trabajar en el proyecto con Javier”.
La fórmula escénica para ahondar en su figura huyo desde sus inicios, tal como aseguran director y actor, de la idea de un recital poético. Tenían claro que había que elaborar una dramaturgia, encontrar una historia donde encajar la esencia de su poesía. “Por suerte la poesía de León Felipe está llena de historias, de vida, de su propia vida. No hay mejor camino para entender la vida de León que su poesía. Su relato poético es su propia autobiografía. En esta búsqueda de historias con las que construir una dramaturgia encontramos vivencias del poeta que nos inspiraron y que pusieron los cimientos del espectáculo, de la obra teatral”.
Entre la Generación del 98 y la del 27
Hijo de un notario, León Felipe pasó su infancia en Sequeros (Salamanca) y en 1893 se trasladó con su familia a Santander. Tras estudiar en Madrid, ejerció de farmacéutico en varias ciudades al tiempo que trabajaba como actor para una compañía de teatro itinerante.
Estuvo encarcelado por deudas, administró los hospitales de Guinea y en 1923 llega a México donde se dedica a la enseñanza, es bibliotecario en Veracruz y agregado cultural de la Embajada de la España republicana; profesor de Literatura española en distintas universidades de América.
A su llegada a México conoció a Berta Gamboa, profesora también, con quien contrae matrimonio. Se trasladan a Norteamérica, donde traduce a Waldo Frank y a Walt Whitman y escribe un largo poema titulado Drop a star.
Al estallar la Guerra Civil española se encontraba en Panamá, desde donde regresó a España para apoyar la causa republicana. En 1938 se exilió definitivamente en México.
Se le sitúa a caballo entre la Generación del 98 y la del 27. Versos y oraciones de caminante es su primer libro de poesía (años después titularía un poema: Versos y blasfemias de caminante) que leyó hacia 1919 en el Ateneo de Madrid. Escribió, además: La insignia (1936), El payaso de las bofetadas (1938), Pescador de caña (1938), El hacha (1939), (1939), Ganarás la luz (1943), España e Hispanidad (1947), Llamadme publicano (1950), El ciervo (1954), Oh este viejo y solo violín (1968).
Tradujo Canto a mí mismo, de Walt Whitman, en 1941. En España y durante muchos años, fue un autor apenas conocido por su Antología rota (1957). Al publicar Gerardo Diego Obra poética escogida (1977) lo da a conocer, suscitando un gran fervor entre la juventud.
TAM-TAM PRESS 