
Por FERNANDO CAYO
Acabamos de terminar hace unos días en Torrelavega la gira del espectáculo ”De ratones y hombres”, de John Steinbeck, producido heroicamente –dieciséis trabajadores en gira– por Concha Busto, y dirigido magistralmente y con amor por Miguel del Arco. Ha sido un viaje artístico fantástico. También ha sido un viaje humano profundo. Desde hace unos meses participo en un grupo de terapia Gestalt para hombres, un encuentro para compartir vivencias y encontrar un lugar, como hombres, en este mundo cambiante y desestabilizado en el que, si queremos evolucionar, debemos abandonar viejos patrones de hombría machista, competitiva, destructora y alejada de lo emocional, y adoptar una masculinidad responsable, emocional pero plena de fuerza. En este equipo artístico me he encontrado un grupo humano de alto nivel donde he vivido cómo poner en práctica esta nueva óptica, hombres que viven intensamente su emocionalidad, abiertos pero intensamente hombres. El teatro es sin duda una escuela de vida.
Es una de las grandezas de este oficio, que es –como dicen de los sueños– un campo de pruebas en el que podemos jugar la vida sin las consecuencias de la vida real. Esa es una de las razones por las que es necesario incluir las enseñanzas dramáticas en la educación de nuestros hijos, como hacen en otros países que se quieren a sí mismos un poco más que nosotros.
En este viaje por toda España hemos tenido oportunidad de encontrarnos de primera mano con el pulso del país. Hemos tenido la fortuna de contar con una media de público muy alta, lo que determina el creciente interés del público de este país por el teatro. Hemos pasado por auditorios gigantescos faraónicos y absurdos de tamaño y presupuesto inflado, de los que se estilan en este invierno de desventuras políticas. Hemos visto el teatro independiente de este país desmenuzándose, pero con los artistas luchando y creando más que nunca, asaltando el escenario si es necesario como en Valencia para leer sus manifiestos, o reuniéndose y reinventándose como en Asturias y Cantabria. Hemos visto de nuevo el desequilibrio norte-sur económico y cultural, el sur está sufriendo mucho más la crisis, de hecho allí hemos hecho contadas actuaciones, apenas Sevilla y Málaga, no hay dinero, bueno sí lo hay pero está en los sitios equivocados, está reflotando cajas de ahorros, bancos y en los bolsillos de los corruptos, no en los teatros.
Hemos visto el viciadísimo y políticamente pernicioso ambiente cultural de Valencia, la gente de la cultura allí tiene miedo, señores, tienen censura, están presionados y amenazados. ¡¡¡Y estamos en el siglo XXI!!! También hemos pasado por teatros muy bien gestionados, con profesionales interesados en lo artístico y no solo en hacer caja, curiosamente son los teatros que mejor funcionan también en lo económico. Nos coprodujeron valientemente Calderón de Valladolid, Arriaga de Bilbao, Teatro Español de Madrid, Cuyás de las Palmas…
Hemos perdido la oportunidad de hacer gira por Latinoamérica por motivos económicos, después de medio año de negociaciones esperanzadoras, hubiera sido un cierre genial… Todo este recorrido tiene como broche 12 nominaciones a los Max, pero sin duda, en este momento, deja un sabor agridulce. Me quedo con la certeza vibrante de que donde más se cuida la cultura, la educación y el arte las cosas van mejor. ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina?