Emoción, lágrimas y memoria en el semiclandestino estreno de la película «Colonia Dignidad» en Chile

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Ningún cine chileno ha querido exhibir la película ‘Colonia Dignidad’, del director alemán Florian Gallenberger. Ante esta realidad, la productora de la película ha realizado un pase especial y gratuito en un lugar muy significativo de la memoria histórica de Chile: el Estadio Nacional. Y el periodista leonés Alfonso F. Reca estuvo allí.

Por ALFONSO F. RECA

Santiago de Chile.—  Colonia Dignidad es un nombre que todavía hace que las calles de Chile lloren y agachen la cabeza. No es fácil describir qué fue. Una brutal y asquerosa secta pederasta, un centro de torturas y ejecuciones, un laboratorio de armas químicas… Todo eso, y más. Un agujero negro en la historia de la humanidad donde se sucedieron algunos de los episodios más violentos, crueles y repulsivos del siglo pasado en toda América Latina.

La historia de este lugar, ubicado en la región del Maule, nace de la mano de Paul Schäfer. Un despiadado pederasta que en los años 60 huye de Alemania y establece en Chile una colectividad teóricamente dedicada a las labores agrícolas y al trabajo mancomunado. Un lugar apartado de las grandes urbes y sobre el que se levantó un vergonzante muro de silencio, solo roto por una par de personas que lograron escapar y dar cuenta de lo que realmente ocurría en su interior. Violaciones a menores, brutales torturas, experimentación humana y química y muerte, mucha muerte. Todo ello con la complicidad no solo de la dictadura de Pinochet, sino también de la embajada alemana en el país transandino, que negó ayuda a quienes trataron de denunciar y protegió a su siniestro líder Schäfer.

La documentación que obra en manos de Alemania sobre este lugar sigue siendo clasificada, aunque hace unas semanas, Frak-Walter Steinmeier, el ministro de Asuntos Exteriores de Merkel, calificó estos hechos como “un capítulo negro en la historia de la diplomacia alemana”. Agregó, además, que “es evidente que los diplomáticos perdieron la orientación e hicieron muy poco para proteger a las personas que buscaban escapar del maltrato”.

Estas palabras, aunque bienvenidas, llegan con evidente tardanza y en un contexto muy determinado: el estreno mundial de la película ‘Colonia Dignidad’, del director alemán Florian Gallenberger y protagonizada por Emma Watson y Daniel Brühl. La cinta relata sin censura las atrocidades cometidas en este lugar y, aunque las envuelve en una historia de amor entre los protagonistas, ha vuelto a situar a la espeluznante colonia de Schäfer en el centro de atención y traído a la memoria muchos amargos recuerdos.

Pero el estreno del filme realmente no ha sido mundial. En Europa y Estados Unidos se puede ver en los cines como cualquier otra película. Incluida Alemania. Pero no en Chile. Ningún cine chileno ha querido exhibir la cinta hasta la fecha. Una situación que ha causado un fuerte malestar en la población, que habla simplemente de “censura”, acusación que el Gobierno niega para derivar la responsabilidad en distribuidoras y salas.

Ante esta realidad, la productora de la película ha querido tener un gesto de solidaridad con la sociedad que sufrió en sus propias carnes la sinrazón de este lugar. Un pase especial y gratuito en un lugar muy significativo de la memoria histórica de Chile: el Estadio Nacional. Un lugar que, como la colonia de la película, fue utilizado como centro de detención y tortura por las fuerzas armadas tras el golpe de estado de Pinochet en 1973. Allí, en un pequeño cubículo cedido a la asociación Estadio Nacional Memoria Nacional, y en presencia de algunos supervivientes de la colonia y la dictadura, se estrenó este martes la película que ningún cine de Chile ha querido mostrar.

Un hecho insólito a la vez que histórico que contó con una afluencia que desbordó a los organizadores. Si la sala tenía capacidad para un centenar de personas, al Estadio Nacional acudieron miles. Un par de horas antes del estreno la cola para acceder ya era kilométrica. Se habilitó otra sala para la proyección, que no tardo en llenarse también. Fueron cientos de chilenos quienes se tuvieron que dar la vuelta (se ha anunciado otro pase para la semana que viene) o apretujarse en las ventanas para tratar de ver algo.

Ante la avalancha, algunos voluntarios improvisaron una multitudinaria visita a los históricos lugares de recuerdo y memoria del Estadio. “Durante todo el año estamos proyectando películas y documentales y hay veces que solo han venido dos o tres personas, lo de hoy nos ha desbordado”, reconocía Wally Kunstmann, presidenta de la asociación de expresos del Estadio Nacional que organizaba el evento, mientras pedía perdón a los que no habían podido encontrar acomodo en las salas.

Faltaban veinte minutos para las ocho de la tarde cuando se apagaron las luces y comenzó la proyección. Comenzaban 110 minutos de intenso metraje que ponían voz e imagen a un episodio negro de la historia reciente de Chile. Las lágrimas no tardaron en aparecer entre el público. La repulsa y el asco, también. Cerca de hora y media de gran intensidad emocional. Aplausos espontáneos jaleaban a los protagonistas cuando trataban de huir y denunciar. Hondos suspiros cuando fracasaban.

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No hubo ni grandes críticas ni grandes alabanzas a la película cuando se encendieron de nuevo las luces. No se trataba de eso. La calidad de la cinta era lo de menos, la historia que relataba y sacaba a la luz era lo principal. “No conocía lo que pasó en Colonia Dignidad y es muy impactante, sobre todo porque es Chile y no hace mucho tiempo”, decía una joven visiblemente emocionada. “Es brutal la weá”, resumía un señor de mediana edad a su lado.

Sin moverse de las sillas varias mujeres veteranas lloraban. Una de ellas se abrazaba a su joven nieta. La sala respiraba una mezcla de vaho y silencio. Algunos se retiraban, otros esperaban. Tomó la palabra Loreto López, antropóloga del Programa de Psicología Social de la Memoria de la Universidad de Chile y colaboradora de la Asociación por la Memoria y los Derechos Humanos de Colonia Dignidad. Contestó preguntas y aclaró dudas, en una especie de cine fórum. Al terminar el histórico pase todos pusieron rumbo a sus casas entre la neblina que cubría Santiago.

Colonia, la película, no aparecerá en los anales del cine, probablemente no llegue a los Oscar ni sea un éxito de ventas cuando salga en DVD, pero de alguna manera, ya ha hecho historia y ha dado un nuevo sentido a la palabra dignidad.

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