
La gestora cultural María Calleja recibió uno de los tres premios Diálogo 2022 de la Fundación Jesús Pereda de CCOO Castilla y León el pasado 30 de septiembre en la sala Fundos Fórum Valladolid. En su caso, el reconocimiento correspondió a la Trayectoria individual, mientras que el grupo soriano de teatro La Bo-Eme fue galardonado en el apartado de la Trayectoria colectiva y el Centro Obrero y Popular El Candil (del popular barrio El Ejido, de León) obtuvo la condecoración a la Promoción Cultural Local.
El siguiente artículo sobre la trayectoria de María Calleja es un texto colectivo*:
María Calleja, la discreta mecenas de la cultura
Tras recibir la escultura de Luis Álvarez Blanco, elaborada artesanalmente en forja, la premiada aseguró encontrarse “sorprendida y agradecida” por la distinción y recordó que cuando el presidente de la Fundación, Ignacio Fernández, la llamó para darle la noticia tuvo “una mezcla de incredulidad y de alegría, pero sobre todo de sorpresa”.
Y es que uno de sus rasgos personales más característicos es la discreción con la que se ha desenvuelto durante toda su vida laboral, social o cultural. Por eso, cuando señaló en su discurso de agradecimiento que “si digo que hay personas con más méritos que yo para recibir esta distinción os aseguro que no es falsa modestia, lo creo así”, pocos pensaron que se trataba de una frase artificiosa.

María Calleja nace en León y pronto se traslada a Valladolid. Muy joven empieza a trabajar en la Semana de Cine Religioso —será en la quinta edición, 1960—, hoy reconocida como SEMINCI. A lo largo del tiempo, realizará diferentes cometidos organizativos en la gestión del Festival, en unos “años que podríamos calificar de heroicos”, recuerda.
A lo largo de su disertación, la homenajeada se refirió a la “generosidad” con que actuaron tanto la fundación como los miembros del jurado que le otorgaron el premio. “No solo por distinguirme sino por darme la oportunidad de repasar mi memoria de trabajadora desde muy joven en la Obra Social y Cultural de Caja Provincia de Valladolid y de Caja España”, señaló.
Al respecto, recordó que “las Obras Sociales y Culturales fueron algo constitutivo y fundacional de las Cajas de Ahorros frente a los bancos, a quienes les faltó tiempo para acabar con dichas entidades”, criticó recordando la brutal transformación que se ha producido en el sector bancario en los últimos años.
Discreta, una vez más, María Calleja Fernández enumeró, de pasada, en qué se basaba su cometido en aquellos primeros momentos donde no había nada planificado. “Mi trabajo consistió en redactar, o más bien inventar, las bases de convocatorias y premios nacionales e internacionales de pintura, escultura, teatro, narrativa… Crear y mantener talleres de cerámica y cine, gabinetes de asistencia social, bibliotecas, publicaciones, abrir salas de exposiciones, salones de actos, etc.”

Progreso de la sociedad
Hay que tener en cuenta que, desde el departamento de la Caja de Ahorros de Valladolid, potencia los premios Jauja de Cuentos (1960), el Valladolid de Teatro Breve (1976), los galardones nacionales de Pintura y Escultura (1954) e impulsa la actividad de la artesanía a través del taller-escuela Azarcón de cerámica en la localidad de Arrabal de Portillo.
Asimismo, idea y construye doce salas de exposiciones en la ciudad y provincia de Valladolid en las que exhibirá cientos de muestras artísticas, además de abrir varios centros culturales, espacios para mayores y la residencia de Olmedo, primer alojamiento de estas características en la provincia vallisoletana.
Huellas de su paso por la entidad de ahorros serán también el apoyo decidido en el comienzo de las actividades de la primitiva Escuela de Asistentes Sociales (ubicada, entonces, en la C/Don Sancho), germen de lo que más tarde sería la Escuela Universitaria de Trabajo Social, hoy Facultad de Educación y Trabajo Social.
En su preocupación por animar la vida cultural de la ciudad y provincia pone en funcionamiento un fondo de publicaciones, en colaboración con el Grupo Pinciano, con el objetivo de reeditar libros agotados de grandes estudiosos de la provincia.

Su contribución profesional, desde la Caja de Ahorros Provincial de Valladolid, llega igualmente a las Reales Academias de Bellas Artes de la Purísima Concepción así como de Medicina y Cirugía, organismos que velan por la conservación del patrimonio artístico y el fomento de las bellas artes así como la investigación y el progreso científico de la sociedad. A estos espacios hay que sumar, además, su apoyo a las actividades de la Casa de Cervantes.
Tras la fusión de cinco cajas de ahorros de la Comunidad (León, Palencia, Popular y Provincial de Valladolid y Zamora) que condujo a la constitución de Caja España en junio de 1990, María Calleja se responsabilizó de la integración de las obras sociales de las cinco entidades financieras.
Esas competencias la llevaron también a ostentar la Presidencia de la Comisión Nacional de la Obra Social de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), primer inversor social privado de España de carácter benéfico-social. Entre las funciones que asume, figuran las relacionadas con los asuntos asistenciales pero también aquellas correspondientes a la educación, la promoción cultural y la investigación.

Alma de la Fundación Montes
Durante su etapa al frente del área cultural de Caja España, María Calleja catalogó más de 4.000 obras de arte destinadas al Fondo Artístico de la entidad y dirigió con tesón los 21 centros culturales distribuidos por toda la geografía de Castilla y León. En el haber de esta implicada responsable en materia cultural, educativa, científica y pedagógica destaca también la dirección del departamento de Publicaciones, con docenas de nuevos títulos editados, y la creación de ciclos de conciertos en Castilla y León, en especial, el Otoño Jazz y los conciertos extraordinarios del Día Universal del Ahorro.
Por si esta vasta relación de proyectos no fuera ya profusa, es necesario recoger cientos de actividades en el ámbito del patrimonio histórico y artístico, así como las numerosas acciones en materia de artes escénicas. Asimismo, hay que incluir las convocatorias de premios sociales y las iniciativas orientadas a las personas con discapacidad y mayores, sin olvidar la dirección de programas en el ámbito de la cooperación al desarrollo y las convocatorias de becas universitarias y la gestión de centros escolares.

María Calleja, verdadera mecenas del arte, la cultura y la acción social, fue la vicepresidenta de la Fundación Segundo y Santiago Montes desde su creación por las hermanas Cristina y Catalina Montes en 1994. Al terminar el curso académico, Caty Montes y María Calleja se desplazaron en varias ocasiones a la región salvadoreña de Morazán.
Allí, mientras la primera se centraba en la instrucción de futuros maestros, María realizaba otras tareas como el reparto de alimentos a los más pobres, así como la recogida de información sobre la situación social y económica de las familias necesitadas. Entre las finalidades de esta ONG destacan la misión de dar continuidad a la labor humanística, concienciación social, artística y cultural llevada a cabo en distintos países (especialmente en El Salvador y Centramérica) por los dos hermanos fallecidos en 1989, Segundo y Santiago Montes.
En la sede de esta fundación, referencia obligada en cualquier itinerario cultural de la ciudad, se han presentado numerosos proyectos educativos, programas de apoyo a la mujer, conferencias, presentación de novelas, poemarios, tertulias literarias, actividades relacionadas con la música y el teatro, exposiciones, debates sobre temas de actualidad de cine, acciones humanitarias y solidarias, arquitectura, medio ambiente, etc.

Entre la nómina de nombres que han impartido sus enseñanzas en este espacio se encuentran desde premios Cervantes como Antonio Gamoneda o José Jiménez Lozano hasta premios nacionales como Olvido García Valdés, Gustavo Martín Garzo o Manuel Fernández Álvarez, y personas reconocidas con el Príncipe de Asturias como Nicolás Castellanos. En esta relación habría que incluir, asimismo, a figuras tan destacadas como Jorge Oteiza, Néstor Basterretxea y Antón Mendizábal.
María Calleja Fernández es patrona de la Fundación Vela Zanetti por expreso deseo de su fundador, el pintor y muralista universal burgalés, y ha formado parte también del patronato de la Fundación Joaquín Díaz.

“La puerta abierta”
En su larga trayectoria profesional, ha participado activamente en manifiestos a favor de la cultura, la reivindicación de un museo de arte contemporáneo para Valladolid, jurados, mesas redondas, programaciones culturales y coloquios en temas relacionados con el arte, la mujer, el coleccionismo, el cine, los premios literarios, los refugiados, la literatura y la música.
Durante los once años que estuvo abierta La casa vieja de Simancas, en colaboración con Gabino Gaona y Maísa Chacel, María Calleja fue la encargada de organizar “las actividades literarias, pictóricas, musicales reuniendo y exponiendo también artesanías ibéricas de todo tipo dentro de un clima de diálogo con los autores en tertulias al amor de la chimenea en invierno y del patio en verano”, recuerda ella misma.

El gestor cultural, Miguel Ángel Pérez ‘Maguil‘, señaló en cierta ocasión que “María Calleja puso a Valladolid (y a Castilla y León, añadimos) en el panorama de las artes plásticas de la época”, hasta el punto de que por sus manos han pasado más dos mil exposiciones, algunas comisariadas por ella misma. Es el caso, por citar una, de la titulada “1898-Castilla y León-1998”, una sobresaliente muestra, organizada por la Junta, realizada en el Monasterio de Prado (1998) con motivo del centenario del 98 y el protagonismo que Castilla y León tuvo en el mismo.
Tal fue el impulso que María Calleja dio al campo artístico en la región que puede decirse que muchos de los artistas plásticos de Valladolid y de Castilla y León se iniciaron durante décadas en el ámbito de las exposiciones de la mano de esta discreta protectora. Porque, como recordó en el momento de recibir el premio de la Fundación Jesús Pereda, “somos una sociedad que necesita el esfuerzo de todos”.
Esta forma de expresarse es el mejor resumen al expresar su preocupación por los múltiples aspectos de la cultura en la región en una época en la que tanto ese elemento fundamental del ser humano como los asuntos sociales no formaban parte de la inquietud de los dirigentes de entidades de ahorro ni tampoco de los responsables públicos.
Para concluir, diremos que quizá la telegráfica definición que de ella hizo la escritora Elena de Santiago resuma la manera de estar y ser, desde el silencio y la absoluta discreción, de nuestra consagrada madrina: “María Calleja siempre vestida de amistad y mano tendida, siempre a punto la puerta abierta, la frase abierta”.
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* Las personas que elaboraron el currículum de María Calleja y presentaron su candidatura a los premios Diálogo de la Fundación Jesús Pereda fueron Galo Senovilla, Matías Pedruelo, César Combarros, Juan José Hermoso, Jesús Anta, Manuel Sierra e Isaac Macho.

Viva María Calleja
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