Mérida vuelve a ser el gran escenario del teatro clásico grecolatino

Por CAMINO SAYAGO

El 59 Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida que echó a andar el pasado 5 de julio llega a su ecuador con una edición que destaca por estar más viva que nunca tras el rotundo éxito de público que cosechó la noche de este domingo el espectáculo de Rafael Álvarez El Brujo “El asno de oro”, de Lucio Apuleyo: 11.795 espectadores. Esta semana le toca el turno a ‘Julio César’, de William Shakespeare, dirigida por Paco Azorín y con Mario Gas, Sergio Peris Mencheta y Tristán Ulloa en la cabeza del cartel.

Con este éxito de Rafael Álvarez El Brujo, la 59 edición del Festival Internacional de Teatro Clásico ya ha cubierto la mitad del camino. El festival organizado por el Consorcio Patronato del Festival y que dirige Jesús Cimarro, pondrá en escena hasta el 25 de agosto en el Teatro Romano otros cuatro espectáculos. En total ha programado siete grandes montajes, uno más que el año pasado, de los cuales cinco son estrenos y a los que se suma una programación paralela mucho más amplia, que tiene como objetivo convertir a Mérida en el epicentro del teatro clásico grecolatino.

“Las voces, enseñanzas y reflexiones universales tejidas en las comedias y tragedias de Eurípides, Plauto, Aristófanes, Apuleyo y de otros clásicos, filtrados algunos por las plumas de Marguerite Yourcenar o William Shakespeare, vuelven a tomar cuerpo a través de sus grandes personajes, como Medea, Julio César, Hécuba y otros que por primera vez en el mundo se llevan a escena, como el Lucio de El asno de oro, que presentó Rafael Álvarez El Brujo”.

Así explicaba el director del festival Jesús Cimarro los pormenores de la programación de esta edición que subía el telón el pasado 5 de julio con el Ballet Nacional de España y la Orquesta de Extremadura y la reposición de Medea, que estrenó esta compañía hace tres décadas en el Teatro Romano. A este montaje de danza y música le siguió Fuegos, basada en la obra de Marguerite Yourcenar y El asno de oro, de Lucio Apuleyo. Ahora le toca el turno a Julio César, de William Shakespeare, del 24 al 28 de julio. Y ya en agosto, del 1 al 11, el protagonismo es para Hécuba, de Eurípides, con un reparto encabezado por Concha Velasco y José Pedro Carrión.

La programación se completa con las obras Las Tesmoforias, de Aristófanes, del 14 al 18 de agosto, y para cerrar el festival, entre 21 y el 25 de agosto, Los Gemelos, de Plauto.

Continuando con la senda iniciada el año pasado para devolver al Festival su estatus de referente nacional de las artes escénicas”, explica el director Jesús Cimarro, “se ha configurado una programación heterogénea, que mantiene la esencia grecolatina, dirigida a un público muy variado y, sobre todo, de gran calidad, refrendada ésta por algunos de los nombres más importantes de la escena española que integran el cartel artístico de esta 59 edición”: Antonio Najarro, Carmen Machi, Concha Velasco, José Carlos Plaza, José María Pou, Juan Mayorga, Mario Gas, Nathalie Poza, Paco Azorín, Rafael Álvarez El Brujo, Sergio Peris-Mencheta, Tristán Ulloa.

Además, ésta edición ha sido la que ha contado con mayor presencia de la escena artística extremeña, con la participación de seis compañías de teatro de la región, como es el caso de Samarkanda Teatro y Triclinium Teatro, que pondrán en escena Las Tesmoforias de Aristófanes, y Verbo Producciones y Oscuro Total que cerrarán esta con la hilarante historia de Los gemelos de Plauto.

“Julio César»

La coproducción entre el Festival de Teatro Clásico de Mérida, Metaproducciones y el Teatro Circo de Murcia, «Julio César» llega a Mérida el día 24. Y por ello hasta el 28 de julio el protagonista central del Festival será el dramaturgo inglés William Shakespeare a través de esta tragedia clásica que aborda la conspiración en contra de Julio César y su homicidio.

Paco Azorín dirige esta producción que cuenta con un cuidado elenco de actores, formado por Mario Gas, Tristán Ulloa y Sergio Peris Mancheta, entre otros que asumen los papeles de Julio César, Marco Antonio y Bruto.

Según Azorín el lenguaje de esta obra, masculina y castrense, que trata sobre “los hombres y la guerra, los hombres y el poder que cambia de manos a través de la guerra y del golpe de estado”, es tosco y directo. Y es precisamente esa austeridad verbal la que aporta a la pieza una fuerza y una violencia nada común sobre el escenario. Por ello, dice que “me gustaría poner el acento de nuestro montaje precisamente en las palabras, en su fuerza poética y evocadora, y, de manera muy especial, en su capacidad provocadora, en su capacidad potencial para modificar el ánimo y alterar la conducta de los que las escuchan. Una manipulación, la verbal, que casi siempre está al servicio del más fuerte, del que ostenta el poder, y que casi nunca está al servicio del pueblo, es decir, de nosotros”. Destaca también su director la actualidad del texto “ en un momento claro de banalización del lenguaje y de pérdida de valor de las palabras y, por lo tanto, de las ideas”.