
Por CLAUDIO HOCHMAN
No voy a negar que trabajé bajo la protección del Estado. Enumero. Teatro San Martín de Buenos Aires, durante diez años, donde pude utilizar miles de recursos y hacer obras que posiblemente no hubiera podido representar sin los fondos provenientes de los impuestos. Hice montajes también para el Teatro Nacional D. Maria de Lisboa y trabajé para muchas compañías españolas que recibían subvenciones. Y sé que Molière trabajaba para el rey, y siguen los ejemplos… nadie puede negar estas cosas y no digo que el Estado no deba apoyar a la cultura. Pero… critico la estadodependencia. Paso a explicarlo.
Hace unos años una compañía portuguesa me llamó para escribir y dirigir un espectáculo. Tenía que escribir la adaptación de un clásico para seis actores. Cuando lo terminé me dijeron que no iban a hacerlo porque no habían recibido la subvención. Yo me puse a pensar en cuántos espectáculos hice en Buenos Aires por pura pulsión, porque me era inevitable, porque si no me moría de angustia comiéndome los deseos.
Al tiempo, me llamaron para decir que habían recibido otra subvención, de menos dinero, y me pedían que adaptara la obra para hacerla con cuatro actores. Menos mal.
En otra ocasión, otra compañía portuguesa me invitó a escribir un texto con la idea de llevarlo a escena. Tuve muchas reuniones donde planificamos la producción, definimos la estética, pusimos fecha de estreno. El texto estaba terminado pero la ayuda no llegó. Dos años me tuvieron esperando mientras ellos aguardaban que se produjera el milagro. No se produjo. Les propuese hacer toda la producción con papeles de diario, escenografia, utilería, vestuario. No quisieron.
Estos tiempos de crisis, sin duda malditos, tienen que traer nuevos aires. Creo que hay que replantearse las maneras de producir, las formas de llegar al público.
En 1983, con la llegada de la democracia a Argentina salimos muchos grupos a trabajar a la calle, a buscar nuestro público, vivíamos de lo que ponía la gente. Muchos teatros en Buenos Aires siguen trabajando con el sistema de la “gorra”, el público solo paga a la salida lo que cree que valió el espectáculo, una de las muchas alternativa posibles para crear nuevos espectadores, invadir otros espacios.
Durante la última dictadura argentina el movimiento Teatro Abierto generó espectáculos potentes y tuvo una respuesta de público increíble, y allí no solo había crisis económica
Creo que es tiempo de recuperar la pasión y hacer, como podamos, lo que realmente tenemos ganas de hacer.
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*Claudio Hochman es director, dramaturgo y docente.
www.claudiohochman.com
Próximamente, estrenará:
- “Waiting on Shakespeare”, en el Pop-Up Theatre, del 10 al 14 de diciembre en Londres (37Kingsway WC2B 6TB).
- “Nada”, el 26 de enero en el Teatro de Carnide de Lisboa.
