Por TOÑO MORALA
Lo dejó caer como una losa sobre el pensamiento… ¡La cultura está por encima de cualquier institución pública o privada… incluso está por encima de los creativos y creativas; en cultura nadie es imprescindible, pero todos y todas somos necesarios…! Era un aviso claro para náufragos perdidos en ese mar de ombligos de botana estrecha. Esos que hacen las cosas para compartir aplausos entre ellos y ellas; esos que se van rodeando entre sí, para de esa manera compartir ese largo vacío y soledad que las artes no pueden llenar. Hay que aprender de lo humilde y sencillo de los pueblos de la aldea común; hay que aprender del tiempo calendario, de las estaciones, de los estados de ánimo, y las costumbres; ese otro apartado que algunos y algunas rehúyen, pues se avergüenzan de donde vienen… y no saben, o no tienen claro a dónde quieren llegar. Cultura del pueblo y para el pueblo… en realidad, ahora, nadie se siente pueblo, ni comunidad, ni aldea. La inmensa soledad cultural a la que nos ha abocado este capitalismo incesante y maltratador del pensamiento hace que casi nadie sea nada, ni siquiera en cultura.
Y de esos redobles de egocentrismo y banalidad, nace lo que nadie quiere, pero aceptado generalmente. Parece ser que más vale un unipersonalismo a tiempo, que la pérdida o esa sensación de sentirse solo y apartado de la nada… ¡Y para estos odres vacíos, no hacía falta tanto pellejo!
—¿Y cómo dice que se llama el ilustrado…?
—Le preguntaron, y dijo que era… “Hijo del silencio, amante de la estupidez… y que usaba algunos libros como calzos para nivelar las estanterías del hambre”.
Qué duro.Cuánta verdad.
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Cierto, Toño. La vida era buscar lombrices para pescar, robar nueces para calmar la niñez embravecida, poner trampas a los pájaros y lavar las heridas con saliva. Abrazos fuertes, Toño.
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Tanto la mayoritaria culturadelaincultura, como la reservada culturadeautorquenopasadesuombligo, me ponen los pelos de punnnnnnnta… Un abrazote, Toño.
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