
Felipe Zapico Alonso es cantante, anartista, poeta, artista, graffitero, profesor de Biblioteconomía y muchas cosas más. Lleva años dando clase en la Universidad de Extremadura, en Badajoz, y en esa ciudad la Fundación CB acaba de inaugurar su primera gran exposición de fotografías en blanco y negro, ‘VisionES’.
Se podrá visitar hasta el 22 de mayo en la sala Espacio CB Arte de Fundación CB, ubicada en la avenida Santa Marina número 25 de Badajoz. Entrada gratuita, el horario es de lunes a viernes de 17.30 a 21.00 horas, y los sábados de 11.00 a 13.30 horas.
Por ELOÍSA OTERO
Felipe Zapico es un «leonés tirando a apátrida, pero de la Avenida de Nocedo a muerte», como él mismo dice. Lleva muchos años haciendo fotos y pequeñas exposiciones (no solo de fotografía), pero la muestra que se puede ver en Badajoz, en la que presenta una colección de «obras de sentimientos, capturas de instantes intuitivos que no responden a normas», sorprenderá sin duda a los visitantes, por el contenido y por el montaje. «Para bien o para mal, esta exposición no va a tener nada, pero nada que ver con otras que se han presentado antes en CB Arte o en otros espacios de la ciudad; es diferente tanto a nivel expositivo como a nivel conceptual”, advierte Zapico.
¿Por qué hace fotos Felipe Zapico? «Por dos razones fundamentales: porque me gusta y porque me da la gana», responde rotundo. «Hago muchas cosas, casi todas por admiración y desobediencia. La palabra, fotografía y artes de la contemplación son mis rutinas diarias”.
La exposición está comisariada por Fernando Cabañas Arias, que también firma un precioso texto en el catálogo, del que extraemos un fragmento:
«(…) [Desde la desobediencia] Felipe Zapico crea su visión antisistema, limpia, seria y que acostumbra a volverse radical. Esta, junto con una actitud nómada tanto física como mental —quizás para que su creatividad le deje vivir—, hace que las obras de Felipe Zapico sean sus afilados colmillos para expresarse; pero es en su obra fotográfica donde se muestra más relajado, más condescendiente consigo mismo, donde aparece la visión más amable, más intuitiva y más fugaz de él. (…)
VisionES es una adaptación de una obra fotográfica que fluye… que no se detiene. Sus fotografías son nómadas, para espectadores efímeros habituados a mensajes fotográficos constantes, la exposición crea para ese fin, unos tendederos de imágenes, donde la obra se expone apilada para ser tocada, poseída…, para poder ser cambiada de lugar. Los tendederos constituyen, por sí mismos, un collage de fotografías temáticas donde el autor en sus series de FLOR ES, H2O LAS, BICHOS, … muestra la belleza, la fuerza natural, la libertad, la monotonía, la destrucción… de un modo directo, sin que ni el soporte ni la calidad de impresión, puedan ser motivo de otro tipo de visión banal.
Son fotografías de sentimientos, en manos de sentidos libres; capturas de instantes intuitivos que no responden a normas. La fotografía en Zapico se crea libre dentro de él, viaja a través de sus manos a un dispositivo que las captura, la única herramienta imprescindible son sus ojos… Quizás en Felipe, los instantes también son desobedientes».
En palabras de su compañero Pako Pimienta “1.380 fotografías y ningún retrato”, un trabajo diferente.

CONTAR CUENTOS CON IMÁGENES
«Siempre me encantó el olor a líquidos fotográficos del estudio de Foto Film al principio de Padre Isla, donde mi madre me llevaba a hacerme toda clase de fotos, y aquella enorme cámara de madera donde Sotero metía la placa de vidrio, quitaba la tapa al objetivo y empezaba la magia que al cabo de unos días ibas a recoger en un sobre encerado y brillante en forma de fotografía perfecta, milagrosa decían, incluso llegaron a decirle Foto Fátima, por los efectos milagrosos que obraba las más de las veces con un resultado final que mejoraba la realidad», recuerda.
Su afición por la fotografía dice que se la debe «a la primera hostia consagrada que recibí ya que mis tíos me regalaron una maravillosa Kodak Instamatic ese día. Con ella hice muchas, muchas fotos, bueno tantas como pude costearme el precio del carrete compacto y su posterior revelado, en aquel formato cuadrado. Pero la fiebre se pasó, seguramente la adolescencia encontró cosas más divertidas que hacer».
Tiempo después y con una Voigtländer Vito B, con su magnífica funda de cuero marrón, recorrió muchas plazas de toros haciendo fotos a su hermano. «Esa cámara siempre me ha parecido maravillosa. Era prestada y en su momento volvió a su legítimo dueño, una pena».
Así las cosas y necesitado de una cámara, con el primer dinero que ganó, metiendo sobres para el referéndum de la constitución, se compró una Canon AV-1 en Óptica San José-Radio, «donde además tenían discos… pero esa es otra historia». Y esa cámara es la que le ha acompañado el resto de su vida… «hasta que llegó lo digital, y tardé en apuntarme, pero cuando me tiré a esa piscina ya no ha habido quien me saque».

Su primera cámara fue una Canon IXUS 700, «porque aparte del precio desde el primer momento tomé la decisión de que debía tener una cámara que fuese siempre, siempre conmigo, que no fuese necesario acarrear bolsas extra ni complementos. Y claro la experiencia fue maravillosa, a pesar de los duros momentos personales que sucedieron. Disparar sin tener que pensar en el precio del revelado… lo mejor y lo peor, hacer fotos con compulsión hasta que se te pasa un poco la cosa. Pero la cámara se me perdió… si bien después apareció, pero como en ese intermedio no podía estar sin cámara me compré otra».
Así es como apareció entre sus manos la Canon IXUS 900Ti, negra brillante, que le ha acompañado en los últimos años. «Con las fotos de esta cámara hice la mayoría de las fotos que tengo en la web zapico.aminus3.com, donde comparto algunas de las fotos que hago desde el año 2007, aunque donde de verdad comparto es en los álbumes de Facebook, donde tengo tres series principales, Dazibao, todo lo que veo en las paredes allí por donde paso, Paseos, todo lo que veo en el mundo y Flower Power, el maravilloso mundo de las flores y las plantas y Bichos donde aparecen toda clase de animales con los que me cruzo.
«Nunca he usado fotómetro, la profundidad de campo es algo muy profundo para mi, las reglas me son adversas, o las incumplo queriendo, tengo mucho respeto a los fotógrafos en general y a mis amigos en particular, que miden, piensan, dejan pasar más o menos luz, vuelven a medir, menean la cabeza, disparan, se arrepienten, repiten, obturan y desobturan, miden otra vez, no respiran… yo miro, disparo y a veces quedo contento, quiero contar, sería un fotógrafo documental, lo mío es contar con palabras o imágenes, quiero contar un cuento, espero que así sea».
