Por CAMINO SAYAGO
El artista leonés Juan Carlos Uriarte exhibe desde este miércoles 15 de junio, en el Camarote Madrid, la exposición: “Viacrucis para una pandemia”. Un recorrido por los doce meses del 2020, un periodo convulso que ha querido plasmar en unos delicados paisajes de ensoñación. La inauguración está prevista a partir de las 12:30 horas.
Antes de que llegase el año que nos encerró a todos en casa, por la intrusión de un virus desconocido que nos cambiaría la vida, Juan Carlos Uriarte ya tuvo una premonición de la pandemia con unas esculturas en piedra que tituló 2020. Unas piezas que en los umbrales de ese mismo año le servirían de tarjeta de presentación para mostrar dos años después, la serie que ahora se aloja en Camarote Madrid. Son doce cuadros de mediano formato, a los que el artista tiene mucho cariño porque reflejan el ansia de libertad que tenía en esos momentos, en los que añoraba salir para ver un árbol o un río. Paisajes abstractos, fruto de una ensoñación. “Es como si estuviera delante de una ventana junto a un bosque. Pero en realidad es una ensoñación porque es lo que lo que veía desde mi casa. Paisajes que faltan y no tienes”.
Uriarte estuvo durante medio año sin salir de casa, y en ese tiempo pintó esta serie de paisajes que recorren las estaciones del año con sus respectivos meses. Un cuadro por mes en el que se ofrece una vista del paisaje a través de un arco, un elemento arquitectónico muy típico del Renacimiento y que le llevó a inspirarse en la forma de los arcos que aparecen en la Virgen de las Piedras, de Leonardo Da Vinci. El título, “Viacrucis para una pandemia”, no tiene ninguna connotación religiosa y como explica e insiste su autor “son la ensoñación de una persona que necesita estar en la calle, con la gente, en los bares, y está prisionero en casa. Me pareció oportuno el título porque son las doce caídas del año en casa”.
Reproducimos el texto de presentación de la muestra de Belén Ordóñez Badiola:
“Cuando las dificultades aparecen sin oxígeno, nos despertamos con la falta de libertad que nos hace caminar por espacios desconocidos. Como si se tratara del viaje de Dante y la Divina Comedia, el alma transita por las estaciones a través de paisajes profundos y abstractos. Paisajes que se entreveran con la desgracia que quiere huir del pensamiento, aunque todavía no lo consigue. Las turbulencias de sensaciones flexibles y multiformes contrastan con la fortaleza de los arcos compactos y equilibrados que protegen la expansión, a pesar de las pequeñas ranuras que algunos labran poco a poco sin pensar. El carácter de este vía crucis para una pandemia nos coloca en un lugar diferente a todo lo vivido. Ahora la sabiduría hace su función para evitar que todo se desmorone”.