
La librería Enclave, en Madrid, acogerá este sábado 17 de febrero, a las 12:30 horas, una conversación sobre poesía a partir del libro «Deseo de realidad. Poesía reunida» (Tusquets Editores, 2023), del poeta, traductor, ensayista y crítico vallisoletano Miguel Casado. El autor estará acompañado por los críticos y escritores Pilar Martín Gila y Vicente Luis Mora.
Por ELOÍSA OTERO
Reúne el poeta vallisoletano Miguel Casado seis libros de poesía escritos y publicados a lo largo de casi 40 años, y lo hace con un título incitante: Deseo de realidad. El volumen no incluye su primer título, Invernales (1985) ni tampoco poemas no recogidos en libro. Arranca con La condición del pasajero (1986) y continúa con Inventario (Premio Hiperión, 1987), Falso movimiento (1993), La mujer automática (1996) y Tienda de fieltro (2004), todos ellos prácticamente desaparecidos, para terminar con El sentimiento de la vista (2015), el más reciente.
Estamos ante un libro sin prólogo, ni epílogo ni textos críticos. Solo poemas, que dan cuenta de la vida como pequeñas «iluminaciones» a partir de lo cotidiano, pero con un algo que va más allá. Miguel Casado lo expresaba así en una entrevista de 2016, cuando publicó su último libro: “El que escribe poesía lo que pretende es crear un espacio personal que sea a la vez una lengua y un mundo que son inseparables entre sí. (…) Siempre digo que la poesía no es un trabajo de temas, sino de la lengua, la construcción de un mundo. No se trata esto o lo otro, sino que va haciendo camino. Es una escritura que veo muy de diario, en el sentido de que está al hilo de las cosas de cada día. Esto es variadísimo, es lo que vemos, la ciudad, el campo cuando viajamos, las cosas que nos pasan, lo que nos dicen, oímos, pensamos, soñamos… Es una reconstrucción de ese espacio vital, de este flujo en el que se van mezclando infinidad de cosas. Ahí hay un poco todo: paisaje, viajes, reflexión política, pensamiento sobre la poesía, hay películas y lectura…”.
Sigue siendo válido lo que anticipó Antonio Ortega en la antología «La prueba del nueve» (Poesía Cátedra, 1994): «Sus libros se van sumando hasta confluir en la eficaz madurez de esa mirada sobre lo cotidiano que es razón de ser de su última entrega poética. Miguel Casado toma el pulso de sí mismo y de la naturaleza del lenguaje usual para construir su propio sistema crítico: desde la conciencia («un núcleo de resistencia de la vida») y desde la lengua. Voluntad de rigor no sólo verbal, también entendido como acto de conciencia individual».
«Energía que aspira a poner la vida en tensión»
En la solapa de Deseo de realidad se puede leer: “En un mundo saturado de discursos, donde los límites de lo virtual no son precisos, cunde la sensación de que la realidad se nos escapa, nos falta, y los días parecen discurrir en el seno de su carencia: el deseo de realidad es energía que aspira a poner la vida en tensión. Este volumen, Deseo de realidad, que reúne la obra poética de Miguel Casado desde 1986, recoge un proceso guiado por ese impulso, y también por un sentimiento de la lengua que trata de alcanzar —en un ver que es a la vez un pensar— lo concreto, lo particular, lo que está ahí. Los poemas de Miguel Casado fluyen como una conversación solitaria, persiguiendo en ese trance un sentido nuevo tan personal como político, un núcleo existencial. La palabra directa, las formas abiertas, el verso libre y el diverso montaje de cada uno de los libros (de la secuencia narrativa a la exploración del azar, del monólogo digresivo al mosaico sin estructura) componen, siempre en movimiento, una voz poética singular. Trazada con lentitud, al ritmo de su lógica interna, la poesía de Miguel Casado ofrece un mundo inconfundible, de una escritura firme y sin concesiones.”
En la breve “Nota del autor” que cierra el libro, se añade algo importante: “La fórmula Deseo de realidad, que invierte de algún modo los componentes cernudianos, ha aparecido con cierta frecuencia en mis ensayos. Traerla ahora como título de mi poesía reunida es un modo de reconocer cómo mi escritura crítica ha ido alimentándose de la mirada de los poemas, de su forma de situarse ante el mundo”.
Escuchar el pensamiento del poema
Abrimos otro libro homónimo, en este caso de ensayo, Deseo de realidad (Oviedo, 2006) –en el que Miguel Casado recogió, entre otros textos, su conferencia “Apuntes del exterior: poesía y pensamiento”–, donde se pueden encontrar algunas de las claves de su hacer. Para este autor, hay una cualidad que distingue a toda verdadera poesía: “la de constituir un lugar privilegiado y eficaz para la ampliación del pensamiento, para la lucha del pensamiento –sueño y vigilia– contra sus límites”.
Escribir poesía sería, de alguna forma, escribir (desde fuera) para escuchar el pensamiento del poema, escuchar lo que dice el poema en sí (desde dentro). Y eso exige desarrollar otro tipo de percepción, más allá de los sentidos.
“En la experiencia de la lectura, la poesía –toda verdadera poesía– se muestra como uno de los géneros de pensamiento más poderosos”, sostiene Miguel Casado. “Esto ocurre, porque el pensamiento –como también el mundo– es inseparable de la red de los lenguajes, y la poesía consiste en crítica que el lenguaje se hace a sí mismo, disidencia de lo codificado, puerta para la posibilidad de cambio. Ocurre, porque el pensamiento no se limita a las habilidades de la razón, ni se mide solo en términos pragmáticos de eficacia, sino que incluye el espacio todo de la mente y el espíritu humanos –lo sensible, lo inconsciente, lo emocional…–, y la poesía resulta ser síntesis de esa clase de espacio”, añade en la nota que abre otro de sus libros de ensayo, La poesía como pensamiento (Huerga & Fierro, 2003), en el que recoge lecturas de algunos poetas (Machado, Cirlot, Vicente Núñez, María Victoria Atencia, Gamoneda, José-Miguel Ullán, Leopoldo María Panero, Eduardo Milán…) cuya obra le ha «ayudado a ver esto así».
:: ‘Deseo de realidad’. Siete poemas de Miguel Casado
RUA GARRET, RUA DA MISERICÓRDIA
II
Levanto capas una por una
para alcanzar la última, la que me sirva
de acceso a la conciencia: aquel ruido
de carruajes, los paseantes, encorbatados
y ojerosos, la seriedad
de los lentes.
Saber en lo que ya se sabe.
Y sin embargo nada
es análisis en lo que veo
al detenerme tras los cristales.
No hay tiempos
que se reducen a historia;
solo esta mañana en que poco a poco
se va notando el sol,
estas horas en que vagamos por el Chiado.
Una sola vida
que exprimimos; en las manos cóncavas
algunas gotas agridulces
se enfrentan a la ansiedad.
(De ‘La condición de pasajero’)
~ ~ ~
Algo desnudo y sin perfiles habita aquí,
en esta casa oculta,
inquietud de días. Ojos
brillan en el sueño, remueven
pasión, arañazos de yeso. Tras las cristaleras
no hay memoria. No hay palabras
que duren todo el tiempo en que hiere
la caricia. La mirada
se teme y se desea, pasos
al otro lado de la puerta
como quien espera un mensaje.
(De ‘Inventario’)
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II
STAMMHEIM
Stammheim. Das Gericht
(Stammheim. El proceso)
Reinhard Hauff, 1986
I
Repite varias veces este gesto:
vete a la cocina y abre el grifo;
no caerá agua, solo un ruido
de succión, después cuatro gotas
inconexas. Mientras dura la espera,
repite varias veces este gesto;
sabrás que está cortado el suministro
del agua, pero te dará igual.
Escucha el lenguaje de las cañerías,
su movimiento sordo
y vacío. Hace calor.
(De ‘Falso movimiento’)
~ ~ ~
Está descontento de su situación,
piensa a menudo en cambiarla,
llega a hacerlo
de modo constante. Adopta
una medida tras otra
y nunca alcanza a cumplirlas.
Se hace inevitable reconocerse
en algún punto de este mecanismo,
y renunciar entonces.
Así percibe, en una luz,
que todo es diferente de pronto:
nota que le han dado la vuelta,
lo han puesto del revés.
Si valora cuanto hay en torno,
no encuentra otra conducta:
ni en la pasión, ni en decisiones
a las que se consagran años.
(Robert Musil)
(De ‘La mujer automática’)
~ ~ ~
TALLER DEL MORO
Falta poco para el 14 de abril.
Los árboles del fondo ya recobran
su copa espesa, su verde claro;
en el vendaval se agitan
las ramas, azotan las hojas
como pequeñas banderas de juventud.
La poesía –dijo Schlegel– es un discurso
republicano, se otorga a sí misma
ley, todas sus partes son libres
para buscar su acuerdo. El retroceso
de los cañones levanta nubes de arena,
mientras el río caudaloso arrastra
escombros de los barrios; cuenta Olga
Rodríguez las noches de Bagdad, los vecinos
resumen en el refugio lo que vieron
durante el día, intiman.
De los geranios nuevos suben bolas
rojas, como cabezas de Malévich
asoman sobre la menta renacida.
Pienso que quizá solo los hispanos
del ejército invasor reconocen las calles
angostas, el bar para un té
donde no alcance el calor. Los fragmentos
de abril no tienen centro, crecen
asimétricos los árboles, una asamblea
en que se alzan muchas manos;
era así el niño de pelo rizoso
que ondeaba escrita en árabe
su bandera, o el júbilo de la huelga
general, los coros al término
de la mañana. Pero cuando describe
«nos llevó a la unidad de quemados»,
las llamas que se veían en la pantalla
no parecen las mismas: no tenemos
sino movimiento, la luz se apaga
en cuanto paramos, no sirve
siquiera lo hecho antes, siquiera
para consolarse. Del desconsuelo
es la alegría. Y de la tarde
que se alarga ya tanto en el canto
de los pájaros.
(De ‘Tienda de fieltro’)
~ ~ ~
Lo que está por venir
—vario, misceláneo, ajeno
a jerarquía— mantiene la vida
tensa: en movimiento y casi
a punto de romperse. La llena
vaciándola. No viene.
(De ‘El sentimiento de la vista’)
~ ~ ~
Voy contigo como tú vas otras veces
conmigo, acompaño el silencio
de la espera, los nervios se fijan
en el estómago, la cabeza se va,
imagina. Llevo el volante, freno
y acelero, me acurruco en el carril
angosto de las obras. Esta vida
elegida, compartida. Oigo dentro
tus poemas nuevos, los
que ahora dirá tu voz, resuenan
en su sintaxis, sus animales
y estaciones, los muertos comunes.
Tus ojos fluyen en tu voz, la piel
suave de tus manos. Voy contigo,
te escribo este poema de amor.
(De ‘El sentimiento de la vista’)
:: Sobre Miguel Casado

Miguel Casado (Valladolid,1954). Su obra poética comprende títulos como La condición de pasajero (1986), Inventario (Premio Hiperión 1987), Falso movimiento (1993), La mujer automática (1996), Tienda de fieltro (2004) y El sentimiento de la vista (2015); sus poemas se han traducido al francés, inglés, portugués, alemán, neerlandés y árabe.
Además de ediciones de la obra de diversos poetas o de libros colectivos, y de colaboraciones en medios españoles, europeos y latinoamericanos, su escritura crítica se recoge en volúmenes de ensayo como Del caminar sobre hielo (2001), La poesía como pensamiento (2003), Los artículos de la polémica y otros textos sobre poesía (2005), La experiencia de lo extranjero (2009), La palabra sabe (2012), La ciudad de los nómadas (2018, 2020), Un discurso republicano (2019) o Fidelidad, ¿qué alientas? (2022), entre otros.
Ha traducido obras de Paul Verlaine, Arthur Rimbaud, Francis Ponge, Bernard Noël o Gastão Cruz, y ha sido miembro de la dirección de revistas como Los Infolios, El signo del gorrión o Hablar/Falar de Poesia.
Bajo el epígrafe de «Tienda de fieltro» (título de uno de sus poemarios emblemáticos) ha mantenido una sección puntual en TAM TAM PRESS, en la que desgrana sus reflexiones al hilo de distintas lecturas, en una reivindicación de la escritura como manera de estar en el mundo y de reinventarlo.