
En TAM TAM PRESS continuamos con la sección antológica “LOS POEMAS COLGADOS”*, con textos de poetas muertos escogidos por Ildefonso Rodríguez y Eloísa Otero. El trigésimo quinto autor que llega a esta sección es la escritora, poeta y librepensadora alemana Ingeborg Bachmann (1926-1973), traducida en nuestro país por Cecilia Dreymüller y a la que Margarethe von Trotta dedicó en 2023 su última película, Viaje hacia el desierto.
Ingeborg Bachmann es una de las poetas y escritoras más notables de la literatura en lengua alemana. Nació el 25 de junio 1926 en Klagenfurt, Austria. Estudió filosofía, psicología, filología germánica e historia en la universidad de Innsbruck, Graz y Viena. Ya de niña escribía poemas y cuentos cortos y en 1946 publicó su primer cuento Die Fähre. En 1953 fue galardonada con el premio de literatura del Grupo del 47 por su volumen de poemas Die gestundete Zeit.
Bachmann es conocida por su temprana literatura feminista de la época de la postguerra. Fallecida en 1973 en circunstancias no aclaradas (un incendio en su habitación), bajo su nombre se concede desde 1977 uno de los premios de literatura más prestigiosos que existen hoy en día en lengua alemana: el Premio Ingeborg Bachmann.
En 2018, la editorial Tresmolins, —un proyecto de la ensayista y traductora alemana afincada en Barcelona Cecilia Dreymüller para volcar al español a los mejores autores y autoras alemanes— publicó su Poesía completa, y en 2019 la colección de relatos A los treinta años, un libro clave sobre la posguerra en Alemania y Austria, en ambos casos traducidos por la propia Dreymüller. Casi veinte años antes, en 1999, la editorial Hiperión publicó sus Últimos poemas, con traducción de Celicia Dreymüller y Concha García.
En 2023, la directora alemana Margarethe von Trotta presentó en el Festival de Berlín su última película, realizada a sus 81 años de edad: Viaje hacia el desierto, inspirada en la vida y los amores de Ingeborg Bachmann.

:: Tres poemas de Ingeborg Bachmann
Podría significar mucho: perecemos,
venimos sin ser preguntados y tenemos que retirarnos.
Sin embargo, que hablemos y no nos entendamos,
y nunca la mano del otro alcancemos,
eso destruye tanto: no perduraremos.
Al intento lo amenazan ya extraños signos,
y al deseo de mirarnos profundamente
le cruza un tachón para, en solitario, borrarnos.
* * *
ENAJENACIÓN
Ya no puedo ver árboles en los árboles.
Las ramas no tienen las hojas que suelen ofrecer al viento.
Los frutos están dulces pero sin amor.
Ya ni siquiera nos sacian.
¿Qué será de nosotros?
Ante mis ojos el bosque se retira.
Ante mis oídos los pájaros cierran la boca,
ningún prado se convierte en lecho para mí.
Estoy ahíto antes de tiempo
y, sin embargo, sigo hambriento de él.
¡Qué será de nosotros!
Arderán las hogueras de noche sobre las montañas.
¿Debo ponerme en marcha y otra vez a acercarme al mundo?
Ya no puedo ver un camino en ningún camino.
* * *
MENSAJE
Del vestíbulo del cielo, cálido de cadáveres, sale el sol.
Allí no están los inmortales,
oímos, sino los caídos en combate.
Y no hace caso el resplandor a la putrefacción. Nuestra deidad,
la Historia, nos ha preparado una tumba
de la que no habrá resurrección.
[Del libro: Poesía completa. Tresmolíns, 2019.
Traducción: Cecilia Dreymüller]
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NOTA de Eloísa Otero e Ildefonso Rodríguez: Esta sección quiere ser una Miniantología (que puede alargarse hasta donde nos den las fuerzas y las ganas). Un doble criterio nos guiará: El primero, serán poemas que los autores no podrían colgar por sí mismos, por ser ya de aquellos que Joyce sin más llamó fantasmas (“… alguien que se ha desvanecido hasta ser impalpable, por muerte, por ausencia, por cambio de costumbres”). O por decirlo con Quevedo, en nuestra Miniantología viviremos “en conversación con los difuntos”. Y segundo: nuestros propios gustos, que ojalá sepan recoger el hermoso Babel de la poesía, la Gran Republicana.