El juego de las diferencias

Por LUIS GRAU LOBO

Luis Grau Lobo.

¿Jugamos a las diferencias? Juguemos a pruebas que todo explican sin explicar nada, juguemos solo por pasar el rato.

‘La prueba Génova’. Ahora que Colón es de cualquier parte se habla poco de Génova. Pero esa calle de Madrid tiene de todo: hay tribunales superiores, fiscalías y audiencias en sus inmediatas bocacalles y, coronándolo todo, un edificio entero y verdadero que rebrotó –ay– del dinerito negro de un partido gordo. No parecen enterados los juzgados vecinos ni los manifestantes que frecuentan Ferraz. Cachis.

‘La prueba Aznar’. El líder con más ministros en chirona o en el juzgado se permite seguir sermoneando y regañando. Esto ya lo vimos en las pelis de Coppola.

‘La prueba M. Rajoy’. ¿Quién será?

‘La prueba Casado-Ayuso’. Hay dos maneras de proceder: o se echa al corrupto o se echa al chivato. Cada una define al grupo.

‘La prueba Giulio’. La famosa frase del señor Andreotti afirmaba que en la corrupción hispana «manca finezza». En el saqueo de lo público, deporte del que tantas enseñanzas llegan del ‘bel paese’, las cuñadeces machistas y burdeleras del personal patrio desbordan cualquier escala, Richter o no. Aún se mesa los cabellos del capó craneal Santiago Segura por no haber acuñado en ninguna entrega de Torrente el ‘volquete de putas’ que el Consejero de Presidencia, Justicia e Interior (nótese la tríada) de la gran Espe, señor Granados, soltó en pleno fervor hormono-celebrativo. «La Carlota se enrolla que te cagas» es triste duplicado sin gloria léxica.

‘La prueba Peinado’. Sabedora la judicatura, de siempre pendiente de nuestro bienestar, que la izquierda siente y padece con mayor bochorno y rechazo las corruptelas e indecencias, sirve a esta inquietud con mayor probidad y diligencia si cabe, trabajando esos casos con obligado celo, empeño e imaginación, dejando para otro día, mes, año o década la respuesta a los de agrupaciones cuya vergüenza puede aguantar y aguanta mes, año o década sin rubor o preocupación alguna.

‘La prueba Ana Rosa’ (o Inda, o Griso, largo etcétera). Este test mide tiempos, aspavientos y rasgadura de vestimentas dedicados a unos y otros. Cronómetro en mano.

‘La prueba Conferencia Episcopal’. Con quien está la Conferencia de marras revela con quién no hay que estar. Son un contador Geiger.

‘La prueba de nivel’ ¿Hay –como dice Rufián– una corrupción cutre y una premium? De los calzoncillos de Roldán a la camiseta universitaria de Ábalos va una, mientras la otra habita áticos y recorre nacarados pasillos clínicos.

‘La prueba de la inocencia’. ¿Hay partidos que no tienen casos de corrupción? No muchos, pero puede usted conocerlos si sigue jugando y no da crédito a bulos y acusaciones falsas montadas por terceros. No garantizamos que le guste el resultado, el juego es así.

‘La prueba’… Hay más pruebas, pero están en la UCO.

¿Que no les parecen estas distinciones y nada justifican? ¿Que qué más da quién delinca si en todo caso es ilegal e inmoral? Por supuesto. Aquí solo hemos venido a jugar.

(Publicado en La Nueva Crónica de León el 22 de junio de 2025)

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