Por VICENTE MUÑOZ ÁLVAREZ
(Desde su blog: Mi vida en la penumbra)
Qué maravilla de película, pedazo de obra maestra, intensa y vanguardista y absolutamente moderna es El incinerador de cadáveres (1968), del director checo Juraj Herz, que a estas alturas aún no conocía… Por joyas así, indudablemente, se ha llamado al cine el Séptimo Arte.
Adaptando a la pantalla grande una novela de Ladislav Fuks (con la que intentaré hacerme lo antes posible), Juraj Herz factura un film inclasificable y sugerente, hipnótico y desasosegante, que engancha al espectador desde los mismos créditos de apertura y despliega frente a él un impresionante arsenal de recursos bellísimos, ojos de pez distorsionando los planos, increíbles transiciones de escenas, interpretaciones grandiosas, una fotografía espectacular y un guión milimetrado y redondo, morboso y aterrador, dulcificado con guiños humorísticos y una banda sonora de ensueño…
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* NOTA:
VICENTE MUÑOZ ÁLVAREZ es autor de ‘Cult Movies. Películas para llevarse al infierno’ (Ed. Eutelequia, 2011). Las reseñas que irán apareciendo en Tam-Tam Press son posteriores a la publicación del libro y, por tanto, no aparecen en él incluidas.
«Tanto en la literatura como en el cine (y en todos los demás ámbitos creativos) me interesan las obras que cuestionan el mundo en que vivimos, que remueven las vísceras y las conciencias, que aceleran la sangre y el corazón, mostrando sin filtros éticos ni políticos la realidad (sin duda violenta y cruel) que el hombre ha creado». V. M. Á.
