Acuarela, madera, pintura, artesanía… son algunos de los conceptos artísticos con que se encontrará el extrañado visitante al recorrer la exposición De la pintura al objeto, de Luis Rodríguez en la Fundación Segundo y Santiago Montes, en Valladolid. Superado el asombro inicial, el paseo se tornará en empeño en admirarla hasta el final.
Por ISAAC MACHO
Antes de asomarte al jardín de la Fundación Segundo y Santiago Montes, unas palabras te avisan de que unos pasos más allá te encontrarás con De la pintura al objeto, una exposición de Luis Rodríguez, un artista plástico de la escuela Mediterránea, ecléctico, heterodoxo y con mucho oficio.
Nada más traspasar el umbral de la puerta, observas una sala cargada de pequeños cuadros enmarcados en cartón prensado, realizados por el propio artista. En esos espacios diminutos, condensados, se encuentra la esencia de su arte guardado en frascos pequeños, cada uno con su particular historia.
Títulos como “Magritte con bigote”, El pájaro de Darwin”, “Recortes sobre fondo azul”, “Fetiche luminoso”, “La vida y la muerte”, “Cuchara saharaui”, “El botín de las olas”, entre otros tantos curiosos y llamativos encabezamientos, te anuncian la entrada en un singular mundo decorado con objetos cotidianos acompañados de una suave paleta de acuarela. Hay tantas originalidades como la que aparece bajo el epígrafe de “Arqueología pía salmantina” en la que puede apreciarse la tapa original de la caja de una monja ecónoma llamada María Sánchez de la Cruz, fechada en 1749, y que pertenecía a un convento de Peñaranda de Bracamonte (Salamanca).
Las 27 piezas que componen la muestra han llegado hasta este espacio de carambola. Estos y otros cuadros más hasta superar las 50 obras estaban destinadas a mostrarse en la Fundación Díaz-Caneja, de Palencia, pero por diversos “problemas de toda índole”, recuerda el autor, se interrumpió el proyecto expositivo.
Las creaciones de este artista –diseñador, ebanista, pintor…– son producto de una amasada labor de artesano que reivindica las manualidades, precisamente, el título que había elegido para atraer la atención de los visitantes si no se hubiera truncado la idea inicial de exponer en La Caneja, la casa de quien pintara los famosos paisajes castellanos, rezumando constructivismo por los cuatro costados, a base de tonos pardos y ocres.
Rodríguez confiesa que se siente “más pintor que dibujante”. Durante dos décadas ha trabajado con la madera y reconoce con deleite que ha «disfrutado mucho”. Coleccionista de copas y vasos, por puro placer estético, esta exposición es una palpable demostración de la complacencia que supone para él, según indica, reunir conceptos tan abiertos sobre el arte como puedan ser “un cuadro de Velázquez o una cuchara bien construida”, atestigua.
Cansado de los 50 años que lleva envuelto en el mercadeo del arte –“no del trabajo artístico”, puntualiza–, nunca ha peleado por exhibir sus cuadros de forma individual, una constante que ahora le lleva a pensar que esta será su última exposición personal. “Seguiré pintando y participando en colectivas junto a otros artistas, pero no voy a bregar por una muestra individual”, promete.
- *Luis Rodríguez expone “De la pintura al objeto” en la Fundación Segundo y Santiago Montes. C/Núñez Arce, 9, Valladolid.
Horarios: Viernes: 19,30-21,30; Sábado: 12-14 y 19,30-21,30 y Domingo: 12-14.
Hasta el 11 de mayo.