
El contrabajista gallego Paco Charlín despide este sábado 23 de agosto el Festival de Jazz de Cerezales del Condado (León). Tocará acompañado por el guitarrista francés Wilfred Wilde, el saxofonista portugués Joao Mortagua y el baterista gallego Max Gómez.
Por EMILIO L. CASTELLANOS
“No sé si será el marisco o el pulpo de O Carballiño”, bromea Paco Charlín cuando se le pregunta por la gran cantidad de músicos que pueblan el jazz gallego y la devoción que le observan. El contrabajista, sin duda alguna, constituye un referente para todos ellos y es uno de los soportes fundamentales del jazz del noroeste nacional gracias a su intensísima actividad en favor de éste y a la versatilidad de que la siempre ha sido capaz. “Yo, realmente, no sé si soy lo que tú dices. Lo cierto es que en Galicia hay mucha gente que está tocando muy bien. Entre todos nosotros, y también gracias a la acción de otros en el resto del país, estamos intentando que la cosa vaya hacia adelante. No creo que sea yo únicamente quien lleve el peso de todo. Cada cual hace sus cosas para poder destacar o, simplemente, tocar mejor”.
Es muy extensa y dilatada la tarea de Paco Charlín. A la ya conocida como instrumentista, compositor y docente (muchos de los músicos del jazz gallego contemporáneo se iniciaron en el Seminario Permanente de Jazz de Pontevedra a cuyo claustro pertenece Charlín), se suma también la de editor discográfico. Su sello, Free Code Jazz Records, ha auspiciado la publicación de las grabaciones de algunos de los nuevos valores de la música gallega y constituye también una tarjeta de visita idónea para todos ellos. “Ellos son poseedores de numerosas inquitudes, hacen sus temas, los tocan, conocen a otros músicos… Todo ello conduce a la grabación de un disco y Free Code Jazz Records les sirve como plataforma para poder hacerla. Más que apadrinar a otros músicos, se trata de colaborar con tus amigos…”.
Paco Charlín nació en Vilanova de Arousa (Pontevedra) en 1975. Pocos músicos hay ahora mismo en el jazz español, al que ha servido con una actividad realmente sobresaliente, tan prolíficos como él. Su biografía se nutre de numerosas entregas que dan cuenta de su devoción por el jazz. Formado en Berklee, centro al que asistió gracias a una doble beca que recibió en 1996, su nombre no pasa precisamente desapercibido y su talento ha sido reclamado por algunos de los más insignes jazzmen actuales. Mark Turner, Ambrose Akinmusire, Miguel Zenon, Paquito D’Rivera, Aaron Goldberg o Frank Lacy, entre otros, son algunos de esos artistas que, en uno y otro momento, han disfrutado de la colaboración de un Charlín que tuvo también el honor de participar en la grabación de una de las grandes joyas de Perico Sambeat, ‘Ziribuye’. “Cuando estás con ellos intentas buscar la manera más adecuada de arropar la música. Si la conexión con los músicos resulta agradable, mucho mejor para que la cosa marche y llegue a buen puerto”.
No cabe duda de que el jazz le tiene atrapado y él no quiere, bajo ningún concepto, que le suelte. “Básicamente, el jazz es lo que haces diariamente. Es un goteo permanente, un día a día nada circunstancial”. Precisamente, su música, su directo, supone el principal aliciente de la última jornada del Festival de Jazz de Cerezales del Condado (León). Este llega a su fin y no podía hacerlo de mejor manera que sirviendo de albergue a uno de los músicos de jazz más reputados del momento que visita la localidad leonesa bajo un envoltorio, Paco Charlín and Free Minds ‘Radio Jazz Station’, en el que también se resguardan el guitarrista francés Wilfred Wilde, el saxofonista alto portugués Joao Mortagua y el baterista gallego Max Gómez. Es el directo una de las principales señas de identidad del contrabajista gallego y muchos de sus discos, una copiosa lista que año tras año se alarga, han sido el fruto del registro de algunas de sus actuaciones, la mayor parte llevadas a cabo en el Teatro Principal de Pontevedra, uno de sus grandes campos de operaciones. En Cerezales alternará la interpretación de temas originales con algunos de los grandes clásicos del género.
Charlín no le es infiel al jazz jamás. Acude a su llamada continuamente atraído quizás por “la improvisación, la posibilidad de tocar con diferentes músicos o compartir experiencias, algo que realmente enriquece mucho. La cultura del jazz me enganchó. Realmente no sé cómo pero acabé evolucionando poco a poco y sabiendo cada día un poco más de qué va la cosa”. Intérprete durante sus comienzos del bajo eléctrico, por lo que las miradas a Jaco Pastorius y Stanley Clarke era obligadas, su conocimiento del contrabajo y el jazz ha ido afianzándose a medida que el tiempo ha pasado y las influencias de gente como Charles Mingus, Miles Davis, Wayne Sorther, Herbie Hancock, Thelonious Monk, Art Blakey and The Messengers o Bill Evans han resultado en él decisivas. “Cada uno de ellos tienen sus temas y su forma de actuar y ofrecen influencia antes y ahora y para siempre”.

El contrabajo de Paco Charlín se sitúa en el escenario bajo un doble impulso: su ánimo creativo y su deseo de participar en un acto creativo colectivo. “Siendo músico siempre tienes que aportar, da igual el estilo, tu visión. Cuando hago discos, no quiero que estos sean únicamente los de un bajista que hace las melodías o que hace solos en todos los temas. En un noventa por ciento, mi labor es estar acompañando a otros solistas, hacer que la sección rítmica esté bien engrasada… y en ese sentido me empleo. Me gusta más arropar a la banda. No se me da muy bien lo de ejercer el liderazgo. Delego bastante en la gente para que todo el mundo haga sus contribuciones. No creo que haya que ceñirse sólo a ciertas cosas. Creo que es importante la opinión de los demás. Así, la música acabará fluyendo mejor y sucederán muchas más cosas que sólo lo que está escrito”.
Lo de componer le crea dificultad obviamente pero va por rachas. “Hay épocas en que sale mejor que otras. Además, cuando estás involucrado en otras cosas, no siempre los momentos son los más propicios. Realmente hay días. A veces es mejor dejar las cosas hasta que acaben yendo por el sitio adecuado”. Lo que resulta indiscutible es esa incapacidad del músico gallego para dar margen al descanso. Siempre ha de tener algo entre manos. “Intento mantenerme un poco ocupado. Da igual con lo que sea: actuaciones, componer, clases… Realmente eso es ser músico”.
- Lugar: Plaza Principal de Cerezales del Condado (León).
Día: Sábado, 23 de agosto de 2014. A las 22.30 horas
Entrada: Libre