Los periodistas leoneses Esther Bajo y Joaquín Revuelta presentan este viernes 3 de junio de 2022 un libro muy especial: Ven y mira. Historia del Cineclub Universitario de León (Reino de Cordelia, 2022). Será en el salón de actos del IES Juan del Enzina [que tantas proyecciones acogió en su día], a partir de las 6 de la tarde. Acompañarán a los autores José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente del Gobierno, y el periodista Eduardo Aguirre, autores a su vez del prólogo y la introducción del libro.
Por ELOÍSA OTERO
Esta obra imprescindible dibuja un recorrido histórico por la actividad estudiantil cinéfila en la Universidad de León —recién nacida en los primeros años 80 del siglo XX—, y recuerda la labor de la generación entonces veinteañera que, en aquella época, puso en marcha gran número de actividades culturales a base de voluntarismo y creatividad altruistas.
Además, quiere ser un homenaje a las dos personas sin las que aquel cineclub no hubiera sido posible: en primer lugar a Benigno Castro, «un soñador que nos hizo soñar» y a quien se echa de menos [falleció en 2007], como consta en la dedicatoria. En segundo lugar a Joaquín Revuelta, el alma de aquel cineclub que durante casi una década desempeñó su misión contra viento y marea, contra corriente siempre, al servicio de la cultura y de los demás, sin remuneración alguna.
Ambos, Benigno y Joaquín, aparecen retratados en la portada (llevando las películas por todo León en mobylette para su proyección en el cineclub), en una preciosa imagen del ilustrador Toño Benavides, pero también en las fotografías de aquellos años que salpican el libro, aportadas por fotógrafos como Mauricio Peña, Juan Díez o César Andrés Delgado.
Joaquín Revuelta, actual redactor de Cultura en La Nueva Crónica, guarda vivos los recuerdos de aquellos años, aunque ha sido la periodista Esther Bajo la encargada de dar forma al relato. El resultado es un libro que se lee de un tirón, ameno, interesante, bien construido; un libro que arroja luz sobre el pasado cercano y sobre los protagonistas de aquella aventura de crear y sacar adelante con pasión, sin apenas medios y a base de empeño, nada menos que un Cineclub en una Universidad incipiente como la de León, que en aquel entonces era un páramo cultural.
Pero además, capítulo a capítulo, Esther Bajo logra resumir los avatares, conflictos, acontecimientos, descubrimientos, noticias, anécdotas… de una década tan complicada como la de los años 80, relacionando lo local con lo nacional, pero también con el mundo cambiante de aquel tiempo, cuando aún no había caído el muro de Berlín y no existían los ordenadores personales, ni el vídeo, ni los teléfonos móviles, e internet ni siquiera era un sueño.
«Lo que albergan estas páginas, así lo veo yo, es la historia de una generación, de cómo se formó, intelectual, cultural, políticamente, la primera generación de españolas y españoles llamada a transitar a lo largo de toda su vida adulta en democracia. Las referencias son leonesas, pero el contexto, que muy atinadamente se va entrelazando con ellas por los autores, es el de todo el país», escribe el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero —testigo directo de la historia de aquel cineclub—, en el ‘Prólogo’.
«Sin nostalgia del pasado, incluso con autocrítica, pero dándole al césar lo que es del césar, el libro es además de la historia de un cineclub –que empezó sus proyecciones en el curso académico 79-80 y las finalizaría en el 89-90–, un espejo paseado a lo largo de la Transición y los años siguientes, donde mucho cambió y algo –’o algos’, diría Sancho Panza– continuó donde siempre había estado», escribe por su parte Eduardo Aguirre en la ‘Presentación’.

Que el de León fuera uno de los mejores cineclubs que hubo en España se consiguió pese a que la entonces bisoña Universidad leonesa no cumpliera sus promesas, como la de dotar de un espacio apropiado para las proyecciones, o crear un Instituto Universitario de Cine, o un Aula de Cine de la Universidad de León. Pero durante casi una década se logró, contra todo pronóstico, proyectar un montón películas en las que primaba la calidad, y que de otra forma no hubieran podido llegar al público leonés (en aquella época no existían siquiera los multicines).
Sacar adelante aquel cineclub durante casi dos lustros sin duda fue una proeza para aquel grupo de jóvenes inquietos y soñadores, capitaneados por Benigno Castro y Joaquín Revuelta, que a finales de los 70 estrenaban o rondaban los veinte años y que, además de amar el cine, se sentían comprometidos con los cambios que estaba experimentando la sociedad española y con la idea de construir una sociedad mejor para todos. El libro no solo los retrata a ellos, sino también a quienes acudían a esas sesiones cinéfilas, y de alguna forma retrata también a la propia sociedad leonesa de los primeros años democráticos y, por extensión, a la española.
:: Una generación marcada por el cine
El libro se centra en una generación nacida en torno a 1960, cuya juventud estuvo marcada en buena medida por el cine, el gran arte del siglo XX. «Las películas que programó el Cineclub universitario tratan sobre nosotros y nos cuentan», afirma Eduardo Aguirre. Y añade: «Los cineclubs nos permitieron disfrutar en su formato original a los viejos maestros y a los nuevos, a Ford pero también a Wenders, sin dejar a un lado producciones minoritarias o de países poco frecuentes en los circuitos comerciales. El Cineclub Universitario de León posibilitó incluso el estreno de algunas de las películas más esperadas del año, como fueron La ley del deseo, La rosa púrpura del Cairo o el primer ciclo que pudo verse en España dedicado a Kurosawa».
Sí, de todo esto, y de mucho más, habla este libro en el que Esther Bajo ha logrado encajar con maestría la historia y la evolución de una generación, la suya propia, en el contexto del devenir histórico-social de una ciudad como León y de un país como España. Para quienes estuvimos fuera de León en esa década, por motivos de estudios y/o trabajo, resulta una obra iluminadora, por la que desfilan personas y personajes conocidos, muchos ya desaparecidos, y sobre todo un montón de películas que nos tocaron y nos hicieron, de alguna manera, ser como somos.
Se trata de la generación que protagonizó la transición a la democracia, con todo lo que iba unido: el nacimiento del feminismo, el ecologismo, el pacifismo y la libertad sexual, fenómenos culturales como la contracultura o el nuevo periodismo, la movida o la cultura underground… Y en esa «revolución cultural», el cine jugó un papel fundamental como «apertura mental» de quienes habían recibido la educación básica en la dictadura.

«Nuestra generación resolvió la encrucijada de los años 70 y 80 con una auténtica revolución cultural en la que León participó activamente. Hoy, los comienzos del siglo XXI vuelven a situar a los jóvenes en otra encrucijada. Lo tienen muy difícil (…). Pero en la actual encrucijada, entre el mundo que conocemos y otro completamente diferente, cabe también una salida creativa que ya se anuncia en todo el mundo desde los nuevos movimientos feministas, por la justicia climática o la igualdad racial y por las vanguardias artísticas, protagonizadas, a menudo, por mujeres y adolescentes. Los retos son diferentes y las soluciones también lo serán», anota Esther Bajo en las últimas páginas del volumen.
El ‘Epílogo’, con el título de «Las mil y una noches», lo firma el abogado Roberto Merino, que fue asiduo del cineclub universitario leonés durante años. «Para mí, y para otros muchos cinéfilos, era la gran alegría semanal. Allí confluíamos y, como dice el tópico, llegamos a conformar una ‘gran familia’. No era raro encontrar a Joaquín de proyeccionista, a Benigno de taquillero, y a una hermana de Joaquín y a mí mismo como acomodadores. Un gozo. Y así durante años», recuerda Merino, añadiendo algo compartido y bastante significativo: «Un buen día, y como casi siempre pasa en este desguarnecido pueblo, las cosas se empezaron a torcer. Todavía hoy ignoro quién o quiénes fueron, en última instancia, los responsables de la caída del Cine Club. Imagino que algún burócrata que no ha pisado una sala de cine en su vida. Pero también sé que este pueblo tiene una deuda, todavía impagada, con Joaquín y con el añorado Benigno (…)».
:: Pasión, talento y autenticidad
Y como «testigo directo de lo que ocurrió», también Rodríguez Zapatero destaca en su ‘Prólogo’ que «sin Joaquín Revuelta y Benigno Castro aquello no habría sido como fue»: «Joaquín nos descubrió el cine y, por tanto, las historias que nos marcaron para siempre. Nunca conocí a nadie que amara el cine como él, con tanta autenticidad. (…) Benigno nos regaló su talento, su energía, la fuerza de su palabra. Cuando falleció [en 2007], tan prematuramente, dije que la vida había contraído una deuda con él, con su memoria, que nos tocaba a sus amigos vindicarla a partir de entonces. Este libro tiene también ese significado, hay que agradecérselo a sus autores».
El Cine Club Universitario, además, no solo fue el reflejo/espejo de una época, sino que se convirtió en la semilla de lo que, a principios de los 90, con la llegada de Pepe Tabernero al área de actividades culturales de la ULE, llegaría a ser el Ateneo Cultural El Albéitar, con una ambiciosa programación que, además del cine, se extendió al teatro, la música, las exposiciones…
Si quieren conocer un poquito más la intrahistoria de León y de sus gentes… ¡abran y lean este libro!, para no olvidar de dónde venimos y cómo se construyen o se destruyen las cosas que hacen que merezca o no merezca la pena vivir en esta precarizada, incierta y desesperanzada sociedad.
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:: Sobre Joaquín Revuelta

Joaquín Revuelta (Pola de Siero, 1960) se inició en la prensa escrita en 1985 como crítico de cine en Diario de León. Redactor de La Crónica de León, La Crónica 16 de León, El Mundo-La Crónica de León y actualmente La Nueva Crónica de León, siempre en el área de Cultura.
Ha sido comentarista de cine y televisión para la agencia nacional Colpisa entre los años 1987 y 1994, responsable del Cine Club Universitario de León de 1979 a 1987. Durante más de una década fue monitor de cine español en los Cursos de Lengua y Cultura Española para extranjeros de la Universidad de León y profesor del curso de verano «El cine de Almodóvar» para alumnos del International College Sherborne (England) en el Centro de Idiomas de la Universidad de León.
:: Sobre Esther Bajo

Esther Bajo es periodista, escritora y madre de dos hijas. Ha trabajado en Radio Nacional de España y en diversos periódicos, como Diario 16 de Burgos, donde tuvo la oportunidad de llevar a cabo un periodismo libre y valiente bajo la dirección de su marido, el periodista José Luis Estrada, autor del manifiesto ¡A la plaza!. Esa experiencia le valió su inclusión en el Diccionario de la Cultura del Siglo XX de Burgos o la edición de un libro sobre el suplemento cultural que puso en marcha y dirigió, El Dorado de Castilla.
Los cinco últimos años los ha pasado en Malta, donde ha escrito una colección de poemas, Duelo (Editorial Multiverso) y una novela, Misterios Gozosos (Editorial Amarante). Actualmente, vuelve a residir en León, donde da clases de Español como voluntaria en varias organizaciones no gubernamentales.