
La Galería Cinabrio (C/ Gran Capitán, Nº 11, San Andrés del Rabanedo León) acoge durante toda esta semana, hasta el 18 de diciembre, la exposición “El amigo invisible entre artistas”. Es la segunda edición de este particular amigo invisible, en el que un grupo de 36 artistas, intercambian sus obras.
Se trata de obras únicas, fotografía y pintura, con un formato aproximado de 20×20 cm, realizadas en diferentes técnicas y con distintas temáticas. Acuarelas y acrílicos, blanco y negro, color, figuración y abstracción. Un a colección ecléctica en la que participan 36 artistas: Antolín Álvarez, Ana Cristina Martínez, Pedro Tapia, Luis Enrique Sarabia, Cebolledo, Miguel Ángel Sánchez, Carlos Nestar, Ana Escribano, Ana Prieto, Gema Cinabrio, Susana Valdés, Tránsito Esteban, Marian de la Puente, Andrés López Cortés, Agustín García, Elena Moral, Araceli Larrán, Likeamarmota, Antolín, Pilar L. Duque, Encarna Campesino, Eusebio Aláiz, Pablo Basagoiti, Belén Sánchez, Fernando Tuñón, José Manuel Mures, Carlos Cuenllas, Cristina Ibáñez, Mónika Aramburu, Carlos Luxor, Fran De Gonari, Carmen Coque, haciarutasalvajes, Mar Calzado, Carmen Verde, Carlos Glez. Sánchez y Héctor Sánchez.
Las obras que se intercambian entre ellos, se mostrarán durante toda esta semana en la galería. El lunes se celebró el sorteo en el que se decidió quién va ser el destinario final de cada obra, pero no se hará público hasta que se clausure la exposición.
Este trueque de obra aleatorio, se puede considerar una versión artística de esta especie de juego, que se ha convertido en los últimos años en, casi, una nueva tradición navideña.
:: El origen del amigo invisible
El origen en una vieja costumbre venezolana probablemente de finales de 1800 y principios del siglo pasado. Las damas venezolanas casadas o comprometidas, por aquel entonces, no podían tener amigos, sino compadres, por aquello de los cuestionamientos sociales. De manera que optaron por reunirse un grupo de amigos y amigas para realizar un intercambio de regalos. Esa tradición conservadora se denominaba compadre de papelito o compadre secreto de papelito, es decir, se escogía aleatoriamente el nombre de una persona al sacar un papel escrito de un recipiente. Posteriormente, esta tradición pasó a llamarse “amigo secreto” y se extendió a países vecinos a través del intercambio social.