
Hasta el 8 de noviembre estará abierta en la sala de Las Francesas de Valladolid la exposición “Teatro Corsario 40 años”, una muestra centrada en la compañía fundada en 1982 por el leonés Fernando Urdiales que ha llevado el español y a sus autores más ilustres por varios continentes y por los escenarios más importantes del país.
Un total de 45 espectáculos, una nómina sobresaliente de actores, la especial manera de decir el verso y su gran aportación a la recuperación de los clásicos han convertido a la compañía Teatro Corsario en uno de los referentes teatrales más prestigiosos y de más larga trayectoria del panorama teatral español.
Durante 40 años, ha compartido su trabajo con públicos de todas las latitudes, particularmente de Castilla y León o Valladolid, lugar donde nació, experimentó y evolucionó en el universo de las artes escénicas.

Fundada en 1982 por el leonés Fernando Urdiales, Teatro Corsario se alió enseguida con el público, fruto de la actitud rebelde de sus miembros, heredera de aquella lucha contra el régimen franquista y el adormecimiento de una sociedad amansada durante décadas a la que se propuso despertar con sus atrevidas y rompedoras obras en la línea del resto de países europeos.
Hace cuatro décadas, los componentes de la compañía iniciaron su andadura dispuestos a cubrir un servicio público deficitario, en el campo de la cultura, a través de un concepto revolucionario, colectivo e igualitario. De hecho, todos sus integrantes cobraban igual salario, pese a pertenecer a diferentes categorías laborales, una filosofía que todavía mantienen en la actualidad.
Esta hoja de servicios ha otorgado a la compañía una gran vitalidad. Prueba de ello es que ha estrenado hasta dos espectáculos en esta última temporada –Retorno a Celama y El alcalde de Zalamea-, una circunstancia que pocos grupos, que no estén avalados por dinero público, podrán brindar a los espectadores.

Tras los esfuerzos iniciales orientados a desarrollar un teatro contemporáneo, atento a los autores y tendencias de la vanguardia teatral –caso de Para terminar con el juicio de Dios, de Antonin Artaud o Insultos al público, de Peter Handke-, a base de investigar y profundizar en la cultura propia de la Comunidad, conecta con la modernidad y crea rotundos éxitos como Pasión y otras propuestas en obras del teatro clásico español.
El gran teatro del mundo, Amar después de la muerte, La vida es sueño; Coplas por la muerte; Edipo Rey; El mayor hechizo, amor; Don Gil de las calzas verdes; Los locos de Valencia; El caballero de Olmedo o El médico de su honra serían algunos de los espectáculos en los que ha quedado patente la marca Corsario definida por su calidad creativa e interpretativa.

Por medio de estos hitos teatrales, la compañía Teatro Corsario ha llevado al español y a los autores del teatro clásico a una veintena de países de todo el mundo: Francia, Gran Bretaña, Alemania, Austria, Italia, Portugal, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Polonia, Croacia, México, Colombia, Ecuador, Uruguay, Puerto Rico, Estados Unidos y China. Estos embajadores del patrimonio literario inmaterial de Castilla y León han sido testigos de la herencia española del Siglo de Oro.
Pero Teatro Corsario no solo han sido exponentes del teatro contemporáneo o clásico. En 1992, Jesús Peña inició una nueva orientación profesional para la compañía, complementaria al teatro que venían desarrollando. Nacían los títeres para adultos, con los que experimentar nuevas formas de comunicación teatral, que a la vez fueran más competitivas desde el punto de vista económico, y pudieran llegar con mayor facilidad a festivales, nuevos circuitos y otro tipo de programaciones. El reconocimiento llegó de inmediato con La Maldición de Poe y más tarde, con Vampyria, Aullidos o su última propuesta de marionetas, Celestina Infernal.

La historia de la compañía Teatro Corsario, sin embargo, no ha sido una senda de rosas. A lo largo de estos 40 años, ha superado momentos difíciles como fueron la muerte de su director, Fernando Urdiales, que insufló hasta 2010 el espíritu corsario en toda su labor profesional. Esta muestra de resistencia pudo evidenciarse también en otras graves circunstancias –bajo las direcciones de Luismi García, Javier Semprún y actualmente, Jesús Peña– como fueron la crisis de las hipotecas y luego el Covid, al descender las contrataciones de forma alarmante. En todas ellas, el espíritu del grupo se mantuvo incólume: aguantar y reinventarse para seguir adelante.

La exposición “Teatro Corsario 40 años” da cuenta de la consistencia, la abundancia, variedad y calidad de esta compañía, a través de vestidos, carteles, fotografías, armas, objetos, vídeos y textos, que ofrecen al visitante su “particular desafío a la esencia efímera del montaje teatral”, según consta en la presentación de la muestra.
En este público y variado escaparate de Teatro Corsario, que se presenta ahora en Las Francesas, los espectadores volverán a “recuperar las palabras, las miradas, los gestos, los silencios, la entrega, el saber hacer de decenas de actores y técnicos”. Será otra forma de que la memoria pueda recuperar esa historia brillante que se inició hace ya 40 años, pero que, afortunadamente, está aún viva.

Son responsables de la muestra, los comisarios Germán Vega, catedrático de Literatura Española de la Universidad de Valladolid y el director de Teatro Corsario, Jesús Peña, así como el director artístico, Luis Santiago. La exposición ha sido organizada por Teatro Corsario y Amigos de Teatro Corsario, y patrocinada por la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Valladolid.
**Teatro Corsario 40 años podrá verse hasta el 8 de noviembre en Las Francesas (C/Santiago, 20, Valladolid). Horario: martes a domingo y festivos: 12-14 y 18:30-21:30.
