Mask: otras caras de la máscara

La figura de Gamorreano a tamaño natural junto a su creador, Juan Villa. Fotografía: Prometeo Escultura.

En los próximos tres años, cuatro países europeos y tres universidades llevarán a cabo un proyecto, liderado por la Cátedra de Estudios sobre la Tradición (Universidad de Valladolid), que permitirá a los estudiantes aprender los distintos procesos de fabricación artesanal que intervienen en la creación de las máscaras. La iniciativa Mask profundizará en los ritos ancestrales de las mascaradas para tratar de descubrir nuevas oportunidades laborales, con la utilización de las nuevas tecnologías, y generar riqueza en el ámbito local.

Por I. M.

Los individuos de muchos pueblos, sobre todo, del norte y oeste de la Península Ibérica, y de la vieja Europa, celebran con entusiasmo los ritos de invierno en sus lugares de origen. Fiestas ancestrales, paganas e irreverentes, que levantan verdadera pasión entre sus convecinos. Representan sus señas de identidad como ninguna otra manifestación cultural, lúdica o religiosa de la comunidad local.

Conocidas como mascaradas, viven entre el caos, el humor, su estrafalaria indumentaria y la improvisación sobre la que cabalgan en sus movimientos. Su discreta y fundada simbología explican el origen y el comportamiento de sus insólitos personajes.

“Las mascaradas forman parte de estas tradiciones que cuentan cómo funciona la vida y la muerte y son un lenguaje común para los pueblos de Europa”, sostiene el director del Centro de Artesanía de Castilla y León, Félix Sanz. “Todos compartimos estos ritos que nos siguen diciendo quiénes somos y de dónde venimos”, asegura.

Esos términos nos hablan de antropología e historia que interpretan la visión de las culturas aborígenes que han llegado transformadas a nuestros días. La máscara forma parte de ese universo primitivo con un lenguaje propio que no ha perdido su personalidad.

Mask es un proyecto europeo que tiene como objetivo formar e involucrar a los estudiantes de Universidad, a los alumnos de Formación Profesional y a los jóvenes para que dejen de mirar a las ciudades y se detengan en la cultura de los campesinos y sus ancestrales máscaras. Un grito a los profesores e investigadores universitarios que deseen remover el fértil mundo de los rituales en un ámbito todavía poco conocido en las sociedades urbanas.

El artesano transmontano Amável Antão construyendo máscaras. Fotografía: Jesús Caramanzana.

El programa Mask es una exhortación a los artesanos para que abran sus talleres a otras formas creativas en relación con la imagen de las máscaras, la música de esas celebraciones, el vestuario y cualquiera de sus materiales. Es una invitación a quienes estén agitados por un espíritu emprendedor, a promotores de la economía y el turismo en todas sus variantes y, en el fondo, a las personas preocupadas por la sangría que supone la despoblación en el medio rural.

Esta iniciativa, a caballo entre el aprendizaje y el mundo de la empresa, es un billete para reflexionar sobre la cultura de la máscara y las posibilidades económicas que esos ceremoniales tradicionales llevan consigo y que, hasta ahora, apenas han sido explotados.

Con ese escenario de fondo, y después de mucho tiempo de maceración, la Cátedra de Estudios sobre la Tradición (Universidad de Valladolid), dirigida por María Pilar Panero, coordinó a una docena de socios de cuatro países –Italia, Portugal, Rumanía y España- en esta exigente propuesta que presentó a la convocatoria europea Erasmus-Edu-Alliances for Education and Enterprises 2023.

Seleccionado y aprobado el proyecto por un importe de 1.281.112 euros, los doce abanderados de esta aventura formativa e investigadora se pusieron a la tarea. Estos son sus nombres y apellidos: las universidades de Valladolid, Basilicata (Italia) y Bucarest (Rumanía); los centros de Artesanía de Castilla y León, junto al de Formación Profesional para la Artesanía y el Patrimonio de Coimbra (Portugal);  la Confederación Nacional de Artesanía de Matera y Potenza (Italia) así como el Ecoparque Brigantia de Braganza (Portugal); los organismos de investigación de la Academia Ibérica de la Máscara de Braganza (Portugal) y el Instituto del Archivo del Folclore de la Academia Rumana de Cluj-Napoca (Rumanía); las empresas Editrice L´Immagine-IMMA de Molfeta y Milán (Italia) e IDimás Gestión de Salamanca, además del Museo Nacional del Campesino Rumano de Buscarest (Rumanía).

Máscara del carnaval de Aliano (Italia). Foto: Gaetano Armenio.

El perfil docente de Mask, objetivo principal del programa junto a la vertiente investigadora, ha echado a andar con la finalidad de llevar adelante un aprendizaje atractivo para los estudiantes que se sumen a esa enseñanza innovadora fuera del currículo habitual. ¿Cómo?  “A través de las artesanías y las distintas formas de ejecutarlas, abriendo a los protagonistas una ventana al campo de la cultura de la máscara y del ámbito rural”, anuncia la profesora de Antropología Social.

Castilla y León, un territorio de más 94.000 km² y 70 mascaradas, dispone en su registro artesano con un número superior a 600 talleres que dan empleo directo a más de 6000 personas. Estos simples datos acentúan la importancia que puede protagonizar el sector en las aspiraciones de este proyecto europeo.

Pero la labor artesana no está reñida con la tecnología, tal como recuerda María Pilar Panero. “Los artesanos siempre han buscado humanizar el trabajo, es decir, disminuir la dureza de las tareas con el uso de la tecnología”, observa. “Y en el consorcio”, continúa, “hay dos centros de formación altamente especializada en el uso de las tecnologías, como son CEARTE en Coimbra y CEARCAL en Valladolid”. Con estos destacados espacios profesionales y las avanzadas herramientas técnicas de las que están dotados, es fácil comprender que la coordinadora defina a Mask “como un proyecto del siglo XXI”.

Además de su valor antropológico y etnográfico, las comunidades locales tienen en las mascaradas una oportunidad para crear futuros tejidos económicos vinculados a un turismo sostenible a partir de la difusión y conservación de estas tradiciones populares. En este sentido, Félix Sanz, artesano y responsable del Centro de Artesanía de Castilla y León, institución de referencia nacional e internacional en el campo de las enseñanzas tradicionales, entiende que “las reproducciones de máscaras en soportes cerámicos, madera, fibras vegetales o la realización de vestuario, entre otras creaciones, puede significar un importante apoyo para el mantenimiento de numerosos talleres artesanos”.

Personaje de Sécia en la Fiesta del Farandulo de Tó, Mogadouro, Portugal. Foto: António Jorge.

Estos trabajos sobre las mascaradas incrementarán la promoción de los ritos, máxime si van de la mano de “los alojamientos respetuosos con la arquitectura tradicional y el medio ambiente, el establecimiento de rutas, la creación de aulas temáticas o la apertura de museos relacionados con estas manifestaciones primitivas que, en el fondo, no hacen otra cosa que ahondar en el misterio de la vida de los seres humanos y su relación con la naturaleza”, apunta también.

La iniciativa Mask y los cuatro países que forman parte de este proyecto europeo en torno a la máscara pretende que el personal y el alumnado de Universidad, además de los estudiantes procedentes de Formación Profesional, al concluir su etapa formativa, sean capaces de desarrollar tanto proyectos de marketing como de conservación del patrimonio y hasta de economía circular.

Para María Díaz Lorenzo, directora ejecutiva de IDimás Gestión, una de las doce firmas   participantes en el proyecto, es “vital” que pueda consolidarse alguna compañía a la conclusión de los tres años de andadura del programa. “Lo ideal es que estas empresas se repartan por todo el territorio, incluidas las zonas rurales, que en el presente se enfrentan a graves problemas de despoblación. Esta es la razón por la que, además de instituciones académicas, participamos cámaras de comercio y empresas”.

La región portuguesa de Trás-os-Montes, también representada en Mask y que concentra a más de una treintena de fiestas de invierno, entre cientos de ceremoniales del Viejo Continente, es otra de las principales zonas a tener en cuenta al referirse a este estudio relacionado con esas fiestas ancestrales.

El presidente del Patronato de la Academia Ibérica de la Máscara, António Tiza, apunta que en el desarrollo del trabajo de campo de este proyecto europeo se realizarán investigaciones sobre los artesanos, sus técnicas de producción y las materias primas utilizadas, en particular, la madera, el corcho, los diversos tipos de metales y cuero”. Además, expone el especialista luso, “se incluirá la confección de trajes de lana para mascaradas, así como la construcción de gaitas de fole”.

Tras el estudio en profundidad de esa información, llegará el momento de que los jóvenes se formen “profesional y artísticamente” para que, a continuación, puedan explorar nuevas vías laborales vinculadas con los enmascarados.

Ritual del oso de Comănești en Rumanía, donde la tradición se transmite de padres a hijos. Fotografía: Carlos González Ximénez.

El caso se repite en todas partes: las mascaradas tradicionales sobreviven, pese al paso del tiempo y en sus diferentes formas, en numerosas localidades de la geografía europea y otras partes del planeta. Rumanía, una de las cuatro naciones integrantes del proyecto Mask, no es una excepción. De ahí que según Ileana Benga, investigadora principal del Archivo de Folclore de la Academia Rumana de Cluj-Napoca, en su país todavía es posible disfrutar de cuatro rituales, a lo largo del año, en relación con los enmascaramientos: las mascaradas asociadas al carnaval, el carnaval de Año Nuevo, las prácticas charivari que acompañan a numerosas celebraciones y los diversos escenarios dramatúrgicos involucrados en estas ceremonias festivas”.

“Nuestro equipo de etnólogos tiene como objetivo mostrar cada uno de estos contextos de enmascaramiento ancestrales, a través de vídeos grabados in situ, así como identificar a los artesanos que producen las prendas utilizadas por los enmascarados para encarnar una nueva identidad”, avanza esta entendida rumana.

Retener el talento joven en los entornos rurales es otro de los retos que tiene el proyecto   a la hora de explorar nuevas salidas profesionales en los ámbitos de la artesanía y las máscaras. Pero no solo ahí. Tampoco hay que descartar otras áreas como las de “la difusión, organización de exposiciones y experiencia turística que puedan encontrar en la máscara una de sus señas de identidad”.

Quien así habla es Amparo Cantalejo Herrera, responsable de Proyectos Europeos de IDimás Gestión, quien quiere poner en valor que los estudiantes que se impliquen en esa aventura holística “recibirán formación en emprendimiento, técnicas de comunicación y gestión de empresa, haciendo de su aprendizaje un acercamiento teórico-práctico al día a día de la realidad empresarial”.

La gestión del proyecto correrá a cargo de la Fundación Universidad de Valladolid y en el mismo participa profesorado de la Facultad de Filosofía y Letras, así como miembros del Grupo de Investigación Reconocido (GIR) de la UVA conocido como Identidad e intercambios artísticos. De la Edad Media al mundo contemporáneo (IDINTAR).

Jesús Ángel Santiago, artesano de instrumentos musicales, muestra dos rabeles en el proceso de construcción. Fotografia: Juan Manuel Yéboles.

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