
Por MAGDALENA ALEJO
La dimisión de José Gabriel López Antuñano, director de la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León (ESADCyL), ha pillado por sorpresa a todo el mundo de las artes escénicas. La noticia se publicaba en prensa el miércoles 10 de abril. Desde hace unos días los alumnos de esta escuela se encuentran realizando un encierro como protesta a la situación que se les viene encima: subidas de tasas, disminución de becas –el próximo año sus estudios rondarán los 1.600 euros– un plan Bolonia que no termina de dar derecho a la homologación académica, falta de profesorado, reducción de la calidad educativa.
Durante 27 años hubo una Escuela Municipal de Teatro en Valladolid que se dedicó a formar profesionales de este arte. También hay un taller municipal de las mismas característica en Burgos, León, y en el resto de las provincias se intenta con mayor o menor éxito la formación en el campo de las artes escénicas.
Creo que esta escuela superior ha adolecido de un una cosa, la publicidad de su existencia. Tal y como sucedió en el pasado estas enseñanzas no son visibles ni conocidas por la ciudadanía, que en muchas casos no sabe de ellas. No ayuda el crear una enseñanza especializada pero oculta a la sociedad, máxime cuando los estudios que se imparten son para servir a una comunidad que disfruta del ocio y tiempo libre en muchos casos a través del teatro.
Evitar errores del pasado, dignificar estos estudios y la profesión a la que representan es una obligación y un derecho. En estos momentos corren peligro carreras universitarias consagradas en el tiempo, hay una reducción de máster, de oferta educativa superior.
Una enseñanza establecida relativamente hace poco –7 años lleva funcionando la ESADCyL– no puede estar en la cuerda floja. Si en su día se abogó porque esta comunidad necesitaba y presumía de tener unas enseñanzas artísticas en la primera fila de la oferta educativa, no es tiempo de suprimirla o de menospreciarla, es tiempo de cuidar lo sembrado.
Desde el centro se están realizando esfuerzos para darse a conocer; jornadas de puertas abiertas, exhibición de trabajos, conferencias y charlas sobre las artes escénicas, colaboraciones con instituciones. Publicitarse, llegar a un futurible alumnado, no estar ausentes de la comunidad, es fundamental.
Quien quiera conocer el lugar y mostrar su apoyo puede acercarse al centro cultural Miguel Delibes de Valladolid, donde comparten edificio danza, teatro, música. Futuro artístico en una palabra.
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