El fotógrafo madrileño Pablo Basagoiti inaugura este sábado 14 de diciembre en Espacio_E, (León) la exposición ‘Sinestesia’. Una serie formada por sesenta y dos imágenes, aún no concluida, de la que se han seleccionado quince de ellas que representan a diferentes músicos que han pasado por el Museo Evaristo Valle, en Gijón, fotografiados entre ensayos a lo largo de tres años. La inauguración tendrá lugar a las 12:30 horas.
‘Sinestesia’ es el particular homenaje a la música de Pablo Basagoiti (Madrid, 1973), a sus sesenta y dos protagonistas, los músicos, y al espacio donde los escuchó por primera vez: la Fundación Museo Evaristo Valle, por la que han pasado, desde su creación en Gijón en 1981, jóvenes promesas locales, músicos de larga trayectoria y fama internacional, además de los Virtuosos de Moscú y sus descendientes, estrechamente ligados a la escena musical asturiana desde 1990. Y como nunca le ha gustado el género del retrato, ni el trabajo dentro del estudio, tal como el mismo reconoce, la música le ha servido para acercarse al personaje y dotar al retrato de una mayor profundidad psicológica, a la vez que permitir que el retratado se transformara en un vehículo para plasmar visualmente la esencia de una melodía.

Las quince imágenes que el fotógrafo madrileño ha seleccionado para esta exposición en la galería leonesa Espacio_E pertenecen a la serie homónima, que ha realizado a lo largo de tres años y aún no ha cerrado, en la que ha puesto el foco en una gran parte de los artistas que actuaron en el museo gijonés con motivo de conciertos, grabaciones o clases maestras. Todos ellos protagonizan una propuesta que invita a la experimentación sensorial de la música a través de la imagen.
Las fotografías tienen un formato cuadrado, salvo una rectangular de la pianista María Cueva, un formato en el que Basagoiti se siente cómodo, similar al empleado en proyectos sobre el paisaje y la arquitectura y geografía urbanas, pero que también responde a las medidas de los discos de vinilo, que son las de las imágenes: las de un EP, de 17, 5 x 17,5 cm, y las de un LP, de 30 x 30 cm, o doble LP.
Los artistas que se pueden ver en la serie aceptaron ser fotografiados entre ensayos, bajo una condición del autor: evocar en sus mentes, mientras la cámara les enfocaba, una pieza favorita, de un compositor de su elección. A veces, era la que interpretarían en pocas horas en una actuación; otras, algo completamente diferente.
“El montaje de la exposición se articula como un concierto de cámara, con trece músicos que interpretan diez piezas musicales. Además de las representaciones individuales que muestran a un solista evocando un fragmento sonoro, los integrantes del Enol Ensemble –Mario Bernardo, Cristina Gestido, Teresa Valente y Fernando Zorita– dialogan en el mismo cuarteto de Schumann, y sus expresiones parecen figurar una de aquellas alegorías del XVII. Este carácter puramente sensorial de las imágenes se prolonga en las manos de Hrachya Avanesyan y Yuri Zhislin, y el rostro de Elena Albericio, con los trasfondos de Haydn, Schubert y Rachmaninov. Por el contrario, la que parece ser una reflexión crítica de Emmanuel Hieaux como compositor se relaciona con las meditaciones de Mischa Maisky y Siripong Tiptan sobre Bach y Brahms. Esta línea de experimentación más intelectual que sensorial de la música culminaría con la imagen de Vicenté Alamá y su deleite espiritual y estético a los sones del Officium Defunctorum de Tomás Luis de Victoria”, explica Gretel Piquer Viniegra.
