
ni fin
ni sin
finif
Y
tu luz
como sol
extenderé
a la Palabra
(Hilario Franco)
Por IGNACIO FERNÁNDEZ HERRERO

Lo último que guardo de Hilario, amén de recientes conversaciones telefónicas y felicitaciones por nuestros respectivos cumpleaños, es un anexo a su Índice de índices titulado A la búsqueda del palíndromo más breve. De ahí precisamente el encabezamiento de este obituario.
Fuese de entre nosotros Hilario Franco Bastelo, como diría su maestro don Miguel de Cervantes, y quedósenos en el alma un balbucir de sílabas atropelladas. Es lo que ocurre a los seres humanos cuando la pena no puede ser conformada en palabras: se quiere gritar y solo a duras penas se consigue el llanto. Mas cuando muere una parte de la sabiduría, de nuestra sabiduría, qué hacer, cómo proceder, a quién reclamar los daños. Esto sucede hoy con esta pérdida tan formidable.
No obstante, a causa de los citados aniversarios, convinimos los dos que eran estos unos tiempos para celebrar las ganancias en lugar nombrar de los quebrantos, y así ha de ser también en su ocaso. De modo que celebraremos su memoria, a la manera manriqueana, en los pasillos todavía casi virginales de la Facultad de Filosofía y Letras de León, donde hizo el mal, combatió contra Papes y escribió poemas dedicados sin éxito a una muchacha de ojos verdes; en los páramos de Bustillo, adonde debió retirarse, si la vida se lo hubiera permitido, para transitar la senda de los sabios que en el mundo han sido; en las cuevas del Sacromonte, en aquella Vereda de Enmedio, donde se conjuró contra todas las guerras y construyó lámparas con las que iluminar el porvenir del mundo; en la ciudad de León, de donde fue expulsado y obligado a convertirse en judío errante, una condición de la que solo le redimieron los versos de Margalit Matitiahu y un monumento levantado en el castro de Puente Castro, a orillas del Bernesga; en la celebración habida en el Patio del Conde Duque con ocasión del IV Centenario del ilustre hidalgo; en aquella su vocación de jardinero que descubrió a medio camino entre Nueva York, Jerusalén y las lagunas de Villafranca de los Caballeros; en sus dos bodas, en sus dos hijos, Sofía y Gregorio David; en su vena editorial contra toda norma, que parió cuadernillos magistrales bajo el rótulo de Margen o de Ponte Aérea, que veneró tanto como sufrió a Jacinto Santos o a Luis Federico Martínez y que desembocó en su obra magna, su libro único y total, el Índice de índices; en su amistad con Eduardo Scala; en el ajedrez; en el recital que dimos, junto a Fidel Tomé, en la vieja Escuela Normal de Magisterio el 23 de febrero de 1982, dedicado a la gloria de ninfas y diótimas (¡qué tiempos aquellos!); en sus desvaríos; en su colaboración con la revista FAKE, no por casualidad en el número consagrado a los vínculos, lo que le permitió reencontrarse con Felipe Zapico y con Elena Soto y también, por pura coincidencia temporal de fiestas literarias, con Carlos Suárez y con Eloísa Otero; en Fotochento, en Aula Negra y en los Premios Claraboya, cuando escuchar a los Pegamoides, decía, era una traición a Silvio Rodríguez; en el infinito, en fin, por él tan amado: “Inútil cuestionar su simetría, ni su sublime ascenso a ser signo concentrado de totalidad”.
Pues sí, después de varios padecimientos y resurrecciones, nos ha dejado Hilario solos: “somos seres solos”, escribió en su Diccionario de Palíndromos. Y eligió morir en soledad. ¡Qué gran ser!




- → Puedes leer también La falsa muerte de Hilario Franco, por CARLOS SUÁREZ GONZÁLEZ.
Amante de la vida, evocador de trovas, pensador de sueños y escultor de ideas, filósofo sencillo de lo cotidiano, amigo de sus amigos, adorable tertuliano y mensajero de la libertad, de las ideas y el pensamiento, allá donde estés o vayas, darás de ti, llenarás el espacio, iluminaras el camino, mientras tanto, aquí, tus amigos te recordaremos, hablaremos de ti y de la huella que nos has dejado
Me gustaMe gusta
Jamás te olvidaré amigo mío, has dejado una gran huella en mi vida. Doy gracias por ello.
Me gustaMe gusta
grande hilario,hoy dia 31,me he enterado de esta triste noticia de un amigo y gran tertuliano con el que se podia estar horas y horas conversando y aprendiendo,que la tierra sea leve.
Me gustaMe gusta
Soledades, encuentros, soledades.
Goyi me lo dijo, que nos habías dejado solos en tu soledad.
Siempre te encontraré en mi memoria (Bustillo, Catalina, Manuel, jarro, era, trilla, agustinos, Coyanza, Escorial, Garabatos, Sacromonte, Chinchilla, Valdepeñas, …),en soledad.
Me gustaMe gusta
Hilario. Hilaste una vida, que nadie hemos sabido tejer
Me gustaMe gusta