El Servicio de Publicaciones de la Universidad de León (ULE) acaba de reeditar, en el volumen nº 11 de la colección ‘Grafikalismos’, un precioso libro titulado ‘La España del tebeo’ del gran crítico de cómic Antonio Altarriba, hasta ahora inencontrable, que ya se puede adquirir en las dependencias del servicio (Campus de Vegazana) y también a través de la web, al precio de 30 euros.
En palabras de José Manuel Trabado, director del ServIcio de Publicaciones de la ULE: “Este libro era inencontrable por estar agotado, y lo hemos reeditado en la colección ‘Grafikalismos’ con un aparato gráfico mucho mayor que en la edición que tenía en Espasa-Calpe. Por otro lado, la temática es muy interesante y el autor es uno de los grandes críticos de cómic, uno de los primeros en realizar una tesis sobre cómic en la universidad española (la leyó en 1981 en la Universidad de Valladolid). Es también premio nacional de cómic por su obra ‘El arte de volar’, una obra de enorme transcendencia”.
Desde la contraportada del libro se recuerda, además, que hubo un tiempo en el que España fue de tebeo:
“Caminábamos pomposamente por rutas imperiales a través de un paisaje devastado por la miseria y la represión, gesticulábamos desaforadamente para expresar el fervor patrio o la pulsión machista, nos movíamos entre la picaresca y la chapuza para burlar la escasez … Queríamos ser dignos, algunos, incluso, marciales, pero resultábamos ridículos.
El franquismo nos obligó a adoptar esta caricatura de nosotros mismos. Por eso, sin duda, las viñetas recogieron, mejor que cualquier otro medio, los comportamientos, las ilusiones y las frustraciones de aquella época. Lo cual no nos impedía reír y hasta reímos de todo ello. En el tebeo retratábamos y exorcizábamos la penuria o aprendíamos a evadimos de ella. Con el humor negro de la catástrofe inminente o con el exotismo de la aventura justiciera. Y hubo un tiempo en el que España dejó de ser de tebeo para empezar a ser de cómic.
Desde principios de los años setenta, antes de que el dictador muriera, surgieron las primeras revistas críticas, transgresoras, provocadoras … Un intento gráfico de derribar el muro que nos había mantenido cuarenta años encerrados. Y, de paso, la historieta se puso artística, exigente narrativamente y estéticamente brillante. Así rematamos el siglo XX algo más libres, quizá también más inteligentes. Hoy, revestida con la distinción de la novela gráfica, la secuencia de imágenes inscritas sigue contando y poniendo color en nuestras vidas, consolidando una tradición de narrativa visual que fraguó hace miles de años. Justo cuando empezamos a contarnos historias y, como consecuencia inevitable, a ser humanos”.
La colección Grafikalismos nació con el objetivo, según explica José Manuel Trabado, de “crear un espacio para dar cabida a los estudios sobre aquello que, de forma más o menos laxa, podríamos denominar narración gráfica, y con la vocación de situarse entre la frescura y la enjundia académica, de ensayar cierta heterodoxia que mire cara a cara y sin complejos tanto a la cultura popular y sus imágenes como a las prácticas gráfico-narrativas más experimentales”.
El libro ‘La España del Tebeo’ de Antonio Altarriba viene a consolidar la colección y, como apunta Trabado, supone «un gran activo para la ‘Grafikalismos’ y para el catálogo de Publicaciones de la Universidad de León”.