Ojos bien cerrados

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¿Qué se puede hacer un jueves al caer la tarde en una ciudad como León? Pues acercarse a la cafetería del Hotel Quindós, a eso de las ocho, sentarse en un lugar tan confortable como acogedor, esperar a que empiece aquello… y disfrutar en vivo de las sorpresas que deparan el jazz y la improvisación tocados por un grupo de buenos músicos.

Por VÍCTOR M. DÍEZ

Tiene la verdadera música algo de onírico. Creo que eso orbitaba en el espíritu de Kubrick, en su enigmática película Eyes Wide Shut (basada precisamente en la novela Relato soñado, de Arthur Schnitlzer). El inquietante personaje, quizás incidental, del pianista al que han contratado para tocar con los ojos vendados en medio de los rituales de una sociedad secreta de poderosos, nos permite mirar dentro de lo prohibido. Ojos bien cerrados, sería una posible traducción. Pero el músico no consiguió ser ciego ni mudo, contó su secreto.

Tiene la verdadera música algo de viaje. El mapa de un territorio es necesariamente musical, como nos contó Bruce Chatwin en su estudio de los aborígenes australianos (Los trazos de la canción). Los músicos son por definición una especie nómada y la verdadera música se aloja en los lugares de paso que evocan el viaje. Lugares que nos dicen algo de un campamento momentáneo. De ahí, la sucesiva importancia de sus lugares.

Ulises en la ciudad nocturna. Los andenes, los cabarés, las ferias, las esquinas transitadas, los pasillos del metro, los garitos semi-prohibidos y misteriosos: los burdeles, las iglesias, las estaciones… Lugares de tránsito en que se combinan esos dos elementos mágicos, el viaje y el sueño.

Como un espía que llega a la ciudad de los espías y se aloja en un hotel que habla de otro tiempo. En el hall, una reunión improvisada de músicos que invitan a otros músicos a unirse a la rueda. Desde fuera, congelados en el ventanal esos músicos parecen de una pintura de Hopper. Nadie explica nada. Quienes escuchan tienen los ojos bien cerrados, pero miran de reojo al que acaba de llegar. Pide una con su voz una habitación silenciosa, se toma un whisky y se le van los pies con esa música. Él espera a una mujer que le va a contar su secreto, mira alrededor. Esto ocurre en esta ciudad todos los jueves salvo la luna.

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¿Quiénes son esos músicos?

«Estábamos buscando el pianista Fernando Ballarín y yo un lugar para juntarnos, fuera de la Escuela Municipal de Música, los del Aula-Taller de Improvisación, y tocar todas las semanas sin más compromiso que el gusto por hacerlo. La condición era un piano, tenía que haber un piano. Yo recordé que en la cafetería del Hotel Quindós había visto uno. Allá por marzo de este año que ahora se cierra caímos por el hotel, Fernando alzó la tapa y el instrumento estaba practicable, sonaba, afinaba. José Quindós nos dijo: ‘No sigáis buscando, habéis dado con el sitio’. Y ahí estamos, todos los jueves, los del Aula-Taller y los invitados.

La lista puede ser más o menos larga, no hay obligación, se va por las puras ganas del encuentro musical y amistoso: Manuel Urueña (violín), Eduardo Domínguez (percusión), Óscar García (bajo), Cova Villegas (voz), Marta Fierro (flauta), Gonzalo Ordás (guitarra), Javier Otero (guitarra), Roberto Díez (saxo alto, juguetes), Rubén Díaz (saxo tenor), Héctor Robles (saxo alto), Javier Vidal (saxo tenor); ya parece una Big Band, pero algunos más pueden caer cualquier tarde: José Ramón Sáenz de Miera (trombón), Javier Antúnez (lira, percusión), José Francisco Fernández (mandolina). Y los que vienen de lejos, de vez en cuando: Chefa Alonso (percusión), Fito Ares (flauta), Bernardo Martínez (saxo alto)… Y los, las que aún no se han acercado, pero acabarán por hacerlo, seguro.

¿Cabemos todos? ¿Queda sitio para los atriles? ¿Qué repertorio tocamos? ¿Somos un conjunto, una banda, una orquesta, qué somos? Sólo hay una respuesta para estas preguntas: acercarse a la cafetería del Quindós un jueves, a eso de las ocho, sentarse en un lugar tan confortable y acogedor, esperar a que empiece aquello; y, entonces, disfrutar en vivo de las sorpresas que depara la improvisación tocada por un grupo de buenos músicos.»

ILDEFONSO RODRÍGUEZ (saxofonista, profesor del Aula-Taller de Improvisación de la Escuela Municipal de Música de León)

CONCIERTO:
jazz/ improvisación libre
Hotel Quindós (Gran Vía de San Marcos, 36. León)
Todos los jueves (salvo excepciones) de 20 a 22 horas.

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