Debido a la lluvia, en la Catedral de Valladolid se celebraba el tradicional Sermón de la Siete Palabras y en la calle, pese a la misma lluvia, una espontánea procesión portó este viernes a hombros el paso ‘La Crucifixión del Arte’ por las principales calles del centro de la capital. Una guitarra, cuadros, libros y paletas de pintor conformaron el reivindicativo crucifijo que procesionó en completo silencio ante la atenta mirada de sorprendidos turistas y escandalizados creyentes.
La iniciativa, cuyo promotor se desconoce, está claramente vinculada a la reciente oleada de inspecciones policiales a bares que ha puesto freno a las actuaciones musicales y artísticas que durante años se han celebrado sin necesidad de solicitar permiso alguno al Ayuntamiento en distintos establecimientos de la ciudad, aunque éstos no contaran con la licencia correspondiente.La procesión, en la que participaron alrededor de 20 personas y a la que se fueron uniendo algunas más, inició su recorrido en las inmediaciones del Museo Patio Herreriano y, tras alcanzar la plaza de Coca, puso rumbo a la Plaza Mayor para desfilar frente a la puerta del Ayuntamiento de Valladolid.El completo silencio de los procesionantes sólo fue interrumpido por algunos comentarios jocosos de sorprendidos turistas y alguna recriminación de algún escandalizado creyente. “Os vais a quemar en el infierno”, llegó a espetar una mujer mayor a la comitiva mientras curiosos paseantes inmortalizaban con sus cámaras la llamativa procesión.
Los participantes en este acto reivindicativo, que transcurrió sin que se registrara ningún incidente, no quisieron realizar declaraciones para contextualizar la acción llevada a cabo. Sin embargo, la iconografía del improvisado paso portado a hombros dejaba claro su carácter reivindicativo a favor de las manifestaciones artísticas no institucionales que se han venido realizando en los últimos meses en Valladolid hasta que el Ayuntamiento ha decidido ponerlas coto.
Ante la falta de licencias específicas para actuaciones musicales en determinados bares (sólo hay dos establecimientos en toda la ciudad que cuentan con todos los permisos para programar actuaciones en directo), el alcalde, Javier León de la Riva, ha decidido ahora ser inflexible con este tipo de manifestaciones culturales después de recibir ‘denuncias anónimas’. Distintos establecimientos, que durante más de una década han celebrado pequeños conciertos han decidido ahora, ante el temor de ser multados, suspender sus programaciones. El Consistorio, siempre y cuando se solicite un permiso especial, sí que permite la celebración de actos culturales (monólogos, representaciones teatrales o actuaciones de magia, entre otras), pero no autoriza la organización de conciertos.
Colectivos de artistas y músicos de la ciudad que se han visto afectados por esta ‘caza de brujas’ han comenzado a organizarse y a mantener distintos encuentros con los responsables municipales para tratar de encontrar una solución que pase por flexibilizar una norma de la Junta de Castilla y León que data de 2006 y no se ajusta a las necesidades de un sector del gremio de hostelería que ve en estas actuaciones de pequeño formato un flotador al que agarrarse en tiempos de crisis.
Vía crisis poético
El día anterior, ayer jueves, unos cuantos del PP (Poetas Pucelanos), del grupo ‘Susurros a Pleno Pulmón’, realizó un Vía Crisis Poético con la visita a siete parroquias, en su caso siete bares, como marca la tradición. El recorrido partió a las 20.00 horas del bar La Curva, en la calle José María Lacort, número 30, y discurrió por Rata Escarlata (Juan Mambrilla, 12), El Trocadero (Juan Mambrilla, 2), Morgan (Solanilla, 7), Penicilino (Plaza de la Libertad, 5), El Largo Adiós (Arribas, 2) para finalizar en el Berlín (Cardenal Cos, 2).
En cada una de las ‘estaciones’ se realizó la correspondiente parada de ‘desconcierto’. Los organizadores de este Vía Crisis Poético justificaron su realización en disconformidad con «lo que le están haciendo a la cultura en este país, ni en esta ‘tradicional’ y regia ciudad castellana, donde se la ha condenado a muerte, no sin antes desprestigiarla, agraviarla, perseguirla, torturarla y hacerla sufrir todo tipo de escarnios».
Otra de las razones de la iniciativa es «porque abortan todo proyecto de cultura y arte que no se somete a su sistema ‘oficial’ de valores, al tiempo que nos imponen y obligan a soportar la invasión de su cultura en las calles prohibiéndonos cualquier otra alternativa».
Desde ‘Susurros a Pleno Pulmón’ señalan también «que en esta ciudad todo está prohibido y hay que solicitar permiso para cualquier acto; nosotr@s nos saltamos las prohibiciones y nos negamos a solicitar permisos, más aún cuando las calles están tomadas por otros grupos que tampoco lo solicitan».
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