
Por LAURA FRAILE
(www.ultimocero.com)
El festival segoviano Titirimundi, que en sus seis días de programación contará con una treintena de actuaciones, apostará en esta 28 edición por incrementar la presencia de compañías titiriteras de carácter nacional.
Dentro de esta selección actuarán compañías castellano-leonesas como las salmantinas La Chana o Spasmo, la vallisoletana Teloncillo Teatro o las segovianas Teatro Mutis, El Retablillo o Teatrería. A nivel europeo, contará con la presencia de la artista argelina Michèle Nguyen, los alemanes Theatre Meschugge o la compañía belga Clair de Lune Théâtre. Según el director del Titirimundi, Julio Míchel, en términos globales el presupuesto para el festival ha descendido un 35%, una reducción que se ha hecho notar pero que sin embargo no ha evitado que se pueda mantener una programación de casi una semana.
La primera edición de Titirimundi fue en el año 1985. El festival nació como una propuesta de Julio Míchel, un leonés afincado en Segovia que por aquel entonces ya había empezado a trabajar en la compañía Libélula, formada en París y trasladada a la ciudad castellano-leonesa. «Segovia, a nivel de vida artística, era un páramo, un desierto cultural donde no había ninguna manifestación teatral durante el año. El teatro de títeres era un ilustre desconocido, había prejuicios, no se conocía su riqueza, la gente no se aproximaba a sus ideas…», indica Julio.
Esta situación le llevó a proponer el Titirimundi, fijándose un doble objetivo: difundir el teatro de títeres y contar con un evento artístico de carácter internacional con el que dinamizar la vida artística y cultural de Segovia. A lo largo de sus veintisiete ediciones han pasado compañías originarias de Australia, Brasil, EEUU, Mali o Sudáfrica, aunque el país más representado suele ser Francia. «Es uno de los países con mayor producción, está en la vanguardia del teatro de títeres. Además, allí tienen el Instituto y la Escuela Nacional de la Marioneta», señala Julio Míchel.
«Las compañías no están limitadas a la exhibición, ya que el festival es también un lugar de encuentro e intercambio para los artistas. Todos conviven durante la duración del festival, ya que actúan varias veces, y hasta han acabado surgiendo varias parejas entre segovianos y titiriteros», afirma el director del Titirimundi.
El festival se desarrolla en una quincena de emplazamientos como patios, jardines, plazas, teatros, iglesias o palacios, combinando espectáculos de carácter abierto y de pago. Asimismo, cuenta con extensiones en ciudades como Burgos, Soria, Valladolid, Salamanca o Ávila, lo que permite compartir el trabajo de las compañías participantes con otras localidades.
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