Lo que, en términos estrictamente lógicos, falta en la pregunta soberanista

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Por GONZALO ABRIL / Columna en el desierto

Pregunta: “¿Quiere usted que Cataluña sea un Estado?” “En caso de respuesta afirmativa, ¿quiere que Cataluña sea un Estado independiente?”

A juzgar por las sandeces con que he oído pontificar a sedicentes especialistas en “comunicación política”, yo no quiero ser uno de ellos. Soy sin más un especialista en conversar y dialogar, es decir, en un arte común, es decir, soy un no especialista. Como la conversación y el diálogo incluyen estructuras del tipo “pregunta / respuesta”, algo podré decir sobre la pregunta que han propuesto los partidos catalanes para un referéndum soberanista. Y no será, como he oído afirmar a alguno de los especialistas, que se trata de una pregunta farragosa o confusa, simple y llanamente porque la doble pregunta es muy clara. Tanto que algunos especialistas nunca la podrán entender.

Que el gobierno español haya respondido con su habitual “no a todo” era esperable: ni el franquismo estratégico ni el nihilismo táctico que practican les permite otra respuesta (el «franquismo estratégico más nihilismo táctico» queda perfectamente desvelado en la insuperable frase atribuida a Montoro: «que se hunda España, que ya la salvaremos nosotros»).

Pero a mí me parece que a la doble pregunta catalana, como a todo lo doble, o aparentemente doble, le falta una opción tercera. Precisamente aquella alternativa que podría convencernos a mí y a muchxs de mis suaves lectoras/es de que en efecto se trata, en la pregunta propuesta, de dos opciones y no de una sola.

En su formulación actual la consulta parece querer abrir la posibilidad de distintas modalidades de integración de un futuro Estado catalán en el Estado español (federal,  libre asociado, etc.) y no sólo de un Estado catalán plenamente segregado del español, o de la continuidad del actual status quo. Pero obviamente cabría la posibilidad tercera de que el pueblo catalán rechazara cualquier solución estatal, que es a fin de cuentas la solución única que presupone la aparentemente doble pregunta: Estado o Comunidad autónoma integrados en un Estado mayor o Estado a solas… pero en todo caso Estado.

Así que la tercera pregunta que se le sustrae al pueblo catalán es ésta: “En caso de respuesta negativa, ¿quiere que Cataluña deje de ser cualquier clase de Estado?”.

Me imagino a los especialistas en comunicación política poniendo en el cielo un grito tarzanesco. Es normal. La mayoría de ellos no conocen el Manifiesto de la Comuna Antinacionalista Zamorana escrito por Agustín García Calvo en el exilio, en los lejanos y preconstitucionales años setenta. Nuestro admirado sabio abogaba allí por una Zamora –soñada, deseada o simplemente sublimada como arma metafórica– contraria a España, por supuesto, pero en tanto que opuesta a todo Estado.

Habrá consulta, si Rajoy no manda los tanques, pero me temo que será sin tertium non datur, sin la opción zamorana.

Publicado en Diagonal
bajo licencia Creative Commons.

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