
Separar ficción y realidad no resulta nada fácil cuando tenemos esta existencia y sus alrededores tan chiflados. La actriz Mercedes Asenjo, en este artículo, plantea abrirse paso, no obstante, en esta maraña de incertidumbres porque su código profesional la obliga a encadenar cada día nuevas iniciativas escénicas que mantengan abierto su despertador de comediante.
Por MERCEDES ASENJO
Mi pequeña hija mayor a veces no puede dormir y yo me pregunto: ¿qué es lo que le inquieta? y luego miro el mundo a mi alrededor y me parece un milagro que todos podamos dormir cada noche, incluso creo que hay muchos, demasiados durmientes durante el día, mientras la vida sucede. Van con los ojos abiertos pero están dormidos, profundamente, y no parece que nada vaya a despertarles. Seguramente este insomnio esporádico de mi hija no esté relacionado con mi mirada sobre el mundo y tenga más que ver con desasosiegos propios de la vida cotidiana; eso creo y eso espero porque sería terrible cargar ya sobre sus pequeñas espaldas el dolor de la realidad que nos circunda.
Yo sueño, a veces dormida y a veces despierta, en ese extraño territorio entre la realidad y la ficción. Soy actriz y espectadora en la vida pero también en el arte. Soy una artesana de un noble oficio en el que la materia a moldear se extrae directamente de la existencia. Hemos de ofrecer emoción, inspiración, poesía, diversión y a veces una patada en el estómago o un puñetazo en la conciencia. Es una tarea muy difícil, a veces colosal pero como Prometeo hemos de llevarla a cabo aunque nos devore el hígado y una y otra vez. No es un oficio fácil porque exige un compromiso irrenunciable. Hay que observar la realidad, impregnarse, sumergirse en ella, arrancarle un fragmento y devolverlo tratando de dejar una impronta en los que acuden al teatro a compartir con nosotros nuestra locura. Eso es lo que a mí me quita el sueño y también lo que me permite dormir.
Una tarea colosal sí porque la realidad es inabarcable, es variada, diversa, amarga, divertida, grandilocuente, cotidiana, clásica, innovadora, fría, cercana, poliédrica, infinita… por eso no hay una única forma de hacer las cosas, por eso es siempre sorprendente la cantidad incontable de propuestas diversas que puede haber incluso sobre un mismo tema. Por eso cada sueño, dependerá únicamente de quien lo sueñe y será legítimo siempre que haya honestidad cuando lo plasme.
Mi pequeño hijo pequeño duerme a pierna suelta. Creo que es porque conserva toda su inocencia.
Ustedes ¿qué tal duermen? Les deseo a todos que tengan felices sueños y que, de vez en cuando, compartan los nuestros que en ocasiones no serán muy felices pero igualmente se los ofreceremos con todo nuestro corazón y con el firme deseo de mantenerlos despiertos.
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* Mercedes Asenjo es actriz y profesora de la compañía Azar Teatro.