La ya mítica película «El filandón», de Chema Sarmiento, se proyecta remasterizada para recordar a Antonio Pereira

En la imagen, el actor leonés Magín Mayo, la concejala de Acción y Promoción Cultural del Ayuntamiento de León, Evelia Fernández, y el presidente de la Fundación Antonio Pereira, Joaquín Otero.

El Auditorio Ciudad de León acogerá el martes 18 de abril, a las 20 horas, la proyección de la película ‘El Filandón’ (1984), del realizador leonés afincado en París Chema Sarmiento, en una versión remasterizada y en alta calidad. La actividad forma parte de los actos del Centenario del nacimiento del escritor Antonio Pereira, y será gratuita previa recogida de invitación en taquilla.

La película está protagonizada, precisamente, por el propio Pereira, junto al actor Magín Mayo y los escritores leoneses Luis Mateo Díez, José María Merino, Pedro Trapiello y Julio Llamazares, y armada sobre un filandón de cuentos de los cinco autores.

Cartel original de la película ‘El filandón’.

La proyección de ‘El Filandón’, el martes 18 de abril en el Auditorio Ciudad de León, con entrada gratuita previa recogida de invitación en taquilla, se encuentra dentro de la celebración del centenario del nacimiento del escritor Antonio Pereira (Villafranca del Bierzo, 1923-León, 2009). “Es un proyecto precioso en el que colabora el Ayuntamiento de León y en el que también se recuerda al gran Antonio Pereira”, señaló la concejala de Acción y Promoción Cultural, Evelia Fernández, durante la presentación del evento.

Joaquín Otero, presidente de la Fundación Antonio Pereira, señaló por su parte que esta película “marcó un antes y un después”, recordó que prácticamente todos sus participantes eran actores amateurs y explicó que ahora podrá verse restaurada y en alta calidad 4K.

‘El Filandón’ se estrenó en 1984. Posteriormente, se proyectó una versión remasterizada en el último festival de cine de Valladolid (Seminci 2022), donde su director, el leonés Chema Sarmiento, fue galardonado con la Espiga de Honor del festival como reconocimiento a su larga e interesante trayectoria cinematográfica, desarrollada sobre todo en Francia.

:: Breve filandón para abrir boca

Previamente a la proyección de la película en el Auditorio leonés, tendrá lugar un breve filandón en el que participarán algunos de los protagonistas del filme, como su director, Chema Sarmiento, el actor leonés Magín Mayo (uno de los protagonistas), o Pedro Trapiello, que también participó en la película. El debate estará moderado por el presidente de la Fundación Antonio Pereira, Joaquín Otero.

Del mismo modo, se proyectarán dos breves intervenciones del escritor Julio Llamazares y del fallecido Antonio Pereira, en los que contarán sus experiencias con la película.

Recogida de invitaciones

La entrada será gratuita, previa recogida de invitación en la taquilla del Auditorio Ciudad de León. Se pueden recoger desde el jueves, 13 de abril, en horario de 10.00 a 14.00 horas y dos horas antes de la proyección. Máximo dos invitaciones por persona.

Escena de la película ‘El filandón’.

LA AVENTURA DE «EL FILANDÓN»

Por ANTONIO PEREIRA
[Reproducimos un artículo publicado en el libro Reseñas y confidencias, Diputación de León, Breviarios de la Calle del Pez, 1985.]

Medio siglo desde que tengo uso leonés de razón y medio siglo sin haber oído hablar de Fasgar. Cuando me metí en eso del cine pensando que habría que marchar a Hollywood, me dijeron que a donde tenía que ir era a Fasgar, y pasarme allí unos días con sus noches. Entonces lo busqué en aquel Baylli-Baillière que describía pueblo por pueblo con el número de habitantes, las ferias y mercados, la altura sobre el nivel del mar y hasta el jefe local de F.E.T. y de las JONS. Allí consta que Fasgar existe. Fasgar pertenece al partido de Murias de Paredes. Se le atribuyen 283 habitantes, tiene fábrica de electricidad y dos tabernas.

Conque marché a Fasgar —y a Barrio de la Puente— y allá me propongo volver porque el Valle Gordo regala una belleza natural increíble, y para colmo, la gente es propicia a abrir sus mesas y sus cocinas a los viajeros friolentos, que se acercan al fuego a la hora conviviente del «calecho» o del «filandón»…

Nosotros tuvimos, sobre todo, «El filandón de San Pelayo». Lo tuvimos en una ermita nocturna: Pedro Trapiello que es hombre de la radio y de la literatura, los narradores Luis Mateo Díez y José María Merino, más la ausencia/presencia «fantasmal» del poeta Julio Llamazares. Todos alrededor del santero o mayordomo que encarnaba el actor Magín Mayo. Dicen que hemos estado bien, muy naturales y relajados bajo la dirección de José María Sarmiento. ¡Qué mundo de locos —de iluminados, de héroes—, este del cine! Horas y horas de preparativos, de movimiento de reflectores y de cámaras. Los que visten de negro las ventanas para fingir la noche. La vigilancia policial de la «script» para que no se descoloque ni una silla ni una mecha de pelo porque hay que mantener el «raccord» y los planos tienen que enlazar sin fisuras. Los raíles para un «travelling» —pero por qué esta gente no hablará en español—; el maquillador, las últimas pruebas del ingeniero de sonido con sus micrófonos que pueden andar colgando del techo o al cabo de una especie de caña de pescar o escondidos bajo los asientos…

Pero aun sin entender del todo esta parafernalia, hay un momento en que sabemos, se huele, que se está acercando el compromiso de la verdad. Que habrá que empezar a gastar película.

—Atentos, por favor— dice Chema Sarmiento, ejerciendo su autoridad suprema.

Sarmiento recuerda a San Francisco de Asís (se parecen físicamente) en la mezcla de la energía y de la ternura. Manda cortar el tráfico, y poco a poco, allá fuera, la carretera deja de perturbar con sus ruidos. Se paran los carros. Se para el camión de la leche. Se para incluso el coche de la Guardia Civil, porque «perdonen ustedes, es que se está rodando una película», y todo el mundo se detiene ante la magia del cine y se calla con mucho respeto.

—¿Preparados? ¡Silencio, por favor!

—¡Motor!

Y el de la claqueta:

—¡El filandón de San Pelayo, A, cuatro, uno, primera!

En León casi todos pensamos que nuestra provincia está viviendo una hermosa época cultural, y acaso, a este momento de la literatura y de la música, de las artes plásticas y del folclore, vaya a unirse ahora nuestro ingreso con buen pie en la creación cinematográfica… Pero estábamos en Fasgar. El hombre de la claqueta se ha salido pitando del campo que atentamente vigila la cámara, bajo el ojo implacable de Nurith Aviv. La tensión es insoportable. Soy yo el que tengo que empezar la secuencia, o como se diga: «Acababa el verano, José y las primas se marcharon, Carlos se quedó en el pueblo…».

¿Y si no arranco? ¿Y si me equivoco?

El mundo está en suspenso, pendiente de este joven director de Albares:

—¡Acción!

Chema Sarmiento.

:: Sobre Chema Sarmiento

José María Martín Sarmiento, más conocido como Chema Sarmiento, director, guionista y productor audiovisual, nació en el pueblo Albares de la Ribera, en la comarca leonesa de El Bierzo, y reside en París, donde ha desarrollado su carrera cinematográfica desde mediados de los años 70. Se diplomó en Filosofía por el instituto Angelicum de Santander y obtuvo la licenciatura en Historia del Arte por la Universidad de Valladolid. Posteriormente, estudió Dirección y Montaje de cine en el Instituto de Altos Estudios de Cinematografía de París (IDHEC por sus siglas en francés).

Debutó en el cine en 1981 con Los montes, un mediometraje a medio camino entre la ficción y la realidad que retrata la vida cotidiana en Los Montes de la Ermita, un pueblo hoy abandonado perteneciente al municipio berciano de Igüeña, cuyos protagonistas son los propios vecinos. Los montes, coproducido por el IDHEC al ser su trabajo de fin de carrera, fue seleccionado por el Festival de Cannes y nominado a los premios César del cine francés como mejor documental, además de recibir numerosos premios en certámenes internacionales en España y Francia.

En 1984 dirigió su primer largometraje, El filandón, que se ha convertido en un clásico de la filmografía leonesa. Rodada en parte en su localidad natal, Albares de la Ribera, y en otros municipios leoneses de Torre del Bierzo, Burbia, León o Mansilla de las Mulas, la película trata sobre cinco personas que se reúnen en una ermita y aprovechan la caída de la noche para mantener viva la tradición de contar historias alrededor del fuego.

Junto a la hoguera se sientan los escritores Luis Mateo Díaz, Pedro Trapiello, Antonio Pereira, José María Merino y Julio Llamazares, que narran las historias y leyendas sobre el rey Bermudo de León, el joven Pelayo y el moro Almanzor. El filme contó además con la participación en la parte musical de los músicos bercianos Cristóbal Halfter y Amancio Prada. Este trabajo, proyectado en la Sección Informativa de la 29 Seminci, fue seleccionado también en los festivales de San Sebastián, Oporto y Belford, donde logró el premio del Jurado y el premio del Público.

Tras El filandón, Chema Sarmiento dirigió el documental Dedicado al viento (1989), premiado en el Festival Etnográfico de Huesca, y numerosos documentales para el canal franco alemán ARTE, algunos realizados en tierras leonesas: Ancares. Homenaje al viento (1989), Séville, parfum de nards et de narcisses (1992), Sierra de Ancares (1994), La Dame Blanche des Pyrénées (1998), Les Cathares (2001) y Apocalypse et fin du monde (2006), además de la serie Mahomet (2002), sobre el profeta Mahoma, que logró una de las 20 mejores audiencias de ese año.

En 2011 rodó en León Viene una chica, su segundo largometraje de ficción, estrenado en la sección Castilla y León en Largo de la 56 Seminci. Basado en uno de los relatos del libro “Los males menores”, del escritor Luis Mateo Díaz –quien también participa en el guion-, el film está protagonizado por Tino, un joven de 17 años con síndrome de Down que descubre el amor y las pequeñas desdichas que conlleva.

Además de montador, guionista, productor y director, Chema Sarmiento ha desarrollado paralelamente una larga carrera como profesor en la escuela nacional de cinematografía en Francia (FEMIS), donde ha impartido clases de realización y escritura de guion en la FEMIS. En los dos últimos años, ha trabajado en la digitalización y restauración de sus dos primeros filmes, Los montes y El filandón, con la ayuda de la Filmoteca de Castilla y León y de la Fundación Antonio Pereira.

 

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