
A las ocho de la tarde del viernes 11 de julio quedó inaugurada en el Centro Leonés de Arte (CLA) la exposición ‘Antonio Gamoneda y Javier Fernández de Molina, territorio de diálogo’, una muestra singular en la que se cruzan los trazos pictóricos de Gamoneda y la pintura poética y sensitiva de Fernández de Molina, comisariada por el poeta leonés Víctor M. Díez y producida junto a la galería Ármaga.
En paralelo a la exposición del artista extremeño Fernández de Molina y el poeta Gamoneda en la galería leonesa Ármaga, donde muestran el libro conjunto titulado «El hospital y el sinsonte, aprender a volar», además de otras obras del primero —pintura, grabado y cerámica—, y que se puede visitar hasta el 23 de julio de 2025, el Centro Leonés de Arte ha apostado por dar alas a ambos creadores y al territorio en el que dialogan.
En esta nueva exposición en el CLA, abierta hasta el 7 de septiembre de 2025, también se puede contemplar un ejemplar de este «libro de artista» de pequeña tirada prácticamente artesanal (unos 50 ejemplares), compuesto por trece grabados de Fernández de Molina —en distintas técnicas— y un poema manuscrito de Gamoneda —concebido a partir de una suerte de revelación experimentada en una cama hospitalaria, con un pájaro (sinsonte) al fondo, antes de entrar en íntima conversación con el pintor extremeño y con César Vallejo—.

En concreto se muestra el ejemplar numerado 14/50 de este libro editado por Biblioteca Errante, junto a algo más de sesenta obras entre las que se encuentran bocetos y pruebas que permiten observar cómo fue evolucionando la realización del libro a lo largo de los casi dos años de trabajo y diálogo entre el poeta y el pintor.
También se exhiben nueve grafías y dibujos del poeta astur-leonés, experimentales y originales, que permiten al espectador “una aproximación perfecta y lúcida a la gesticulación articulada y plástica del trazo inigualable de Gamoneda, trazo que se convierte en palabra o simple gesto y linealidad informal que logra trasmitir una gran intensidad plástica”, como aseguró durante la presentación el director de Arte y Exposiciones del ILC, Luis García Martínez.

La muestra ha sido concebida a modo de conversación plástica, poética y reflexiva entre el artista Fernández de Molina y el poeta Gamoneda, algo que va más allá de la mera convivencia de trazos y versos en una misma sala.
Así, se puede observar un conjunto amplio de estudios y piezas preparatorias de Fernández de Molina por medio de un tratamiento acuarelado y de guache sobre papel, material que incorpora en sí mismo un componente textural muy destacado, favoreciendo los matices plásticos y cromáticos de la composición. Entre ellos se incorporan seis pinturas sobre lienzo que permiten al visitante introducirse en un espacio más identificativo y específico de la práctica plástica de Javier, libre de puntos de referencia o elementos subyacentes de tensión creativa, como es el caso de la poesía de Gamoneda.

Este conjunto de obras permite “una visión panorámica, rica y densa, de ese espacio vital de convivencia y diálogo entre dos grandes creadores, mostrándonos un territorio fértil, de gran intensidad emocional que se plasma en una fusión de elementos gráficos poéticos y el mundo mágico y de ensoñación de la pintura”, apuntó también Luis García.
«Trabajar con Gamoneda ha sido un regalo para mí. Lo conozco desde hace tiempo, pero esta experiencia ha sido realmente gratificante, porque he podido trabajar con él de una forma muy cercana. Los dos hemos estado en contacto directo en estos años, hemos elaborado la obra progresivamente, y la hemos ido adaptando a las nuevas versiones e interpretaciones. Ha sido un placer para mí», señalaba Fernández de Molina hace unas semanas, durante la inauguración en Ármaga.
«El libro es de ver, es de abrir, es de escuchar. El libro es de leer con los ojos cerrados y la mente abierta. Este libro es una fiebre amistosa para sentir el jipío del planeta», anota por su parte el poeta leonés Víctor M. Díez sobre esta sorprendente obra conjunta, surgida del diálogo creativo entre un poeta y un artista extraordinarios.
Con esta exposición se quiere también «rendir un sincero homenaje al creador de las actuales estructuras culturales de la Diputación de León, Antonio Gamoneda, que vuelve a su casa de la mano de su amigo Javier Fernández de Molina revitalizando y actualizando su compromiso con una propuesta que une plástica y poesía, tal y como ya ha venido ocurriendo con otros destacados artistas plásticos como Eduardo Chillida, Antoni Tàpies, Albert Agulló o Juan Carlos Mestre«, apuntan desde la institución.

Fechas y horarios de visita
La exposición ‘Antonio Gamoneda y Javier Fernández de Molina, territorio de diálogo. El hospital y el sinsonte, aprender a volar’ podrá contemplarse en el Centro Leonés de Arte (CLA) de la avenida Independencia nº 18, León, hasta el 7 de septiembre,.
Horario de visitas: de martes a viernes de 17.00 a 20.00; sábados de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00; domingos y festivos de 11.00 a 14.00.
Además, se pueden solicitar visitas guiadas para grupos en el teléfono de contacto 987 262423.

:: Sobre Javier Fernández de Molina
Javier Fernández de Molina (Badajoz, 1956) se formó en la Academia Arte-Estudio de Sevilla y, más tarde, se licenció en la Escuela Superior de Bellas Artes «Santa Isabel de Hungría». En 1982 da comienzo su primera etapa como artista, con obras en las que se observa una conjugación de elementos expresionistas en el trazo y de elementos poscubistas en lo referente a la luz y al color. A partir de 1988 se centra en los rasgos más definitorios de su pintura actual, en el predominio de valores cromáticos y gestuales.
«Su pintura es reflexiva, tiene una enorme influencia poética, que ilumina la composición y que provoca el infinito convertido en luz. Su obra, siempre con una base figurativa, crea un mundo de sensaciones a través de un uso explosivo y onírico –lleno de veladuras– del color».
En Mérida fue cofundador, junto con los pintores Miguel Ángel Galano y Luis Ledo, con el fotógrafo Ceferino López y con Antonio Gómez, de ‘Paso a Paso’, revista gráfica. Ha realizado colaboraciones con multitud de artistas a lo largo de su carrera, ilustraciones para libros de poemas de José Miguel Ullán, Ángel Campos Pámpano o Luis Landero, portadas de discos… Fue amigo de Camarón de la Isla y fruto de esa amistad resultó la ilustración del disco Flamenco Vivo (único disco de concierto en directo de Camarón), así como las de Obras Completas y Camarón nuestro.
Es autor de numerosas series dedicadas a temas heterogéneos, mostrando con ello su versatilidad, su adaptación a diferentes motivos artísticos: «Paletas», «Polifemo», «Guadiana», «El Teatro Clásico de Mérida», «Soleá-Bulerías», «La ciudad blanca», «Entre líneas», «Don Quijote y compañía», «Por el mar de mi mano», «Integral», «Los arenales de la madrugada», «Tauromaquias», «La ruta de la seda»…
Su sólida y prolongada trayectoria artística está avalada por numerosas exposiciones individuales en Badajoz, Mérida, Sevilla, Cáceres, Pamplona, Madrid, Zafra, Hervás, Don Benito, Bilbao, Granada, Alentejo, México D.F., Villafranca de los Barros… En 2019 fue galardonado con el “Premio de Cultura Gitana 8 de Abril” por su trayectoria y por su sensibilidad y colaboración con el pueblo gitano.

:: Sobre Antonio Gamoneda
Con solo tres años, Antonio Gamoneda (Oviedo, 1931), ya huérfano de padre (de su mismo nombre, poeta en la órbita del modernismo que publicó un solo libro, Otra más alta vida, en 1919), se trasladó con su madre a León. Para sus ojos infantiles, el barrio leonés de El Crucero, donde se instalaron al principio, fue un observatorio “privilegiado” de la represión llevada a cabo por los nacionales durante la guerra civil y la inmediata postguerra.
Desde 1979 hasta su jubilación en 1991 fue director gerente de la Fundación Sierra-Pambley, creada en 1887 como una especie de apéndice de la Institución Libre de Enseñanza orientado a la educación de campesinos y obreros. De poesía o en torno a la poesía ha publicado una veintena de libros, entre los que destacan: Sublevación inmóvil (1960), Descripción de la mentira (1977), Blues castellano (1982), Libro del frío (1992), Libro de los venenos (1995), ¿Tú? (1998, en colaboración con el artista Antoni Tàpies), Arden las pérdidas (2003), Cecilia (2004) o Canción errónea (2012). Sus ensayos aparecen recogidos en El cuerpo de los símbolos, y su obra poética completa se editó por primera vez en 2004 con el título de Esta luz.
El poema más antiguo que conserva fechado es de 1947 y dice así: “Te beberé el cabello / y cerraré los ojos. / Tú seguirás manando / tu cabello / turbio de besos”. Buena parte de sus obras ha sido traducida a distintos idiomas (francés, portugués, sueco, árabe, hebreo, neerlandés). Ha participado, con lecturas, poemas y conferencias, en cursos y encuentros de instituciones y universidades de toda España y países de Europa, América, África y Asia. En 1985 fue Premio Castilla y León; en 1988, Premio Nacional de Literatura por su libro Edad; posteriormente, Premio de Literatura de la Comunidad de Madrid 2005; Prix Européen de Littérature 2006; Premio Reina Sofía de Literatura Iberoamericana 2006 y Premio Cervantes 2006, por el conjunto de su obra en estos cuatro últimos casos. Es doctor honoris causa por la Universidad de León y por otras cuatro universidades latinoamericanas.

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