Raúl Gómez: “Los ciudadanos libres debemos tomar las calles antes de que las privaticen”

Raúl Gómez, ex director del FETAL, Festival de Teatro Alternativo de Urones de Castroponce (Valladolid). © Fotografía: Tor.
Raúl Gómez, ex director del FETAL, Festival de Teatro Alternativo de Urones de Castroponce (Valladolid). © Fotografía: Tor.

• «Debemos rodear el congreso para impedir que lo ‘okupen’ los verdaderos ‘antisistema democráticos’ vestidos de traje y corbata«

• «Las instituciones han convertido la falta de una ‘política cultural’, a largo plazo, en su verdadera política cultural»

• «El arte debe ser revolucionario, incluso ‘antisistema’ cuando el sistema anula a las personas”

• «No puede ser que cada cuatro años se cambie el modelo educativo, cultural, sanitario o social»

• «Hoy se hace necesaria una nueva revolución, sin guillotinas y paredones…»

• «El futuro de FETAL se garantiza en cada presente»

Por ISAAC MACHO

Hoy, justamente, Raúl Gómez empieza a desescombrar una vieja casona en El Bierzo para convertirla en un Centro de Creación y Producción Teatral. Ayer todavía estaba recogiendo, caliente, el penúltimo cartel del Festival de Teatro Alternativo de Urones de Castroponce. Entre ambos acontecimientos ha pasado la película de casi media vida, 16 años al frente de FETAL. Del festival, de la fiesta teatral más pequeña jamás contada, nos habla en la siguiente conversación.

—Deja el Festival de Teatro Alternativo de Urones tras 16 años en la dirección. ¿Por qué?

—Creo que es el momento. Durante esos 16 años he sido sobre todo alcalde de Urones, con todo lo que supone ser un servidor público en un pueblo pequeño; y paralelamente director del Festival desde que echó a andar en 1997, todo ello por amor al arte, sin remuneración alguna, salvo la satisfacción personal. Claro, desde luego, es un tesoro. Pero durante esos 16 años he vivido en la esquizofrenia de tener además que ganarme la vida con mi compañía. En los momentos actuales, después de haber dedicado mucho tiempo al trabajo para los demás, creo que me debo dedicar tiempo a mí mismo, y a las personas que quiero. Creo que he cumplido con la comunidad.

—¿Llevaba rumiando esa decisión hace mucho tiempo?

—Lo suficiente para tratar de que haya un relevo en la dirección del Festival. Un buen proyecto cultural no debe depender exclusivamente de una persona. Debe poder tener futuro en sí mismo.

—¿Existe la palabra “no” en su diccionario?

—Sí, claro… Pero el no es solo la otra cara de la moneda. Entre la cara del “sí” y la cruz del “no” procuro elegir la cara del «sí».  De todas las maneras, casi todo en la vida consiste en tener la suerte de ver el “sí” en el “no”, y mostrárselo a los demás. Sí…

—¿Será exagerado decir que es una de las personas que más ha luchado a contracorriente en la historia de la cultura española?

¡Exageradísimo!  Solo he tratado de ser honesto en lo que creo, el derecho de cualquier ciudadano al acceso a la cultura, incluidos los del medio rural.

—Confírmeme, ¿Dios aprieta pero no ahoga?

—No sé si ese señor existe… Esa expresión me recuerda a la esclavitud: los que aprietan la cuerda al límite son los poderosos, los que abusan del poder que les dejamos que nos gestionen. ¡Tenemos que quitarnos la cuerda!

—Presentarse a alcalde en una candidatura de independientes, ¿fue una estrategia?

—Para nada, pura coherencia. Todos los ciudadanos somos políticos en tanto que habitamos la “polis”, la ciudad. Nos han secuestrado el término “político”, hasta hacerlo aborrecer. Todos los ciudadanos tenemos el derecho y el deber de trabajar y aportar lo mejor a la comunidad y a la sociedad. Me cabrea oír a las personas: “a mí no me interesa la política”. Debemos rescatar la democracia de su secuestro bipartidista y capitalista, porque está empezando a padecer el síndrome de Estocolmo.

No creo en los partidos políticos entendiéndolos como cotos privados de caza de votos.

Las candidaturas independientes, con listas abiertas, en elección directa, son muy democráticas. Los ciudadanos libres debemos tomar las calles antes de que las privaticen, y debemos rodear el congreso precisamente para impedir que lo okupen los verdaderos “antisistema democráticos” vestidos de traje y corbata.

—Política y cultura de la mano. ¿Tuvo que cantar las 40 a algún político?

—La gestión de lo público no puede ser una partida de cartas. Quieren que nos acostumbremos a la política como un gran casino…Y ya se sabe, la banca siempre gana.

En la política –la Res-Pública, la gestión de lo público– debemos respetar las reglas de juego, pero para eso las reglas tienen que ser justas e iguales para todos.

Más que cantar las 40, debemos denunciar los renuncios.

—¿Alguna vez le quisieron torear?

—Supongo que sí.

—¿No está seguro?

Si lo estuviera no hubiera dudado.

—Entremos en la plaza. Descríbanos aunque solo sea algún paseíllo…

—Está escrito en las hemerotecas.

—El tiempo lo borra todo… ¿cuál fue su primer encontronazo con un responsable institucional?

—En la primera legislatura invité varias veces al presidente de la Diputación a que visitara el municipio y viera la realidad del pueblo. Desde la transición democrática ningún presidente de la institución provincial lo había visitado y yo consideraba que, casi 30 años después, había transcurrido suficiente tiempo como para hacer ver el olvido en el que se encontraban los municipios de la zona norte de Valladolid.

—Y ¿qué pasó?

—Pues que tras varios desplantes por parte del presidente de la Diputación a las invitaciones del municipio, en la inauguración de las obras de restauración del retablo mayor de la iglesia, enviaron a un diputado para que le sustituyese. Delante de todo el pueblo, además de la mayoría de alcaldes de la zona, reunidos en la iglesia, relaté la serie de desplantes y falta de respeto por parte del presidente a los habitantes de Urones. Le dije que transmitiera nuestro malestar a “su” presidente, ya que no parecía ser el “nuestro”, al tiempo que de forma irónica le indiqué que quizá en la siguiente legislatura deberíamos presentarnos a las elecciones por la Unión del Pueblo Leonés y pedir la anexión a León.

—En general, ¿cómo le han tratado las instituciones?

—Según soplaba el aire… Unas veces bien y otras mal… Lo que sí puedo constatar es cómo han convertido la falta de una “política cultural” a largo plazo, en su política cultural. Ricard Salvat en el 2003, en el II Congreso de Artes Escénicas de Castilla y León dijo que «los políticos culturales padecían de amnesia… creen que la historia de la cultura comienza con ellos”. Así no se puede trabajar. Lo que sirve para cultura sirve para educación, sanidad o servicios sociales. En este país y en esta región debieran existir grandes pactos en esas materias. No puede ser que cada cuatro años se cambie el modelo educativo, cultural, sanitario o social.

Raúl Gómez a la puerta del Corral de Anuncia, en Urones. © Fotografía: Tor.
Raúl Gómez a la puerta del Corral de Anuncia, en Urones. © Fotografía: Tor.

—Con el festival, ha situado a Urones en el mapa ¿Lo han entendido así los vecinos?

—La mayoría de los vecinos estoy convencido que sí. E, incluso, presumen de ello. Aunque reconozco que haya vecinos que no sientan esa necesidad cultural.

—A los cinco años de echar a andar FETAL, levanta el teatro Corral de Anuncia. ¿Qué significado tiene ese espacio para la cultura?

—Simplemente la materialización del derecho universal y constitucional de los ciudadanos al acceso a  la cultura.

—“El día que nos dejemos de sorprender estaremos muertos…” ¿Se reconoce?

—Un poco sí. Acostumbrarse a vivir es comenzar a morir. No concibo la vida como una costumbre, una rutina… Cada día es el primero del resto de nuestra vida, así de simple, y la sorpresa es la ilusión del niño al acostarse por ver qué hay de nuevo al día siguiente. Y en el arte y el teatro debe ser igual, no debemos acostumbrarnos.

—En el décimo aniversario de FETAL escribió: “crecer o morir”.  ¿Qué traía entre manos?

—Creo que hay proyectos que aunque nazcan pequeños deben crecer hasta hacerse autónomos. Y alargar la vida de proyectos que ya no funcionan solo porque un día fueron buenos, no tiene sentido.  Aunque nos cueste, debemos tratar de ser objetivos y valorar en qué momento está el proyecto. Habrá proyectos que toquen techo, y su simple mantenimiento será ya un éxito, sobre todo, en los tiempos que corren. Pero habrá iniciativas que quizá ya no tengan sentido, y no pasa nada, nada es eterno.

—Sin embargo, ese momento puede que fuera también uno de los instantes más emotivos con la creación del espectáculo TierrAdentro que revolucionó el pueblo…

—Sin lugar a dudas… entre crecer o morir, se creció artísticamente, y eso nos trajo el premio a la Programación más Innovadora de la Feria Internacional de Teatro y Danza de Huesca en el año 2007, lo que nos granjeó mayor apoyo institucional. Ese reconocimiento nos permitió también crecer en programación al año siguiente.

—¿Ha pasado noches en vela haciendo números, pensando cómo y de dónde sacar el dinero, pendiente de la  participación del público o calculando cómo iba a satisfacer las peticiones de los artistas, y por si fuera poco, simultáneamente montando la actuación del día siguiente?

—Tal cual… aunque los dos últimos años, desde que dejé la alcaldía, hemos tendido a una profesionalización de la gestión del Festival. Aun así, es un Festival que se ha gestionado sin remuneración de ningún tipo, cuidando hasta el último detalle los céntimos que gastábamos porque el presupuesto siempre ha sido muy escaso. Y yo, aparte de director del festival, o alcalde en su día, era personal de carga y descarga, tramoyista, iluminador, taquillero…

—Ahora que empieza a verlo con cierta distancia, ¿cuál fue su peor momento al frente de FETAL?

La suspensión de ‘El Triciclo’ en el Festival, coproducida por Fabularia Teatro y el Festival Internacional de las Artes de Castilla y León (FÁCyL).

 —¿Por qué?

Porque era mi propia compañía.

—Y, ¿qué lección aprendió?

—Aprendí a distinguir los verdaderos amigos de los trepas que te utilizan. La amistad es un vínculo sagrado. Quien rompe ese vínculo solo se merece una maldición. Les maldigo.

—¿Se ve como dramaturgo de su propia compañía, escribiendo obras que luego representará?

—Ese es mi oficio, y una de las razones por las que dejo la dirección del Festival.

—En el proyecto teatral de Urones, ¿qué lugar ocupa su familia?

—Uno de los más importantes. Durante muchos años tanto mi madre como mis tres hermanos han sido mis apoyos, además de personal de carga y descarga, directores técnicos, tramoyistas, hospederos, cocineros… y por supuesto, público. ¡Gracias Carmela, Alfonso, Victoria y Vicente!

Alkimia 130.
Alkimia 130.

—¿Qué representa Alkimia 130 en la vida de FETAL?

—Amigos verdaderos. Les bendigo. Podría decir que han sido casi el 50% del Festival. Todas sus producciones pasaron por el Festival, y fue TierrAdentro el mejor homenaje que nos pudimos hacer unos a otros. ¡Gracias Mercedes, Alex, Trini, Patxi!

—Cuarta Pared

—Un hito en el camino. Aún recuerdo la llegada a Urones de Javier Yagüe y todo su elenco: Esperanza Elipe, Eugenio Gómez, Asu Rivero, Luis Bermejo… Llegaron una tarde para hacer el montaje del día siguiente y se quedaron en Urones dos días más, alojados en mi casa y en casa de mi tía. ¡Una experiencia! La actuación del espectáculo “Las manos”, era el segundo bolo que hacían fuera de su sala en Madrid después de haber triunfado ampliamente. El paso de Cuarta Pared por Urones nos situó en el mapa del teatro alternativo a nivel nacional.

—La Zaranda

—La mejor compañía de teatro de España. Ha sido un honor y un placer poder tenerlos en el Festival. Y me consta que nos llevan en el alma como nosotros a ellos. Creo que hay un lazo entre Andalucía la Baja y Tierra de Campos, el dramatismo barroco del carácter castellano y andaluz…

—Y ya que hemos llegado a Jerez, tomemos un fino con Eugenio Calonge

—Hablar de Eusebio es también hablar de La Zaranda. Siendo como son Premio Nacional de Teatro, con más de 35 años de profesión, siguen siendo un referente. Cada nuevo montaje es mejor y más comprometido que el anterior. Su último espectáculo “El régimen del pienso” es un espejo brutal sobre la deriva de la sociedad capitalista. Me atreví a terminar mi carrera de dirección de escena con una versión de su “Perdonen la tristeza”. Le invité a ver el estreno y le gustó. Para mí fue emocionante. Y fue Eusebio el que me animó a girar con el espectáculo. Imprescindible su libro “Orientaciones en el desierto” para entender por y para qué hacemos teatro.

'Futuros Difuntos'. La Zaranda.
‘Futuros Difuntos’. La Zaranda.

—Prácticamente todos los años ha programado compañías del País Vasco. ¿Tiene cierta querencia con los artistas del norte?

—Tengo querencia por los trabajos bien hechos. Euskadi es una comunidad vecina de Castilla y León, y se han dado las circunstancias artísticas y profesionales para que trabajos de gran calidad pasaran por el Festival. Hablo de Teatro Paraíso, Hortzmuga, Trapu Zaharra, Gaitzerdi o Gorka Ganso.

—Hace poco ha estado en Miami y en la ciudad de St. Augustine porque, al parecer, tiene entre manos una propuesta teatral sobre Juan Ponce de León, descubridor de Florida, y natural de Santervás de Campos, muy cerca de Urones. ¿En qué consiste?

—Se trata de tomar la figura de Juan Ponce de León, y hacerle justicia. Aquí es un gran desconocido, pero allende los mares, sienten devoción por él. Es un personaje apasionante, testigo de excepción de uno de los cambios más importante en la historia de la humanidad, el paso de la Edad Media al Renacimiento, y el descubrimiento del Nuevo Mundo. Utilizando la figura de Juan Ponce de León, Fabularia Teatro pretende crear un espectáculo teatral a través del cual podamos conocer la vida del protagonista, con reflexiones en torno a lo que nos puede decir su figura 500 años después, desde la perspectiva de la Tierra que le vio nacer, y la óptica de entender las nuevas relaciones entre países que comparten la misma lengua y respetan su soberanía, su historia y su cultura. No pretendemos sentar cátedra. No es una obra histórica. Es una obra con datos históricos, basados en hechos reales. Pero no es la historia oficial. Podría ser una historia apócrifa de su vida, donde importa tanto entender las emociones y las motivaciones humanas que mueven sus actos, como el relato histórico de los hechos.

No pretendemos que el espectador crea a pie juntillas lo que se plantea en el escenario. Incluso queremos sembrar en él la duda de una historia contada siempre desde los intereses del poder, y utilizada para la propaganda política de cada época. La historia siempre la contaron los que vencieron, y tenemos el deber de dar la voz a los vencidos.

—Y ese megaproyecto personal y profesional. Empiece desde el principio…

—No se trata de ningún megaproyecto. Estoy empeñado en realizar un proyecto en la comarca de El Bierzo, León. Mi relación con esa zona es antigua. Mi primera producción de 1999, “Mi Principito”, se realizó en residencia en el Teatro Villafranquino (Villafranca del Bierzo), desde el mes de marzo al 3 de octubre de 1999, fecha en que se estrenó. Para esta primera producción conté como protagonista con la actriz berciana Lourdes Martínez, de Columbrianos. En el año 2005  estrené en el Teatro Bergidum de Ponferrada “La Pícara Justina”, contando para ello como protagonista con la actriz Trinidad Osorio, de Oencia, también de origen berciano, con la que sigo trabajando en la actualidad. Tomando como modelo el Centro de Creación y Producción Teatral de ‘Els Joglars’, tratamos de construir y establecer el nuestro según las oportunidades y recursos propios de la comarca de El Bierzo, y en especial, del entorno geográfico de Las Médulas, Patrimonio de la Humanidad, y del Lago de Carucedo. Queremos rehabilitar una antigua casa y convertirla en un centro de gestión turístico-cultural.

—¿Un hombre de Tierra de Campos cómo se imagina en una comarca verde, montañosa, poblada… conviviendo con otro tipo de paisanaje?

—A gusto, en contacto con la naturaleza. Tenemos que volver a leer a Henry David Thoreau, autor deWalden, la vida en los bosques”, o “La desobediencia civil”, o “Cartas a un buscador de sí mismo”… Cada vez que llego al Bierzo tengo una sensación muy agradable, como de llegar a casa. Y cuando vuelvo a Tierra de Campos, después de una temporada fuera, me pasa lo mismo. Para poder volver a casa antes hay que macharse de ella. Quizá sea como un exilio interior voluntario…

—Hay una pregunta con la que siempre terminaba la presentación del programa del Festival: “¿Cómo producir arte revolucionario en la era de la contrarrevolución?”

—La frase no es mía, está tomada prestada de “Raíces” de la compañía Alkimia 130.

Hoy más que nunca se hace necesaria una nueva revolución, sin guillotinas y paredones… Hoy vivimos instalados en la contrarrevolución, donde el mundo está dominado por el miedo y estamos criminalizando la protesta ciudadana… Al tiempo que artistas somos ciudadanos, y nuestro arte debe ser revolucionario, incluso “antisistema” cuando el sistema anula a las personas. Estamos en 2013 aunque algunos se empeñen en ocultarse tras una pantalla de plasma como en “1984”.

Raúl Gómez apoyado en las paredes de arquitectura popular de Urones. © Fotografía: Tor.
Raúl Gómez apoyado en las paredes de arquitectura popular de Urones. © Fotografía: Tor.

—¿Quién tomará el testigo en la dirección de FETAL?

Un amigo, Alex Rodríguez.

—Y, ¿qué le pide al nuevo gestor del Festival de Urones?

Que sea honesto con el momento en que vivimos.

—¿Algún consejo?

Que busque el equilibro entre lo que uno desearía como la programación ideal y lo que el público está preparado para asumir.

—Tras 16 años de rodaje, ¿puede decirse que FETAL tiene garantizado su futuro?

El futuro se garantiza en cada presente y los galos de Astérix siempre tuvieron miedo a que el cielo se les cayera encima…

—¿Cuántas utopías le faltan por celebrar?

—Todas las que nos lleven a demostrar que otro mundo es posible.

* Ver también:

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