“Cine para caminar” (Ed. Camparredonda, 2021), el último libro escrito por el periodista leonés Eduardo Aguirre Romero, apoyado con obras plásticas del pintor zamorano Rafael Carralero Carabias, anima al lector o lectora a descubrir, recordar y/o volver a ver 30 grandes películas de la historia del cine, clásicas y contemporáneas, de esas que marcan a lo largo de la vida. Preparen el vídeo.
En “Cine para caminar” un periodista y un pintor plantean un diálogo entre dos lenguajes —la palabra y la pintura— para hablar de 30 grandes películas de todos los tiempos previamente pactadas, cada uno a su manera, confluyendo en un volumen de esos que apetece tener a mano, para abrirlo de vez en cuando y elegir uno de sus títulos. Porque, como explica en la introducción Eduardo Aguirre, «no son críticas ilustradas, ni un ranking de los mejores filmes, sino evocaciones» de las películas que han marcaron su vida desde su juventud. Evocaciones, por tanto, muchas veces espolvoreadas de anécdotas sobre las películas y sus pormenores, sus directores y sus intérpretes.
Los textos de Eduardo Aguirre (Madrid, 1958) enlazan con el universo temático y de inquietudes que viene desplegando a través del columnismo y de sus ensayos, mientras que Rafael Carralero Carabias (Zamora, 1977), profesor de la Universitat Politècnica de Valencia, indaga con sus pinturas y pinceles en la atmósfera de cada película y de cada texto, desde la plena libertad interpretativa. Así, a través del cine, título a título hasta treinta, ambos ofrecen una reflexión conjunta sobre las emociones más universales: el amor la guerra, el perdón, la ambición, el humor…

Estructurado alrededor de unas palabras que Atticus Finch, el protagonista de «Matar un ruiseñor», les dirige a sus hijos —: «Nunca se comprende realmente a un hombre hasta que te has calzado sus zapatos y caminado con ellos»—, la primera película evocada es «Sombrero de copa» (1935) y la última «El retorno del rey» (2003). Claro que los títulos del índice no siguen una relación cronológica. «Dersu Uzala», «Los santos inocentes», «Gran Torino», «El arpa birmana», «Adiós, muchachos», «Crash»… son algunos de los filmes seleccionados.

Cada texto arranca con una entradilla contextualizadora, seguida de una obra pictórica en la que Carralero Carabias plasma su lectura e interpretación plástica de la película, y finaliza con la ficha completa del filme y, en algún caso, con una nueva obra plástica de Carralero.
El libro se publica en la primorosa colección Los Cuadernos de Plata, dentro del sello leonés CamparredOnda que dirige Gregorio Fernández Castañón.
Y como afirma Gregorio, el editor, «los dos trabajos se complementan tan armónicamente que, la verdad, solo falta que el lector escoja su música favorita de fondo para llegar a alcanzar el máximo disfrute en la soledad de su rincón preferido».

En palabras de Aguirre: «Desde la imagen plástica y desde la palabra, con películas clásicas o recientes, pero compartiendo sentimientos e ideas, hemos querido hacer una obra sobre nuestro tiempo, y sobre todo aquello que ayuda a caminar». Añade el autor de los textos que «Rafael Carralero ha compuesto treinta bandas sonoras gráficas, evitando emular las carteleras o el póster. En su trabajo reconozco cada filme, le reconozco a él mismo, uno de los creadores plásticos que sigo con mayor admiración desde hace años, y me reconozco a mí. Pese a vivir en ciudades muy alejadas —él en Valencia; yo, en León—, nuestras respectivas visiones se han impregnado mutuamente».

El periodista leonés Joaquín Revuelta, un apasionado del cine al que este libro ha encantado, recuerda también que «uno de los juegos a los que Eduardo Aguirre invita al lector del libro es a establecer una serie de conexiones misteriosas entre películas que pertenecen a distintas épocas. «Yo voy estableciendo como una especie de bucles, encontrando conexiones misteriosas entre las películas. No son conexiones documentales», sostiene Aguirre, para quien su juego no tiene nada que ver con la erudición sino con una percepción mucho más espiritual».
Lo cuenta así el también periodista Javier Tascón en las redes sociales: «Sigo leyendo el libro de Eduardo guiado por mi instinto, saltando de una película a otra como Ned (Burt Lancaster) se zambullía de una a otra piscina en «El nadador». He vuelto a ver algunas películas (“Medianoche en París”), he descubierto con gran placer otras que no había visto y ni siquiera conocía (“Nagasaki: Recuerdos de mi hijo”) y he rellenado algunas lagunas imperdonables de mi filmografía (“París, Texas”)».

Para Tascón, además, «literatura y cine hablan de los mismos temas con lenguajes distintos. Las 30 películas seleccionadas por Aguirre son universales, porque sitúan en el centro al ser humano y sus eternas cuestiones: la búsqueda de la felicidad, el amor y el desamor, la culpa y el perdón, el valor y la cobardía, la generosidad y la codicia, la alegría y el dolor. Esas cualidades que hacen a nuestra especie tan sorprendente como insondable. ¿Y al final de todo qué nos queda, a qué nos podemos aferrar? ¿Qué nos puede ayudar a caminar? Todos lo sabéis: Un poco de ternura por aquí, un amor por allá, una mirada, una canción que nos remueve las entrañas, libros, películas, arte, la naturaleza, poesía, amistad, algunas unas gotitas de nostalgia, el humor y, para algunos afortunados, unos puñados de fe».

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