
Por CAMINO SAYAGO
Bajo el título de “RuralDecolonizado. Caminando por pluralismos epistemológicos”, los investigadores gallegos Fran Quiroga y Andrea Olmedo plantean en este proyecto, coproducido por CGAG y MUSAC, un acercamiento de la teoría decolonial al medio rural. La investigación, desarrollada en dos fases, les ha conducido a la zona de La Sobarriba en León y la zona transfronteriza entre Vinhais en Trás-Os- Montes (Portugal) y el sur de Galicia. Su metodología adopta la forma de “Conversaciones caminadas”, con el fin de compartir con los habitantes de estos territorios sus saberes y su forma de vida.
Andar preguntando y conversar caminado, esa es la esencia del proyecto. Sus autores han querido indagar y ser partícipes del proceso de colonización de esos saberes en estos dos territorios. Y también cerciorarse de su invisibilización por medio del transitar conversando con sus propios vecinos.
Tras-os Montes, es un claro ejemplo de zona eminentemente rural, con gran tradición agroganadera y constantes procesos migratorios que han provocado el envejecimiento de la población. Un hecho que agrava la transmisión de sus conocimientos. En este territorio han estado acompañados por el antropólogo Gonçalo Mota, cuyo trabajo se centra en la intersección entre antropología y no ficción. La Sobarriba, en cambio, es una zona cercana al núcleo urbano, en la que residen sus habitantes pero trabajan en la ciudad. Es un lugar en proceso de cambio, que esta poco a poco abandonando su actividad agroganadera. Aquí se han sumado los técnicos en imagen y sonido Laura R. del Amo e Iván «Genzo».
“RuralDecolonizado” es el tercer proyecto seleccionado a través de la Convocatoria Laboratorio 987, coproducido por el CGAG (Centro Galego de Arte Contemporáneo) y el MUSAC.
La documentación de la investigación se mostrará en un archivo online de dominio público compuesto por material vídeo-gráfico, sonoro y textual. A su vez, se llevarán a cabo unas “Jornadas Caminadas” que tendrán lugar en Santiago de Compostela y León, el 13 y 14 de enero, en el CGAC (Centro Galego de Arte Contemporánea) y el MUSAC respectivamente. A través de estas jornadas se mostrarán los relatos videográficos y sonoros realizados durante el proceso de investigación.
– Rural Decolonizado. Caminando por pluralismos… es el título del proyecto que defendéis ¿Os parecía sexi un título tan extenso?
– ¿Pero qué es ser sexy? Quizá estemos más cómodxs con lo monstruoso, lo raro, lo abyecto. Creemos que ahí puede haber más potencia. Pero si que nos preocupa que parte del lenguaje que usamos no sea del todo accesible. A través de ese título queríamos evidenciar la necesidad de reivindicar la diversidad epistémica y también cómo podemos caminar hacía ella. Nuestra metodología es la del caminar conversando, que bebe del andar preguntando del movimiento zapatista, con la intención de acercar el rural a esos otros sures.
– Vuestra investigación tiene como punto de partida una serie de estancias y convivencias con personas de varios territorios de Galicia, Tras Os Montes y León. ¿Por qué en estos lugares?
– Por un lado nos interesaba un territorio fronterizo entre Galicia y Portugal, en el que se rompen los mapas políticos y en los que se diluyen esas barreras ficticias. Transitamos la zona de Travanca, Moimenta y Castromil, donde se funden Galicia, Portugal y Zamora. Este territorio se dedica principalmente a actividades agroganaderas y en él ha habido fuertes procesos migratorios, sobre todo de gente joven, lo que ha provocado un envejecimiento que pone en riesgo la propia transmisión intergeneracional de conocimientos.
También hemos transitado por la zona de la Sobarriba: Villafeliz, Villacil y territorios cercanos como Villanueva del Condado. Nos parecía un lugar interesante para la investigación en tanto está situado muy cerca del núcleo urbano de León. Muchos vecinos y vecinas trabajan en la ciudad y viven en esos pueblos y muchas personas conservan la casa familiar como lugar de esparcimiento. Este territorio está mudando de actividad económica, cada vez menos relacionada con la actividad agroganadera. Y nos parecía interesante ver qué mecanismos de resiliencia se están dando en torno a estos procesos de cambio.
– En Ruraldeco se aúnan las prácticas del caminar y del conversar en la Forma de Conversaciones caminadas. ¿En qué consisten?
– Planteamos una metodología performativa que se basa en algo tan sencillo como el caminar y el conversar. Nos interesa ese caminar como práctica etnográfica y esa forma de corporalizar el conocimiento de un lugar, a través de una acción cotidiana de la cual emergen reflexiones. Ese conversar caminando se plantea como herramienta de aprendizaje y cuestionamiento crítico que posibilita el encuentro.
Con vecinos y vecinas de esos territorios y a través de sus recorridos habituales tratamos de ir dialogando mientras transitamos por temas relacionados con la vida en la aldea, la emigración, la relación con la naturaleza, con los animales, esas micropolíticas de resistencia que se dan, de deseos, anfhelos y también frustraciones.
A través de esa deriva, se puede ver de forma poética esa mutabilidad, ese movimiento, ese cambio que se vive en los territorios rurales, cada vez más afectados por las presiones de la agroindustria, y las políticas públicas que limitan y se apropian de la capacidad de autonomía de las comunidades que residen en estos territorios.
– Las conversaciones ya han tenido lugar. ¿Cómo conectáis con las personas en cada población?
– Si, hemos tenido dos estancias en julio y agosto en Trás-Os-Montes y en la aldea de Castromil. Allí realizamos cinco conversaciones, individuales o entre dos personas, y una colectiva. En esta ocasión íbamos de la mano de Gonçalo Mota y Miren Gurutze que han actuado como conectorxs locales. Teníamos claro que no queríamos ser ovnis en el territorio que aparecen, investigan y se van.
Nos parece fundamental respetar los tiempos, generar una cierta confianza, y para ello es importante ir de la mano de alguien que conozca el lugar y a alguna de las personas que lo habitan. Y por supuesto mantener una escucha activa, leer los gestos, ver si estás molestando o distrayendo demasiado a esas personas de su cotidianidad, si tienen interés o si quizá no les interesa lo que les planteas.
En el territorio leonés hemos hecho una primera conversación caminada en Villanueva del Condado, acompañados por Laura R. del Amo e Iván «Genzo» y a mediados de octubre continuamos con varias conversaciones en Villafeliz de la Sobarriba. Intentamos que aquellas personas con las que caminamos se sientan cómodas y por eso es importante cuidar ese acercarse a hablar. A la vez creemos que a través de la metodología del conversar caminando se genera un tiempo relajado para poder conocerse e interactuar.
– ¿Qué herramientas críticas estáis aplicando para evaluar las distintas prácticas que realizáis?
– Lo que más nos interesa de la teoría decolonial es como te da una hostia mental, como cuestiona muchas de las cosas que teníamos como evidencias, como de «sentido común». Nuestro constructo mental no es más que un remezcla del pensamiento proveniente de unos pocos académicos hombres-hetero-cis-… de cuatro países europeos, por lo que es necesario cuestionar críticamente nuestras certezas y discursos.
Creemos importante corporalizar la investigación, decolonizándonos también como investigadorxs, asumiendo contradicciones; cuestionando desde la teoría decolonial aquello que hacíamos. ¿De qué manera se graba?, ¿cómo se editan luego los vídeos?, ¿no adoptamos una posición de superioridad al seleccionar que queremos mostrar?, ¿cómo nos dejamos afectar? o ¿cómo eliminamos la distancia entre quien investiga y hacia quien se dirige la investigación?, ¿quién es quién aquí?
Creemos que el hecho de abrir la investigación a estas comunidades, el hecho de entenderla como un lugar de encuentro, una invitación al diálogo, supone un cuestionamiento colectivo constante en sí, convirtiéndose en un ejercicio colectivo de discusión en el que no hay respuestas ni resultados stricto senso, sino caminos y senderos por trazar.
– Los lugares que habéis seleccionado han sido muy trabajados desde la cultura contemporánea. Es el caso de Tras Os Montes, tema central de la película y el libro homónimos de Reis y Llamazares. ¿Creéis que puede existir un alto riesgo en caer en lugares ya muy transitados?
– ¿Muy trabajados? En general desde la cultura contemporánea se ha dado la espalda al medio rural, quizá no era sexy…había que ser cosmopolitas!. Y si, el trabajo de Cordeiro y Reis o el de Llamazares son claros referentes para nuestro trabajo. Y el de Gonçalo Mota, por lo que le pedimos colaborar en el proyecto. Tampoco buscábamos lugares por descubrir, huimos siempre de esa tendencia de búsqueda del indigenismo cultural. Nos interesaban rurales vividos.
Lo que sí nos interesa es empaparnos de lo que ya se ha hecho y delimitar bien la investigación que planteamos. Esta no consiste en destacar las particularidades de esos territorios, sino que busca pensar, conjuntamente con los y las vecinas que allí residen, como en estos territorios hay esas otras cosmovisiones, muy condicionadas al lugar, que hacen pensar en la necesidad de reivindicar ese pluralismo epistemológico del que hablamos en el subtítulo del proyecto.
– En León el proyecto se sitúa en la comarca de la Sobarriba, allí ya está teniendo lugar el Laboratorio de Antropología Audiovisual LAAB, una iniciativa encaminada también desde el propio MUSAC. ¿Qué os ha llamado la atención de esta zona y qué puede aportar vuestra investigación?
– La selección de los territorios en los que intervenir estuvo acompañada por el equipo de mediación del Laboratorio 987 del MUSAC. Nosotras no conocíamos la Sobarriba, somos gallegas y nuestra vinculación con León no iba más allá del Bierzo y de los Ancares. La verdad que para nosotros fue una sorpresa que un territorio tan cercano a León a la vez también estuviera tan lejos. Lo hemos estado transitando, acercándonos a él. Situándonos. Y ya ya hemos bailado en la fiesta patronal de Villafeliz.
Y tampoco es que nos gustase más o menos que otros territorios, eso al final es lo de menos. No queremos caer en una imagen contemplativa de un paisaje que nos ilumina con su belleza. Queremos ver como Maximiliano Cascallana lee la naturaleza, como nos decía María Ángeles Juesas en Villanueva del Condado. Ver como la junta vecinal es una posibilidad de autonomía colectiva. O saber que en un pueblo son cuatro lxs que lo hacen todo, según otras vecinas. O de cómo por mucho que los mayores se quejen, la juventud sigue sintiendo el pueblo como su lugar, en la que tuvieron aprendizajes de los que quizá a veces huyen. O pensar juntxs en la idea del progreso, o en como muchxs vecinxs aún ven su trabajo como una esclavitud y solo piensan que el futuro de sus nietos pasa irremediablemente por la ciudad… Este tipo de cosas son las que puede aportar Sobarriba a nuestra investigación, que no es poco…
– El trabajo tendrá continuidad en el mes de enero con unas jornadas de devolución entre MUSAC y CGAC. ¿Cómo se plantea un ejercicio de devolución y que situaciones pretendéis abordar?
– Planteamos por una parte unas jornadas de devolución en los lugares en los que realizamos la investigación. Se trata de un compromiso ético de compartir el conocimiento que hemos adquirido en esos territorios, así como continuar conversando la investigación con los habitantes de estos territorios. Se trata de una cuestión de coherencia y análisis crítico de la investigación.
Por otra parte habrá unas Jornadas Caminadas en el MUSAC y CGAC a mediados de enero con las que buscamos abrir la investigación y la documentación generada en las mismas a otros entornos y trabajar la trama de interdependencia entre lo rural y lo urbano, en la que no existen polos opuestos, sino tránsitos. En este caso la perfomatividad de las jornadas es clave, porque es necesario habilitar ese lugar de encuentro de saberes a la vez que atravesamos nuevos formatos que nos permitan reivindicar desde el hacer esos pluralismo epistémicos.
– Definís Ruraldeco como una investigación experimental. ¿De qué forma se podría facilitar el acercamiento a aquellas personas interesadas en saber más? trabajo?
– Por una parte a través de la participación en las jornadas de enero y a través de una serie de vídeos, textos, audios y sonidos, a modo de mosaico a los que se podrá acceder mediante el espacio web de los propios museos y la web www.ruraldecolonizado.org que sirve como archivo y fondo de documentación del proyecto. Todos los contenidos se editarán con licencias creative commons con lo que se aspira a abrir el conocimiento generado y que se pueda usar y remezclar. La intención es que esta investigación pueda servir de acontecimiento, en el sentido de verse como esa chispa que genere debate; no como una respuesta única sino como una invitación al diálogo, por lo que es necesario abrirla lo máximo posible.
– ¿Qué debemos entender por decolonialidad? y ¿qué contribuciones de sus diferentes teorías pueden aportar una mayor comprensión de los diferentes contextos que habitamos?
– En aquellos territorios que han superado procesos coloniales y se han independizado, sigue persistiendo la colonialidad tanto en el poder, como en el ser y en el saber; y que se manifiesta, entre otras cuestiones, en aquello que Ramón Grosfoguel denomina como racismo epistémico. Es decir, solo un determinado tipo de conocimiento es considerado como válido, y es aquel que se produce en USA/Europa y en general por hombres blancos. Así desde el descolonialismo se reivindica ese giro decolonial con el que transitar hacía una transmodernidad en donde la diversidad de conocimientos, de formas de estar, de cosmovisiones estén en pie de igualdad.
Ya Spivak se preguntaba si las personas subalternas pueden hablar, y lo hacen, pero el problema radica en si realmente los escuchamos. Muchos conocimientos han sido invisibilizados, marginados por no provenir de los centros, tanto económicos como académicos.
Desde este punto es desde donde partimos con Ruraldecolonizado, tratar de ver cómo determinadas formas de estar en el medio rural, de vivirlo, de leer la naturaleza, de saberes, de prácticas de resistencia han sido marginados en favor de una supuesta modernidad. Por supuesto debemos salvaguardar las distancias. Somos Europa y formamos parte de este entramado, pero sí que creemos que se pueden ver ciertos paralelismos en ambos procesos
Con Ruraldecolonizado queremos facilitar esa enunciación de esos os múltiples, variados, contrahegemónicos que permitan o repiensen cómo es posible deconstruir la pretensión universalizadora de la globalización europeo-norteamericana. Quizá este proceso venga cuando seamos capaces de vindicar la potencia de la diversidad de conocimientos y de formas del estar siendo.
– ¿Qué futuro os gustaría que tuvieran los lugares y las personas con las que habéis conversado?
– El que decidan los habitantes de esos territorios de forma autónoma.
– Los dos procedéis del campo universitario. ¿Existen dificultades o conflictos al tratar que un proyecto suceda fuera del ámbito académico?
– Por supuesto, el conflicto está ahí siempre y debe estarlo, al final tensiona y permite que nos cuestionemos lo que hacemos, cómo lo hacemos y sobre todo, para que lo hacemos. La dificultad radica en que al final al situarse en una tierra de nadie (una investigación que ni es un proyecto artístico ni de investigación académica en estricto senso) tienes que de alguna manera ir inventando, y eso se hace a través del hacer, de esa praxis. Está claro que la universidad tiene un método que supuestamente dota de validez universal aquello que se investiga. Pero es necesario que repensemos esta visión racional de la ciencia, que parece que no tiene sujeto enunciador y en la que quien investiga llega a ser capaz de no tener una subjetividad que va a condicionar lo que investigue y los resultados que de ahí salen.
Los conocimientos situados están ahí, por mucho que se quieran ocultar y disfrazar de un halo de objetividad. Aún así, es verdad que desde la universidad es posible disponer de un tiempo que facilita el desarrollo de una investigación, eso es innegable. Quizá en este caso, con Ruraldecolonizado, nos sentimos más cómodas con la idea de la investigación militante, esa que parte de un «no saber» en el que se postula no tanto un resultado, sino más bien un diálogo, y que puede jugar con la metodología, da más espacio a la imaginación, a la búsqueda de otras formas de hacer, que por supuesto no están exentas de conflicto.
Y para aterrizar un poco más esta cuestión, en algunos casos con alguna de las personas con las que caminamos al realizar esa conversación se dan fricciones sobre diferentes puntos de vista. Ahí la cuestión es ¿hasta qué punto debemos dar nuestra visión de las cosas?, ¿no condicionamos así la conversación?. Pero por otro lado no queremos hacer un cuestionario sino una conversación… ¿Cuál es la respuesta correcta? Cualquier tipo de decisión implica consecuencias.
-Por último, ¿Qué horizonte tiene el rural en el día a día de la universidad?
– En la universidad hay grupos de investigación muy potentes, desde ámbitos dispares como la economía, el arte, la ingeniería o la historia agraria que son grandes referentes para investigaciones como la nuestra. Pero el sistema en el que está inmerso la universidad de publicación de papers en revistas de impacto no permite que muchos de esos conocimientos puedan tener un impacto social más directo. Cada vez es más necesario que se establezcan alianzas entre la universidad, movimientos sociales y otros ámbitos y ser capaces de ir co-construyendo esas otras epistemes.
También sería bueno que desde la universidad se facilitasen aperturas hacia otros espacios de conocimiento que existen, que van allá de las academias, y con los que es preciso dialogar, en esa idea de ecología de saberes. Esto también es aplicable a los centros de arte contemporáneo, es necesario que salgan de sus espacios de confort y sean capaces de convertirse en aliados con aquellos colectivos/movimientos que están tratando, como dice Yayo Herrero, en la búsqueda de alternativas a esta guerra contra la vida.
:: Sobre Fran Quiroga y Andrea Olmedo Río
Fran Quiroga es licenciado en Ciencias Políticas por la USC. Coordina entre otros proyectos el CulturaLab del Master de Servicios Culturales de la USC. Como investigador ha publicado en revistas como Teknokultura, Tempos Novos, Encrucijadas, La Descomunal o Derritaxes. Ha participado en diversas conferencias en espacios como el Ars Santa Monica, el Medialab Prado o el MARCO de Vigo.
Andrea Olmedo Río es creativa digital. Master en Artes Digitales de la UPF (2013) y Máster en Documental de Creación. UPF. Doctoranda en medios locativos en el Departamento de Artes Visuales de la Universidad de Évora. Co-coordinadora de Constelaciones.
Ambos son co-coordinadores de Montenoso.
Compartimos interese polo tema. Moi ben plantexado pola vosa parte. Parabéns!
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