El cristal y las sombras. De museos y otras ilusiones
LUIS GRAU LOBO
Ed. Domus Pucelae & menoslobos, 2020
240 páginas. Precio: 22 euros
Por ELOÍSA OTERO
El placer del texto es ese momento en que mi cuerpo comienza a seguir sus propias ideas —pues mi cuerpo no tiene las mismas ideas que yo.
Roland Barthes
Hay libros que se leen con auténtico placer. El cristal y las sombras. De museos y otras ilusiones recoge una serie de conferencias que Luis Grau Lobo —arqueólogo, historiador del arte y director del Museo de León desde 1990— ha ido dictando durante los últimos años y que tratan acerca de los museos y la museología, de sus problemas y de las dificultades que afrontan, de lo que fueron y lo que son y, en fin, de cuál es su función y por qué son necesarios. Durante los largos meses de aislamiento y encierro por la pandemia de Covid-19, el autor ha dado forma a esas conferencias para agrupar en este libro «algunos fogonazos de pensamiento sobre los museos que he podido llevar al papel en estos años» y que, como los propios museos, «son biografía».
El libro es una maravilla, en continente y contenido. Se lee tan bien, está todo tan bien contado y ofrece tantas cosas en las que pensar que dan ganas de demorar en lo posible la lectura para no llegar demasiado pronto al final. Pero además, posar los ojos y las manos sobre las páginas de este volumen tan bien hecho, como puro objeto, es también un auténtico deleite. Y eso es algo que hay que agradecerle al editor Miguel Riera (Mr. Griffin / menoslobos) y a cuantos han participado en la edición, entre ellos el grupo Domus Pucelae que preside Santiago García Vegas, o las personas que le han prestado al autor fotografías de distintos museos del mundo (cercanos y lejanos), empezando por el fotógrafo leonés José Ramón Vega, autor de la poderosa imagen de la cubierta (una vista desde el ‘Beaubourg’ de París).
Reproduzco los tres primeros párrafos del capítulo inicial, titulado «Ingreso», para que el lector o lectora pueda apreciar el estilo sugerente y lleno de referencias de Luis Grau Lobo:
Ingreso
Sunt lacrimae rerum
Virgilio, Eneida, libro I, 462
«Durante su huida de Troya, Eneas y sus hombres recalan en Cartago, reino de Dido. Detienen su paso en un templo dedicado a Juno donde contemplan un mural que relata la guerra y ruina de su ciudad, la suerte de sus amigos, su propio pasado. Conmovido, el héroe exclama sunt lacrimae rerum et mentem mortalia tangunt («hay lágrimas en las cosas y lo mortal toca el alma»). Borges fue deslumbrado por este verso «mágico», y Seamus Heaney lo tradujo así: There are tears at the heart of things («existen lágrimas en el corazón de las cosas»). En la cultura japonesa existe un concepto —mono no aware— que puede traducirse como «la tristeza o la emoción de las cosas».
Hace más de treinta años que me dedico a los museos y, sin embargo, me sigue gustando mi trabajo. Pero lo más extraño es que desde siempre amo los museos sin saber bien por qué. Llevo casi toda mi preguntándomelo. Este libro es fruto de alguno de esos interrogantes que he llegado a formular por escrito con mayor o menor acierto. Aún no conozco esa razón. Espero no conocerla nunca, pues habría revelado un misterio que me mantiene alerta, que me empuja a visitar esos lugares tan diferentes a otros. Aunque quizás sepa ya la respuesta, una respuesta que, como suele suceder, se reduce a muy pocas palabras, palabras que encuentran los poetas: «existen lágrimas en el corazón de las cosas».
Los objetos son lo que queda. Muchos de ellos nos sobrevivirán y dirán algo de quienes los escogimos, los usamos, los desdeñamos o, incluso, los fabricamos. Son nosotros sin nosotros. En sí mismos, los objetos no importan más que para atestiguar que estuvimos aquí, con su elocuencia escondida. Los museos reúnen esas botellas de náufrago e intentan recomponer su mensaje borrado por el salitre de aquellas lágrimas, las de alegría, las de congoja. No lo logran, pero cuanto mejor es un museo, más corazón adivinamos en las cosas, más traspasamos el cristal y nos adentramos en las sombras. Buscando. (…)»
A partir de ahí, Luis Grau Lobo inicia un viaje por la historia de los museos, en paralelo a la historia de la humanidad, que resulta fascinante. «Como supremo monumento de la melancolía y la contradicción, atrapado entre su mandato y su vocación, el tiempo estelar de los museos se ensancha en los períodos de zozobra, en las épocas hipocondríacas», escribe Grau, para quien el museo, además de necesario, es «una de las conquistas del pensamiento moderno» y «brota como un instrumento revolucionario».

«Hemos confeccionado museos desde que somos conscientes, aunque lo hiciésemos de manera inconsciente. Pocas veces nos preguntamos qué cosa es y qué no un museo, dando por sentado que sabremos reconocerlo pese a antojarse cada día más irreconocibles. Reducto, sanatorio, teatro, artimaña… Una forma de literatura que se habita y recorre tal que ninguna otra, son el castillo de Kafka y la montaña de Mann; el retablo de maese Pedro y un regalo de los griegos. Museos, el cuento de nunca acabar», apunta el autor.
Grau Lobo analiza y cuestiona las distintas definiciones del museo (no solo como «espacio que encierra un tiempo», también como «suprema obra de arte del Estado» –»para lo público y lo púdico»– o, más recientemente, como «espacio en construcción, que se transforma y dinamiza para pensar y pensarse constantemente»…). Introduce también al lector en la nueva museología que surge a partir de los años 70 del siglo XX (dimensión pedagógica, proyección del museo en su entorno, renovación de lenguajes expositivos, intensificación de la relación con el público…). Es curiosa su concepción del museo como «medio de comunicación diferenciado». Afirma el autor: «El museo, aún hoy, sigue siendo uno de los escasísimos media no mediatizados».
El libro plantea preguntas, analiza fenómenos como el del turismo cultural en relación con los museos, aporta conocimiento con mucho sentido crítico, y expone una historia de los museos que «puede leerse como la crónica de una serie de conquistas» sociales e intelectuales.

León, de provincia de museo a provincia de museos
La segunda parte del libro se centra en los museos arqueológicos para analizar, con rigor, la museología y antropología en Castilla y León, y también se detiene de manera especial en los museos de esta provincia (entre finales del XX y principios del XXI, de manera paradógica, «León pasó de ser una provincia de museo, en el peor sentido de la expresión, a ser una provincia de museos»), sin obviar el tema de la ausencia de planteamientos económicos que permitan trazar viabilidad y previsiones, la escasez de medios humanos, la precarización, las plantillas cada vez más raquíticas de los museos… hasta llegar a los recortes presupuestarios y las preocupantes perspectivas de muchos de estos centros en los actuales momentos de crisis sobre crisis…
El libro termina con un capítulo dedicado al Museo de León, «que ha cumplido (solo) 150 años». ¿Y qué puede ofrecer un museo decimonónico en nuestros días? La respuesta la encontrarán en este hermoso volumen que defiende, sobre todo, que los museos públicos deben estar «al servicio de la ciudadanía».
El último capítulo, en forma de epílogo, entra de lleno en lo que está sucediendo con los museos a partir de la pandemia por Covid-19, hasta llegar al «museo vacío» (de gente), la digitalización… y lo que el autor denomina, metafóricamente, «la piscina sin agua». De ese epílogo anotamos una frase más: «La misión de los museos consiste en proyectarnos al futuro desde un presente insatisfecho merced a un pasado idealizado».

:: Sobre Luis Grau Lobo
Luis Grau Lobo (Valladolid, 1966). Arqueólogo, historiador del arte y facultativo de museos, dirige el Museo de León desde 1990. Ha comisariado u organizado exposiciones (del arte contemporáneo a la prehistoria) y participado en distintos proyectos museísticos.
Ha formado parte de las ejecutivas de la Asociación Profesional de Museólogos de España (APME) y del Comité español del ICOM (Consejo Internacional de Museos), que presidió de 2014 a 2020. Fue vocal de la Junta Superior de Museos del Ministerio de Cultura y del Patronato del Museo Arqueológico Nacional y lo es de la Fundación Sierra–Pambley de León.
Docente o ponente de másteres y congresos sobre museos, ha coordinado las revistas Museo, museos.es e icom–ce digital y cuenta con numerosas publicaciones sobre museos, museología y otros asuntos.
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